Capítulo 7

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MARIFER

Vamos que tampoco es que lo extraño tanto, si hace una semana y media era "el puto engreído" para mí, una noche no puede cambiar tanto en mí, solo son unas putas mariposas que debo vomitar cuanto antes.

¿Que si pienso en él?

Es que es inevitable, si está ardiente el condenado.

<<Marifer ya vístete te vas a resfriar. >> Me regaño internamente, joder, ya esto es mucho, tener que ponerme su chaqueta azul que por cierto simplemente me la lleve para solo sentir su aroma es una cosa, pero estar desnuda y hacerlo, ok, eso si esta de locos.

<<Ahora es que sé que la he jodido en mil. >>

De solo pensarlo me da calor, calor, calor, mucho calor.

Observo mi closet en un intento de desviar mi mente inquieta de efecto post Alex. Como toda Taylor no encuentro que rayos ponerme, en la noche se supone que saldremos con las chicas por lo que todo el día debo llevar algo cómodo, el problema está en; ¿Qué me pongo? Como niña chiquita me tumbo en la cama y hago un pequeño puchero.

Cierro mis ojos mientras intento poner mi mente en un vestuario. Cuando intentó quitarme la chaqueta de Alex le escucho hablarme.

<<Hasta donde llega mi imaginación. >> Estoy más desatada que nunca.

—Me preguntaba dónde estaba mi chaqueta favorita.

<<Espérense ¿Estoy soñando o qué? Estoy segura que mi mente no da para tanto. >>

Siento que la cama se mueve, y esto me dice que no es mi puñetera imaginación, es real, el engreído está aquí. De alguna manera está en mi habitación.

Esta encima de mí, puedo sentir esa energía de su cuerpo, no me ha tocado pero lo siento, en un momento pasa sus labios por mi rostro muy lento, y yo... me quedo inmóvil, me niego a abrir los ojos.

—Sabes lo sensual que te vez así —dice con voz ronca.

Mi cerebro sigue sin reaccionar, él me nubla totalmente, estoy segura que si no estuviera desnuda mis bragas estarían totalmente empapadas.

—¡Sí! —digo solo eso, es lo único que mi cerebro y boca puede coordinar.

<< ¿Cómo ha entrado a mi habitación? ¿Y qué rayos hace aquí? >>

Estoy muy excitada, y muy segura que si ahora me follara no me resistiría para nada, si me pidiera matrimonio lo aceptaría, Alex tiene ese poder de convertirme en nada, en prácticamente su títere.

—Si me extrañabas tanto, porque rayos no me respondiste ni un puñetero mensaje. —Sigo sin decir nada, juega con su nariz por todo mi rostro, mi boca reclama sus labios, esos dulces y gruesos labios—. Ya abre los ojos.

—¡No! —es oficial, mi cerebro no coordina.

Toma mi rostro y posee mi boca, siento su lengua reclamar todo lo que soy, nos besamos y solo nos besamos, no me ha tocado mi cuerpo desnudo, solo mi boca, entonces me doy cuenta que extraño sus manos en mí, de hecho necesito que me toque, sé que su lucha es interna, quiere follarme lo noto por su dura polla aprisionada en sus vaqueros.

Nuestro beso continúa por un largo rato, lo extrañaba tanto y no lo sabía hasta que toque sus labios. Cuando rompe nuestro beso me toma con ambas manos el rostro y me da pequeños besitos regados, le sonrió como niña.

Busco sus labios y él me los niega.

—¡Hey, parece que quieres más ! — dice con toda su arrogania.

El juego de mi vida, Serie LOCO AMOR 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora