Capitulo 6 -(parte 2)

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ALEXANDER

-¿Dónde te habías metido?- le pregunte enojado. Pero justo en ese momento alguien le pegó un empujón, lo que hizo que se abalanzara sobre mí y llegue a tomarla de la cintura para que no se callera. Estábamos muy cerca, su nariz rosaba la mía y podía sentir su perfume a... ¿alcohol? -¿Estas borracha?

Ella río y conectó su mirada con la mía -No se... creo que si- y volvió a reír. Si, estaba borracha.

-Me dijiste que no tomabas.- dije con seriedad y empecé a llevarla hacia la puerta de salida. No era pesada, pero la verdad no estaba colaborando mucho por lo que yo tenía que hacer todo el trabajo. La sujeté más fuerte de la cintura para que no callera y aceleré el paso.

-¿A dónde vas con ella? Estaba conmigo- una voz en el medio del disturbio me detuvo. Un tipo que no tenía ni idea de quien era se paró en frente nuestro. Era alto pero no más que yo. La tomó del brazo y empujó hacia él.

-¡Ey! ¿Qué te pasa idiota? Esa chica vino conmigo asique se va conmigo- le dije acercándome a él y tomándola del otro brazo.

-Emm, chicos yo creo que...- Taponcito quiso intervenir pero no podía pronunciar ni una palabra.

-Se terminó, nos vamos acá- dije y tiré de ella para se zafara del brazo del imbécil. Pero antes de que pudiéramos alejarnos me encontraba en el suelo y con golpe en ojo. Esto ya se volvió personal.

Me levanté inmediatamente y me abalancé sobre él. No sabía con quién se había metido, yo peleaba desde la escuela y siempre lo hice muy bien. Le di golpe tras golpe hasta que unos brazos me separaron. Era Max que me sostenía con fuerza para no le siguiera rompiendo la cara a ese idiota.

-Basta Alex, ya está. Mirá como lo dejaste, vayamonos de acá.- me soltó cuando vió que me tranquilizaba. Tenía razón, no valía la pena seguir perdiendo tiempo con tipos como él, ya había recibido lo suyo.

Anna estaba paralizada mirando la situación, parecía bastante atemorizada. Me paré delante de ella.

-Vamos.- La tomé del brazo nuevamente y la llevé a fuera, con Max detrás de mí.

Cuando llegamos afuera la solté y me acerqué a Max.

-No hace falta que te quedes, yo puedo con ella.-

-¿Qué vas a hacer? Porque no podés llevarla así como está a su casa.- me dijo Max con algo de preocupación. La miré, estaba sentada en banco que se encontraba en la vereda y no paraba de reír de no sé qué.

-Tenés razón, supongo que la llevaré a mi departamento y que mañana le ponga alguna excusa a sus padres. -suspiré. De verdad se propuso arruinarme la noche y lo está logrando.

-Bueno, te dejó entonces. Yo también creo que me voy a mi casa no tengo muchas ganas de entrar ahí.- lo saludé y luego se fue.

Me acerqué hasta donde estaba Anna, se encontraba débil y perdida, se nota que el alcohol no es lo suyo.

-Anna, vamos- le dije. Ella me miró y se paró delante de mí. Estiró una de sus manos hasta tocar mi piel golpeada, sin despegar sus ojos de los míos. Su tacto era cálido y suave, era... agradable. Mientras sus dedos recorrían mi herida me preguntó:

-¿Te duele?- en su mirada había algo de preocupación. En ese momento se tambaleó por lo que tomé de la cintura acercándola hacia mí, creo que ya son incontables las veces que tuve que hacerlo esta noche.

-No-fue todo lo que pude decir, no podía sacar mi atención del azul de su mirada. Cada vez estábamos más cerca...

-Alex...- seguí observándola- Cre... creo que están robando tu moto- tardé unos segundos en procesar lo que me acaba de decir, y cuando me di vuelta ahí estaban dos tipos llevándose mi moto.

Casada con mi EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora