Podría decirse que dolía, no, definitivamente aquello era doloroso, pero era un sufrimiento que quizá de haber prestado más atención se podría haber evitado, aunque... aún no es tan tarde.
Alfred estaba junto al británico, mirando como este ocultaba el rostro entre sus manos, un evidente estrés tenía apresada la mente de Arthur, no habían pasado más que un par de semanas más en las que el griego había logrado tanto con su preciado Kiku. Había intentado tantas cosas, en las que se añadía el haber apresado al asiático en constantes salidas con èl, pero ello no había hecho otra cosa mas que atrasar lo inevitable como lo era el lazo entre Heracles y Kiku, mismo que se hacía más estrecho con el pasar de los días.
Así fue como, impotente, Arthur corrió hacia Alfred quien no hizo nada más que mirarlo, el rubio americano caía de a poco en pedazos también.
-¿Como puede ser esto posible?- preguntó el inglés alzando la mirada, tenía el entrecejo arrugado.
Alfred lo miro sin decir nada.
"Lo mismo me he preguntado tantas veces"