Única parte.

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Es increíble como podemos engañar fácilmente a las personas. Con solo sonreirles y hacerles par de comentarios-entre comillas- "graciosos" solo para aparentar algo que enrealidad no sucede. Despertar cada mañana y preguntar lo mismo una y otra vez, "¿Algún día sera diferente? ¿Llegará mi momento de felicidad?" para luego lidiar con las personas que "inconsientemente" te hacen daño. Lo más gracioso es que aunque por dentro estes roto en mil pedazos, con solo forzar una sonrisa los demás hacen caso omiso a tus problemas. Creo que se debería considerar una habilidad...Lo peor de todo es al encontrarte en completa soledad, a veces puede ser una maravilla pero otras...puede ser una completa pesadilla. Sin embargo disfrutas de su compañía, irónico ¿No? Toda mi vida he estado con ciertas personas "cercanas" a mi-"familia""amigos"-  sin embargo nunca me sentí en completa compañía. Pero para entender una historia...¿No se debería contar desde el principio?

En mi niñez -como casi todos los niños- sufrí bullying, algo raro...¿No? Claro. Cada vez que llegaba a la escuela por mi cuerpo corrían los nervios, era horrible pero aun más horrible era despedirme de mis padres -que para esa edad...son nuestra protección- porque sabía lo que ocurriría al paso de esas horas. Era cosa de rutina diaria. Entrar al salón de clases, sentarte lo mas alejado de los demás niños para evitar -aunque sea unos minutos- sus constantes abusos, la maestra comenzaba su clase y con ella comenzaba mi sufrimiento. Odiaba cuando la maestra daba la espalda mientras escribía en el pizarrón, también cuando la procuraba la directora de la escuela e incluso cuando necesitaba ir al baño, pues ahí era el momento justo para ellos dañarme. Sus insultos, sus sucias y asquerosas palabras "eres horrible", "no sirves para nada", "por eso nadie te va a querer", "no se junten con esta porquería". Estoy consiente de que estando niños no nos damos cuenta de cuan hirientes pueden ser nuestras palabras -aunque no justifica que lleguen a herir en lo más profundo-, incluso sus golpes...cada tirón de cabello y sus pequeñas manos golpeando mi cuerpo, cada que lo recuerdo puedo lograr sentir el dolor. Era jodidamente horrible. No podía aguantar más ese maltrato y decidí hablar con los adultos que me rodeaban pero ellos hacian de vista larga e ignoraban mis suplicas, no importando mis lágrimas y el sufrimiento que pasaba cada día en ese lugar. No habia más remedio que aguantar, y así fue...hasta mi pre-adolescencia.

Al llegar a esta etapa todo cambió. Nueva escuela, nuevos compañeros, nuevos maestros, nuevas amistades. Creí poder dar una oportunidad al cambio y al olvido. Pensé en borrar el pasado y disfrutar del presente y futuro que comenzaba a escribir. Sin embargo no todo era feliz y de color rosa. Nada de lo que planeaba sucedió. El abuso volvió, y con el se fue la poca fé y confianza que quedaba en mi. Daba igual, ¿No? Ya debí de acostumbrarme a sufrir. Luego cambié, me volví una persona fría, sin confianza y que se despreciaba y odiaba a su persona. ¿Porque me tocó ser así y sufrir? No negaré que había hecho amistades que hasta el día de hoy puedo decir que solo una...una con la que mantengo contacto. Cada día me forzaba a fingir una sonrisa y trataba de divertir a los demás para que no notaran mi dolor, creo que puedo llegar a tener un futuro en actuación porque -sin alardear- esconder mi sufrimiento se me daba muy bien. Pero todo cambiaba al llegar a la soledad de mi habitación, la soledad era mi única compañía junto a todo el odio que sentía por mi.

En mi adolescencia todo cambió, no hubo más maltrato físico ni verbal - aunque claro...solo pequeñas bromas "típicas" de compañeros-, fui la persona "más feliz" en ese tiempo, aun así la soledad y el vacío vivian en mi. Mi vida se convirtió en una constante actuación, la confianza la perdí por completo y la timidez reinó en mi...incluso hablar con alguien se me hacia un gran reto, hasta tarde un año para entablar -casi- una "amistad" con varios de mi grupo. No puedo negar y claro esta...valieron la pena las pocas amistades que hice en ese tiempo. Puedo decir que en su momento fui feliz. Sin importar cuantas personas me rodeaban, la soledad era mi mejor compañía hasta el día de hoy.

Actualmente mi vida universitaria no es tan mala...pero si es malo que te toque estar en un grupo sin tu amiga o amigo.

Pero...¿Les digo algo? Lo más que duele es no recibir el cariño de tu familia...o al menos no ver cuanto lo demuestran, nunca he escuchado de su parte un "estamos orgullosos de ti" y es lo que más duele, porque como hijos queremos demostrarles a nuestros padres que somos los mejores y que -aunque no lo demostremos- nos esforzamos por ellos para ser mejor persona y se sientan orgullosos de nosotros, mientras con todo el amor que tienen para dar le griten al mundo "ese es nuestro hijo/a". Nunca lo he sentido, y si lo he escuchado no ha sido de ellos e incluso...ni le he creido a la persona que lo dijo, porque asi lo siento...no tengo la confianza para lograr creer que puedo alcanzar algo. Tengo constante miedo de hacer las cosas por si luego resultan mal. Vivo en constantes dudas...quien único las escucha es mi querida soledad, y es por eso que justo en este momento estoy escribiendo esto, en mi oscura y solitaria habitación mientras me pregunto "¿Qué hay de bueno en mi?" "¿Sirvo para algo?" "Creo merecer esto". Es tanto el sufrimiento que he acumulado que ya hasta inmune al dolor soy. Solo me fijo en todo lo negativo y aunque estoy consiente de que eso esta mal...lo sigo haciendo, porque no tengo el valor para cambiar. Es tan jodida mi vida, pero gracias a mi increible -y natural actuación...claro- nadie tiene ni idea de que estas cosas me han sucedido, hasta ahora. Es encargandome de siempre fingir una sonrisa y la preocupación por los demás, todo tratando de complacerlos y hacerlos felices siendo una persona que no soy, pero aun así...no puedo cambiar.

Ahora he entendido que mi destino es ser una persona que es jodidamente el blanco para el mal...

Y no lo puedo cambiar.

Lo ocultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora