Indiferente

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Una mañana como otra cualquiera. Kate Iba sobre su longboard, mientras su pelo pelirrojo, largo y liso se movia a causa del viento. Estaba en una de sus zonas favoritas. Uno de esos lugares que defines como ‘tu hogar’. Un camino bastante liso, al lado del mar, la gente iba y venía, pero ella estaba totalmente ausente. La música resonaba a todo volumen en sus oídos. Pero no es tipo de música que todos escuchan, ella no era asi, era totalmente distinta al resto.

Mientras que la gente iva detrás de tios con quienes ligar, a los que restregar los culos, que normalmente llevaban a la vista, junto con grandes escotes, de sus camisetas que podrian usarse de taparabos, Kate llevaba pantalones cortos, al ras de los mofletes, y camisetas que nunca dejaban a la vista mas de lo necesario. Ella simplemente, no se preocupaba por esos temas. Los tios no entraban en sus planes.

Tomo impulso, a causa de la adrenalina que le causaba la música que oía, se agacho, y agarro la tabla con las manos, se mantuvo ahí, hasta que perdió velocidad, entonces se levanto, doblo un poco las rodillas, y se inclinó, haciendo que su long se girara.

Era delgada, pero tenia buen cuerpo. El pelo le llegaba a media espalda, sus ojos eran de color marron cobrizo, y sus mejillas estaban llegan de pequeñas pecas, que le daban un aspecto de niña buena.

Estaba tensa, la misma idea no dejaba de rondarle la cabeza una y otra vez. Acababan de mudarse, y mañana empezaba con las clases. Estaba tensa, se impulsó, giro, y derrapo. No sabía qué hacer, como reaccionar a lo que le esperaba mañana. Siempre le costaba empezar, dar el primer paso, pero eso aquello era un reto para ella.

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