Cada día esta historia se repite.
Cada día más hombres pegan a las mujeres.Cada día ellas los perdonan.
Con cada principio romántico puede haber un final desgarrador.
Todo suele empezar con que te enamoras, te casas y disfrutas la vida de casada, hasta el día que tu marido no quiere ser dueño de una sola chica. Tu estas ciega de amor pero no eres tonta y te das cuenta.
La primera vez que él, llega tarde a casa es la peor de todas, pero te vas acostumbrando poco a poco ya que cada vez lo hace más seguido.
Un día empiezan las peleas, él se cansa y te golpea; mas, un “lo siento” suelta y piensas que no volverá a pasar y le perdonas. Pero eso hace que él piense que tiene poder sobre ti y en cada rincón de tu casa cae un bofetón.
Al final piensas que esto no se va a acabar, que él maquillaje no te tapara cada uno de los moratones, que del amor al odio solo hay un paso.
No le perteneces, te mereces mucho más; no tiene autoridad sobre ti, pero tu se la das y él se crece. No puedes detenerle, ya no puedes defenderte no haces más que rezar por tu suerte.
Hay historias que es mejor no saber él final... Pero hay otras en las que el ya no es tu dueño.
Tienes dos soluciones:
Callar te lo y que si te preguntan sonríes e inventas una buena excusa.
O...
Lo sueltas todo y pides ayuda.
Elije la segunda solución; te lo recomiendo.