Capítulo 21

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Fui corriendo mientras me vestía a abrir la puerta. Hugo estaba allí con su expresión neutra como siempre. La situación me parecía demasiado irrealista. Le invité a pasar algo confundida. Él no dijo nada simplemente se sentó en el banquillo de la cama. Yo recogí las toallas y me peiné el cabello mientras cogía una silla y me sentaba delante suyo.

《Lo siento por molestarte.》se disculpó frotándose las manos algo incómodo.

《No pasa nada. No tenía ningún plan.》le dije para tranquilizarlo. Él me miró y sacó algo de su bolsillo.

《Bébete esto cada noche antes de irte a dormir.》me entregó un frasco pequeño lleno de un líquido azul. Yo lo tomé y lo miré dudando.

《De acuerdo. Espero que sepa mejor que los otros.》le dije aceptándolo. Gracias a sus otros líquidos me había desprendido del asma.

Él asintió y luego se levantó. Llevaba una chaqueta de cuero que le sentaba muy bien. Este chico era guapísimo y ahora estaba en mi habitación por la noche. Sentí unas ganas enormes de pedirle que se quedara pero hice caso omiso. Lo acompañé hacia la puerta. Él se giró y me miró. Yo me sentía intimidada pero era una sensación buena. Su mirada me revisó todo mi cuerpo de arriba a abajo.

Yo temblaba de excitación. Nuestras miradas se encontraron y conectaron por un momento. Sin esperar un segundo más, nuestros labios chocaron entre sí. Él me besó ferozmente, me empujó adentro de la habitación y cerró la puerta de un portazo. Me cogió fuerte de las caderas y me apretó contra él. Besaba, mordía y chupaba mi cuello acompasadamente mientras caminábamos hacia la cama.

Él se sacó la chaqueta y el jersey. Tuve unos segundos para admirar su marcado torso. Era como un modelo de pasarela. Mi respiración se agitó cuando él se desprendó de mi camiseta. Me volvió a besar el cuello y bajó los labios por mi pecho. Cerré los ojos por el placer pero la imagen de Max apareció en mi mente. Toda excitación se fue. Hugo se desabrochó la cremallera. Intenté no pensar en Max pero era demasiado tarde.

《Hugo...》mi voz era débil y casi inaudible. Él volvió a mis labios y metió su lengua en mi boca. Su lengua tocaba la mía y pedía a gritos ser tratada.
《Hugo, no.》conseguí decir cuando paró de besarme. Él fue directo a mis pantalones. La imagen de Max se me cruzó en la mente. ¿Por qué no podía dejar de pensar en él? 《¡Hugo, para ya!》le grité empujándolo.

Él se separó con la respiración agitada. Estaba furioso y desconcertado. Yo me incorporé y busqué mi jersey. Me lo puse al unísono que cogí su ropa y se la lancé. Él no entendía nada y yo tampoco pero algo me dijo que no lo hiciera. Hugo se vistió cauteloso y se fue sin decir una palabra. Cerré la puerta detrás de él y las lágrimas empezaron a caer.

Quizás haya cambiado pero seguía siendo esa niña asustada en mi interior. Odiaba a Max por hacerme pensar en él. No era mi novio ni nada y aún así él estaba siempre en mi mente. Fui a la cama cansada de ser su víctima y me tomé un trago del líquido azul. Poco a poco, me fui durmiendo y cayendo en una oscuridad total.

Tenia unos  quince años. Estaba en mi habitación junto con Eira, Max y Kay. Estaba abrazando a Eira y Max me miraba decepcionado. Yo me levanté y los abracé a todos.

《Os echaré de menos, chicos.》les dije con coraje. No quería llorar.

《Nos volveremos a ver, no te preocupes.》dijo Eira sonriéndome.

《Tiene razón. Sólo va a ser un año.》intentó alegrarme Kay.

《Exacto.》dije yo tratando de soñar positiva. Una voz sonó detrás de la puerta. Nos dijeron que me tenía que ir ya.

Caminé hacia la puerta y me giré para ver a Max. 《¿Max?》no había dicho nada aún y no me dirigía la mirada. Él  alzó la mirada y ví que tenia los ojos rojos y llorosos. Empecé a llorar yo también y los dos nos fundimos en un abrazo.

《No podré soportarlo.》lloriqueó él. Yo le acaricié el cabello y sorbí por la nariz.

《Piensa que será por mi bien. Por nuestro bien. Me borrarán la memoria pero siempre me acordaré de ti.》le dije con las lágrimas cayendo por mis mejillas.

《Prométemelo.》me pidió. 《Prométeme que volverás viva y te acordarás de mi.》sorbió por la nariz y se mordió el labio pata evitar el temblor.

《Te lo prometo.》le dije besándolo en la boca. Era un beso apasionado y cargado de amor. Lo quería tanto.

Me fui de la sala aún llorando y subí a la nave. Albin estaba allí. Él se presentó voluntario para hacer los honores. Me até con el cinturón de seguridad.

《Larsen.》dijo él con una sonrisa familiar.《Dame tu brazo.》yo le dí mi brazo y él me inyectó un líquido morado.《Con esto no te acordarás del código.》dejó la aguja y cogió otra. Esta vez era un líquido amarillo.《Este va a hacer que te olvides de toda tu vida.》cuando me pinchó, cogió otra y me estremecí al ver que el líquido era gris negrizo.《Esta te va a hacer creer que siempre has estado con tu familia.》me dijo y se incorporó.

《¿Cuánto tiempo tengo?》le pregunté firme.

《Tienes que pincharles las mismas dosis a cada uno de tus familiares. Ya estas inscrita en el colegio, y te hemos mudado para que ningún vecino se interponga.》me informó dándome un maletín lleno de agujas y líquidos.

《Entendido.》le dije cogiendo el maletín.

《¿Te han dado aquellas píldoras para hacerte asmática y necesitar gafas?》me preguntó rascándose la barbilla.

《Sí. Ya siento como no puedo respirar bien.》me acaricié la garganta.

《Larsen.》dijo una última vez. Yo lo miré funciendo el ceño. 《Dame un abrazo.》me dijo extendiendo sus brazos. Yo lo abracé fuerte. Él había sido el padre que nunca tuve.

《Lo conseguiré.》le dije con ojos llorosos.

《Y tanto. Confiamos en ti.》su tono era tan paternal... 《Y no salgas con ningún chico, Max se volvería loco.》se empezó a reír y me lo contagió a mi.

La nave se dispuso a despegar y Albin me abrazó por última vez. Estaba lista para completar esta misión. Sabía que mi vida estaba en peligro pero Agnes solo tenia que anunciar la muerte de la única persona que sabía la contraseña para el antídoto que salvaría a millones de personas, por no decir todas. Quizás sea buscada en el mundo exterior y aprisionada pero no me importaría porque el código estaría perdido en mi mente y solo yo podría hacerlo revolver.

Max no quería que lo hiciera pero necesitaba hacerlo para ganarme el título de directora. Agnes me pidió que no lo hiciera y si Max no me hubiera pedido que no confiara en ella, ahora yo no tendría que olvidar mi existencia. Sólo sería un año para ellos pero para mi seria toda una vida. Tenía miedo de olvidar como me besaba Max o, la amistad de Eira o, los chistes de Kay o, los insultos de Hugo. Añoraría a todos mis mejores amigos.

☆J. R. Third ☆

El código olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora