Estaba mirando una vidriera, algunos chicos venían corriendo para ver a las mascotas, insistían en que adopten una pero sus mamás se negaban, como en mi infancia. Otros salían riendo diciendo miles de nombres para ponerle y luego estaba yo, donde me moría por tener un gatito y ahí estaba ella, como lo había soñado, blanca con ojos celestes tratando de subirse al cristal en el que se encontraba.
Y ahora se encontraba en mi departamento, durmiendo en su frazada y yo observándola como una niña chiquita feliz. Alaska va a ser mi nueva compañera.
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Recuerdos del viento
Short StorySoy Génesis, en realidad todos dicen eso. La verdad es que no recuerdo nada desde aquella noche. Es como que todo los recuerdos desde hace 17 años se perdieran por el viento, excepto uno, el que preferiría olvidar. Porque hay recuerdos que te abraza...