– Estoy listo, estoy listo, estoy listo. –
El joven de rizados azabaches cabellos, se repetía aquella oración una y otra vez. Se ajustaba su pequeña corbata, mientras abrazaba el maletín que llevaba consigo. ¿Estaba nervioso? ¡Y tanto! Era un simple profesor en prácticas, que había sido escogido para sustituir a una profesora desaparecida en un prestigioso colegio; Crystal College. Nunca antes había dado clases en una escuela como tal, como mucho, le mandaban alumnos que habían suspendido alguna que otra materia, para enseñarles como profesor particular. Estaba aún sacándose el título de profesor, pero gracias a unos contactos, le habían llamado para ocupar el lugar de esta maestra que no podía ejercer por ausencia inesperada.
– Es… Aquí… – Miraba con atención un pequeño papel arrancado de su agenda, en el que estaba apuntada la dirección del centro. A simple vista era un edificio muy bonito, los patios exteriores tenían unos jardines bastante cuidados y atendidos, a lo lejos pudo divisar como una figura de cabellos multicolores, estaba podando uno de los árboles cercanos a la pista deportiva. Como no tenía mucha idea de dónde ir, ni de dónde quedaba cada cosa, pensó que sería buena idea el acercarse a esa persona, que parecía trabajar allí, para preguntarle sobre el colegio.
Justo se estaba acercando cuando. . .
– ¡¡Cuidado!! – Escuchó a alguien gritándole desde las pistas. No le dio tiempo a mirar a quién pertenecía aquella voz, pues lo siguiente que sintió fue una bola de béisbol atacar contra su cara.
Una vez en el suelo, movió un poco su cabeza, para asegurarse de que no había perdido el conocimiento por semejante golpe. La persona que atendía las plantas de los alrededores se le acercó con preocupación, claro, ¿quién no se habría percatado de su presencia al haber recibido aquella bola contra él?
– Hey; ¿estás bien, pequeño amiguito? – Vio como le extendía la mano, así que se la tomó para levantarse algo aturdido, sin soltar en ningún momento su maletín.
– Sí… – Susurró, echándole un vistazo rápido a las pistas. Pudo ver como una chica le observaba, o eso creía ya que su flequillo tapaba su mirada, apartada del resto del grupo que parecía estar en clase de Educación Física. Debió ser quién le dio el aviso de la pelota, sin mucho éxito, la muchacha se apartó del lugar en cuanto sintió que era observada también, volviendo con sus compañeras. Pudo ver por unos segundos parecía estar regañando a una de ellas, pero no le dio tiempo de mucho más, pues quién le había ayudado a levantarse volvió a preguntarle.
– Te diría que volvieses a clase, chico. Pero por como vas vestido… Diría que eres el profesor suplente, ¿no es así? – Le sonrió ampliamente.
– Eh… ¡Sí! ¡Steven Universe, para servirle! – No le importó la herida que tenía a un lado de la frente, el bajo hombrecito le extendió la mano a aquella figura tan grande comparada con él.
– Bismuth, lo mismo digo. Sirvo de conserje en el centro, solía ser alumna también. – Se señaló a si misma con orgullo. Aunque no parecía querer continuar con el tema. – Pero, bueno, ¿qué haces aquí? La presidenta del consejo estudiantil lleva preguntando por ti toda la mañana, te estaban esperando en la sala de reuniones para darte la bienvenida. –
Agradecía que Bismuth, fuera tan parlanchina. Le había proporcionado información, que sin ella, se hubiese perdido por los patios de recreo. Pestañeó ante su explicación.
– Oh… Pero… ¿Podrías indicarme dónde queda exactamente la sala de reuniones? –
Pareció reírse de Steven por un segundo.