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-¡Hey, NamJoon! Sé que estás ahí. Abre por favor. -YoonGi ya tenía bastante tiempo tocando la puerta del departamento sin resivir respuesta.

NamJoon no quería ver a nadie un día antes de su cumpleaños y tampoco el día de éste, pues quería despejarse un poco de todo lo que le acosaba últimamente, y lo que menos deseaba era festejar. No podría disfrutarlo.

-Suga, -habló desganado del otro lado de la puerta -no quiero festejar. No te molestes.

-¿Podrías abrir y dejarme hablar con tu cara? Es raro hablarle a tu puerta -dijo en un intento de aligerar el ambiente.

-Por favor... -abrió la puerta, dejando ver a su amigo su desarregada imagen -Dejarme dormir todo el día sería el mejor regalo.

-Con permiso. -Suga lo empujó ligeramente para pasar lentamente.

-¿Sólo vienes tú?

-¿No vinieron en la mañana Tae y Hobbie?

-No lo sé, desperté hace unas tres horas. -caminó hasta llegar al sillón y se lanzó.

-Mmm, son las 11 de la noche y apenas despiertas...¿No tienes dolor de cabeza por dormir tanto? -fue a sentarse a su lado.

-¿Me lo preguntas tú?- NamJoon alzó una ceja y sonrió.

-Yo divido mis horas de sueño en pequeños intervalos durante el día. Sabes que las letras llegan a todas horas, incluso en la noche.

-Sí, es cierto...

YoonGi se sentía ligeramente nervioso, algo que pasaba cada mil años. Había llegado demasiado temprano. Sabía que tenía que haber ignorado la sugerencia de Jimin; ir una hora antes fue una pésima idea, ahora tenía que hacer tiempo. Hubiese sido más sencillo llegar unos quince minutos antes, explicarle atentamente, disculparse y desearle suerte desde el fondo de su corazón.

-¿No vas a felicitarme? -NamJoon se levantó y se dirigió a la cocina comedor.

-Llegué una hora antes.

Debía pensar sus palabras. Tenían que hablar de eso ¿De qué otra cosa? Suponía que no sería muy grato para NamJoon el hablar de cualquier trivialidad como si nada y que llegando en momento cambiará abruptamente a ese tema delicado. Así que lo hablarían desde el inicio, todos los minutos que restaban de esa hora.

-Oye, NamJoon...¿cómo estás? -se atrevió a preguntar una vez que se encontraba en una de las sillas altas de la cocineta.

-¿Cómo estoy? Diría que sigo en el séptimo sueño aún, porque es raro que tú preguntes algo como eso en estos momentos. -entregó una lata de refresco a YoonGi.

Le daba algo de gracia el comportamiento de Suga, que a la vez le daba a pensar que se traía algo en manos. Entonces la ilusión se instaló en su pecho y trató de imaginar qué tipo de gran regalo recibiría.

-Hablo de Jin. -lo dijo realmente serio y su rostro dibujaba comprensión.

Claro que lo tomó por sorpresa ¿Cómo no lo iba a hacer? Se tomó un par de minutos para desaturdir su mente. Sus oidos se habían tapado por la presión arterial y sentía helada cada punta de sus dedos. Por otra parte, YoonGi lo esperaba paciente, entendía que hablar de Jin tensaba al otro.

Y después de tomar la mitad de los sorbos de la lata, NamJoon se llenó de valor para hablar.

-Creo que...ah... -suspiró lenta y dolorosamente- Creo que semanas atrás hubiera pedido que me matarás.

Suga no sabía qué decir, él no podía comprender el sentimiento que se acunaba en el pecho del otro.

-Hey, tranquilo. -la sonrisa triste de Nam sólo aumentó la impotencia en YoonGi- Es una forma de decir que estoy mucho mejor ahora. Usé mal las palabras, lo siento.

I love you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora