AYUDA

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El médico cerró el maletín,

la herida me la hice jugando una tarde bajo la lluvia,

la caída me provocó un hueso salido del brazo.

Sin embargo,  mi valentía superó mis expectativas

y ninguna lágrima brotó de mis ojos.

Miré al cielo e imploré a Dios que me ayudara.

Unas nubes se abrieron y el sol brilló intensamente, 

esa fue la respuesta a mi dolor .

Alguien llamó al veterinario ya que no había médico 

en el pueblo. El hombre me hizo morder un palo y 

cuando miré hacia mis abuelos sentí un golpe seco y 

un dolor agudo.

No sé que hizo pero el hueso volvió a su lugar.

Valiente muchacho, ¡¡Ya está!!

-Que tome una aspirina y que descanse- dijo, pero el

dolor era insoportable.

Igual vino el Doctor pero llegó tarde.

Unos días después andaba trotando en burro y 

solo quedaba la herida en la rodilla raspada 

no había infección.

Bajé del animal, miré al cielo y en la inmensidad 

del lugar le dí gracias a Dios por su ayuda.

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