Una noche, dos ladrones penetraron en la tienda de campaña de un hombre mientras éste dormía. Allí hallaron una tinaja y la abrieron para ver qué había dentro.
—Es mantequilla fresca —dijo el primero, tras probarla.
—No, esta mantequilla está rancia —replicó el otro.
La volvieron a probar. Como cada uno quería tener razón, el tono fue subiendo y comenzaron a gritar. Esto despertó al dueño de la tienda de campaña, quien cogió un palo y les zurró, logrando así que se pusieran de acuerdo. Tuvieron que huir de allí sin poder llevarse la mantequilla.