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POV Omnisciente

-Nico, estás bien?.-Se atrevió a preguntar Manuel cuando ya todos estaban tomando desayuno. Nicolás no había hablado ni estaba comiendo, solo estaba ahí, casi como una estatua haciendo que todos se preocuparan por él pero que nadie se atreviera a preguntarle hasta ese momento.

Jaime miró a Nicolás con bastante atención. Este estaba tan sumido en sus pensamientos que ni siquiera había escuchado la pregunta de su amigo.

-Nico?.-Preguntó de nuevo Manu al ver que este no reaccionaba.

Esta vez el recién nombrado volvió a la realidad y notó como todos sus amigos lo estaban mirando.

-Qué pasa?.-Preguntó Nicolás, por fin hablando.

-Estás bien?.-Preguntó Edgar esta vez, hablando por todos los del grupo de amigos.

-Sí, sí lo estoy.-Respondió el moreno con una expresión casi neutra mirando a cada uno de sus amigos y deteniéndose en el enojón, quien lo seguía observando.

-No has comido nada, no quieres que te cocine algo?.-Preguntó Gustavo con una expresión pura de preocupación.

-No, en realidad no tengo hambre.-Respondió el pequeño moreno, ni siquiera queriendo algo de café.-Iré a revisar unas cosas para después.

Con eso dicho, se levantó de su asiento y tomó su taza con café de la cual ni siquiera había tomado un sorbo. Luego fue a la cocina y dejó su taza en el lavado, después limpiaría esta. Salió de la cocina para luego dirigirse a la habitación donde estaban sus cosas, bueno, la mayoría de las cosas de todos sus amigos.

Entró a la habitación y cerró la puerta. Se sentó en la cama y tomó sus dos mochilas para ver si tenía todo en estas, pero en realidad había sido una excusa. No podía estar ahí en esa mesa con Jaime, sabiendo que todo lo que había cambiado de este era completamente toda su culpa y de nadie más.

Segundos después sintió como sus ojos ardían y que salían pequeñas lágrimas de estos. Como le hubiera gustado que las cosas no hubieran sido así.

Lloró silenciosamente por varios minutos hasta que sintió como alguien abría la puerta, así que rápidamente se giró y hizo como si estuviera revisando todas sus cosas.

-Cariño, sé que estas llorando.-Dijo Gustavo detrás suyo, cerrando la puerta para tener más privacidad.-Por qué estás así?

Nicolás se giró y no contestó nada, solo lo miró directamente a los ojos, haciendo que Gustavo captara algo.

-Es por lo que dije sobre Jaime, cierto?.-Preguntó Gus, bastante seguro de que era eso pero aún así le preguntó para estar completamente seguro.-Nico, sé que tú lo vas a sacar de eso, ni siquiera lo dudo. Lo siento por haber preguntado eso, de verdad, no era mi intención que estuvieras mal.

-N-No importa, de todas maneras ya estaba mal por eso.-Dijo Nicolás mirándolo directamente a los ojos.

Todavía tenía lágrimas en el rostro, así que Gustavo las limpió cuidadosamente para luego acariciar su mejilla ligeramente. Se miraron a los ojos varios segundos para que luego Nicolás sintiera los labios de su ex novio sobre los suyos, uniéndolos en un beso. El moreno de hecho no se separó, al parecer los dos necesitaban algo de apoyo, así que le correspondió aquél gesto segundos después.

Estuvieron varios minutos así hasta que escucharon como alguien abría la puerta de la habitación. Casi de inmediato se separaron y vieron a Jaime mirarlos con un rostro inexpresivo.

-Lamento interrumpir, vine a ver mis cosas.-Dijo Jaime con un tono duro y brusco, desviando su mirada hacia sus cosas. El enojón se acercó a su mochila donde tenía la droga y buscó esta. Cuando no la encontró se colocó más tenso aún y empezó a buscar por todas partes haciendo que Nicolás se preocupara por él.

Cuando finalmente se dio cuenta que no estaba por ningún lado, se quedó quieto unos segundos para luego hablar.

-Edgar!.-Gritó el enojón enfurecido, saliendo de la habitación casi corriendo para buscar al recién nombrado.

El anteriormente nombrado cuando escuchó a Jaime gritar su nombre, supo altiro porque este estaba así. Cuando Jaime llegó donde estaba Edgar, lo tomó por el cuello de la ropa y lo acorraló contra la pared.

-Dime donde esta.-Dijo el ex-estudiante de Nicolás con un tono bastante amenazador y peligroso, casi sin importarle que todos sus amigos estuvieran mirando esta escena con algo de miedo.

-E-Es por tu bien.-Dijo Edgar sintiendo como se estaba quedando sin aire.

-Dime donde mierda esta, Edgar!.-Dijo el drogadicto gritando, necesitando su vicio.

-La b-boté.-Dijo el ruloso, quien ya tenía su cara roja por la falta de oxígeno.-J-Jaime suéltame.

Pero el recién nombrado no lo hizo hasta que Oscar habló.

-J-Jaime suéltalo, yo tengo droga pero solo suelta al Edgar.-Dijo Bestia tartamudeando. Ni él era así cuando quería un poco de droga.

Segundos después el enojón soltó a Edgar, haciendo que este cayera al piso y que intentara respirar con desesperación. Manuel fue corriendo a ver como estaba Edgar.

El enojón miró fijamente a Bestia, como esperando que este sacara la droga. Este último entendió y sacó un porro y un encendedor. Jaime de inmediato los tomó y salió de la casa para poder drogarse con tranquilidad.

Nicolás y Gustavo habían visto aquella escena y ninguno de los dos lo podía creer. El primero salió de la casa para enfrentar a Jaime, aunque realmente no era una buena idea.

-Qué mierda te pasa?!.-Preguntó Nicolás enojado, cerrando la puerta de la casa para que el resto no escuchara.

-En serio me preguntas eso? Soy un drogadicto, qué crees que pasaría si me quitan mi vicio? Qué me pondría feliz?.-Preguntó Jaime ni siquiera levantando la voz, mientras se drogaba y observaba el cielo, dándole la espalda a Nicolás.

-Es por tu bien Jaime! Cómo no te das cuenta?!.-Preguntó el moreno tomando del brazo al enojón para que este lo mirara.

-Bueno, créeme Nicolás que la única vez que estoy bien es cuando me drogo, deberían entenderlo.-Dijo el enojón no tomando para nada en cuenta lo que su ex-profesor le decía.

-Pero hace unos meses estabas bien y no te drogabas, por qué no puedes volver a ser así?!.-Preguntó el pequeño moreno intentando entender a Jaime pero no lográndolo.

-Es diferente Nicolás, yo estaba bien porque te tenía a ti.-Respondió el drogadicto mirándolo a los ojos.

El recién nombrado se quedó callado un tiempo y habló cuando vio que Jaime había terminado su porro.

-Estoy aquí ahora.-Dijo el profesor Gaulle casi en un murmuro, viendo como Jaime que estaba apunto de entrar a la casa se detenía y no se giraba para mirarlo.

-Pero no eres mío Nicolás.-Dijo el ex-estudiante del recién nombrado, tomándose un tiempo para luego seguir hablando.-Eres de él.

Y con eso entró a la casa, dejando sin palabras a Nicolás.

I Want YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora