—¿Así que, solo morí?- Yoon Gi no entendía por completo que era lo que hacía en ese lugar. El solo quería verificar que Tae Hyung, su novio se encontrara sano y salvo.
El hombre detrás del escritorio contesta con un breve "Si" sin dejar de teclear sobre el incidente de hace dos horas.
—Pero no comprendo, todo estaba tan bien y de repente ese gran tráiler venia en nuestra dirección ¿Qué ocurrió? ¿Dónde está TaeHyung, a-acaso el también murió?
—Solo fuiste tú, ¿podrías guardar silencio? Todas tus dudas serán respondidas al terminar el papeleo.
El rubio asiente y se encoje en su lugar tratando de pensar en sus últimos minutos de vida, definitivamente no habían sido los mejores.
Minutos atrás.
—¿Por qué no?— Tae aparta la vista de su celular y observa al mayor. Siempre era la misma con el chico, se iba temprano y regresaba tarde incluso sus viajes de negocios duraban más del mes. El menor no quería desconfiar de su novio, pero aquellas respuestas lo hacían pensar en dejar al rubio y tirar por la ventana tres años de noviazgo. –Dame una respuesta concreta sobre el porqué no puedo ir Yoon Gi.
—Es trabajo Tae Hyung, ¿Tu piensas que mi trabajo es puro juego o qué?
—Bien — se cruza de brazos y mira por la ventana. –Entonces cuando vuelvas de viaje podemos planear unas vacaciones.
El rubio suspira cansado, no quería ir de viaje estaba más que harto de viajar a causa del trabajo ¿Vacaciones con Tae? No quería sonar grosero pero ir de vacaciones con su novio era como ir con un niño imperativo a una dulcería. Definitivamente él no descansaría.
—Tae Hyung...— despega la vista del frente —No quiero planes de vacaciones. No tengo tiempo.
Yoon Gi se esforzaba el doble para poder darle una buena forma de vivir a Tae Hyung, cosa que el menor no entendía.
—¿¡Entonces que quieres!?— su voz suena irritada y molesta - Parece que lo único que hago en tu vida es estorbar.
—Deja de actuar como la víctima Tae Hyung, no sabes lo estresante que es oír tu pendejas quejas. Trato de ganar dinero para mantener tu maldito trasero.
—Que genial es escuchar eso, así que en realidad si soy un estorbo para ti. Dejame ahí— señala una parada de autobús.
—No seas idiota— reniega el contrario.
—¡Deja de insultarme y bájame ahí, lo nuestro se acabo!— se quita el cinturón de seguridad y tira del volante.
—¡Para es peligroso!
Ambos chicos comienzan a pelear para tomar el control del auto, segundos después lo único que hace que los dos volteen al frente es el sonido del claxon de un tráiler con doble caja.
Sería imposible librarse de esa.