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Mi nombre es Fabián, tengo 17 años y curso el quinto año de secundaria. Soy un chico común y corriente. Nunca he destacado en mis materias, pero tampoco me va mal por así decirlo.  Me llevo bien con mis compañeros de clase, pero no tengo a alguien en especial con quien hablar de mis experiencias. Mi vida escolar es prácticamente solitaria y vacía. Al llegar a mi casa, la realidad no cambiaba en mucho. Mi madre trabaja todo el día, mi padre tiene otra familia y mis hermanos se encuentran fuera de casa la mayor parte del tiempo. Mis únicos mejores amigos son: mi gato Adam y Clean mi oso de peluche que mi abuelo me regaló antes de su muerte. Con los dos me divierto tarde y noche cuando no tengo ninguna tarea escolar pendiente.

Mi madre y mis hermanos están preocupados por mi, saben que no tengo ningún amigo y me la paso hablando con un animal y un oso de peluche. En sus intentos fallidos de querer ayudarme, mi madre trató de quitarme a mis amigos. Yo me desesperé tanto que perdí el apetito y dejé de lado mis estudios, lo cual repercutió en mis notas drásticamente. Al ver esto, mi madre me devolvió a mis amigos pidiéndome perdón y jurándome que nunca más lo volvería a hacer. También, mis hermanos me dijeron que había un juego de ordenador que era muy popular entre mis amigos de escuela. Pensando así que, si llegara a jugar bien, atraería la atención de los demás. Pero yo no era muy bueno con los videojuegos y pienso que son una pérdida de tiempo. Mi madre llamaba constantemente a mi padre para platicarle el problema que estaba teniendo, pero él se mantenía indiferente al respecto.

Llegó un día en el colegio, en el que tenía que hacer un trabajo grupal. Mi grupo estaba conformado por Jorge, Diego, David y Rodrigo. El tema a tratar era sobre la dependencia a la tecnología y como afecta a la sociedad. Como era de esperarse, yo era el único en avanzar el trabajo, pues los demás se quedaron conversando sobre temas que los adolescentes normalmente platican. Al llegar a la mitad del tiempo establecido, Jorge me preguntó  si necesitaba ayuda. Pero le dije que no, pues no quería incomodarlo con el trabajo pesado de investigar. Pero Jorge insistió tanto que terminó avanzando casi todo el trabajo conmigo. Al terminar la hora, Jorge me preguntó  que planes tenía para este sábado, yo le respondí emocionado que no tenía nada que hacer. Al escuchar esto, Jorge lanzó una risa tímida y se fue. Me quedé inmóvil en mi lugar sin saber qué hacer, tenía la esperanza de que alguien me invitara a salir o algo por el estilo. Estaba triste, pero al mismo tiempo enojado, pues pensaba que había caído en una de las tantas bromas que me hacían mis demás compañeros.

Al día siguiente, Jorge me saludó con una gran sonrisa y un alegre ¨Buenos días¨ pero la única respuesta que le di fue una mirada fría y amenazadora que le decía que se vaya. Al llegar la hora de seguir con la investigación, todos se ordenaron con sus grupos asignados y no dirigimos al laboratorio de cómputo para continuar con la tarea establecida. Vi que Jorge se adelantó y, cuando llegué al laboratorio, noté que reservó las computadoras más cercanas a la ventana. Pues en el laboratorio de cómputo hacia demasiado calor y la única fuente de ventilación era pequeña ventana situada en la parte posterior de la sala. Todos ocuparon una máquina junto a sus grupos pero yo me mantuve distante del mío, no quería estar cerca de Jorge. Esa hora pude terminar de recolectar la información y de responder las preguntas en mi cuaderno. A la hora siguiente, me llegó un mensaje al correo, era un archivo adjunto del avance del informe a presentarse. Me sorprendí mucho por ese mensaje tan extraño, la información era la misma que había recolectado junto a Jorge el día anterior, pero lo raro era un mensaje en la parte de abajo del documento que decía: 

-Mañana a las 6:30 p.m. en el parque que está por mi casa. Pd: Te dejo mi número de celular, llámame cualquier cosa. 

Yo, un poco desconcertado, me volví a mirar el asiento donde se debía encontrar Jorge, pero lo único que logré ver fue un asiento vacío frente a una computadora aún encendida.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2016 ⏰

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Crónicas de un amor incomprendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora