AQUÍ NACÍ Y AQUÍ ME QUIERO QUEDAR

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Era muy feliz estando con mi ex novia y con mis padres que murieron hace unos meses. No quería que el tiempo parara, sólo quería vivir sin ningún límite con la persona a la que amé, pero lamentablemente esa persona me dejó y con mi hijo que estaba recién nacido. Mi gran sueño desde que mi ex novia se fue y me dejó a mí solo con mi hijo fue emigrar ¿qué hombre no sueña con salir de su crisis económica? Para lo que me bastaba con saber que hoy en la actualidad, lo superficial es lo que más vende y las mujeres nos cosifican por lo material, el sufrimiento de un hombre sumergido en sus despechos sin igualdad en exigir sus derechos... esta sociedad es la que nos está llevando a un cataclismo humano; lo logré entender después de que mi ex me dejará y sólo con saber de que mi empleo no es estable económicamente y que por ello creyó que soy un inútil. A ella ni siquiera le importó un poco nuestro hijo, me insultaba y siempre me decía que yo tenía la culpa, siempre era ella con sus chantajes emocionales para conmigo y siempre la que tenía la razón y yo el "desconsiderado" lo mismo sucede aquí en mi pueblo, las mujeres escogen a los hombres que mejor carro tengan y nos dejan botados a los que ni un poco podemos dar para uno.

Ella nos dejó un día por la mañana, ese día me levanté tarde y ya no estaba; desde ese entonces, ya no la he vuelto a ver. Yo dependí demasiado de mi ex, por no haber obtenido ni el bachillerato y ni la universidad, me sentí frustrado, depresivo y engañado; sin saber el qué iba hacer con mi vida y con la de mi hijo.

Yo sabía que tenía que salir de ese hueco oscuro en el que para mí, de alguna u otra forma iba a tener una solución. Me costó demasiado creer que iba a haber una solución después de lo inútil que me sentí y de vivir en esa desilusión tan amarga y cruel en el que yo mismo me hice creer a causa de sus insultos.
Un día, quise demostrarle a mi hijo el padre valiente que tiene y que se esfuerza para que él tenga una vida digna y para que un día sintiera que soy un ejemplo a seguir. Ese padre que lucha por la salud de ambos, por la pobreza grande en la que estamos sometidos, ese padre que no quiere ser las críticas y burlas de los compañeros de mi hijo. Sí, esa fue una ilusión que tuve y que aún tengo por mi hijo por el amor hacía él, porque el amor de un padre es increíble e indiscutiblemente infinito. Me ilusioné perdidamente por querer tener esa ilusión, pero yo sé que hoy estoy más que decidido en convertir esa ilusión en una realidad.


Cada vez que veía a través de los lugares que caminaba, de los documentales, mediante mis propios amigos y en los periódicos, me di cuenta que la pobreza que hoy en día es la que se apodera en la mayoría de las personas y yo formo parte de esa pobreza que no nos deja escoger un mejor futuro, pensé —¡esto no puede seguirnos pasando!— Yo tengo a un hijo que mantener y no quiero que por mi culpa él no pueda comer de una forma estable y tampoco que no vaya a tener sus estudios en la universidad y ni siquiera poderle comprar sus útiles escolares. Yo sí acepto, he sido culpable de esa pobreza en la que vivo, a lo igual, he sido una persona que en el tiempo que vivió y tuvo oportunidades y no las supe aprovechar. Me encerré en una burbuja, creyendo que mis padres si no se superaban, yo tampoco lo iba hacer. En toda mi vida, había soñado con viajar a Canadá o España. Quería salir de lo cotidiano de lo que casi todos desean, viajar a Estados Unidos, pero ahora, me veo con el sueño de mantener a mi hijo para que tenga un futuro mejor; me siento obligado en aceptar que tendré que irme a los Estados Unidos, para que así nuestro futuro cambiará demasiado.


Estoy a punto de emigrar, empacando mi ropa, alistando a mi hijo para que nos vayamos. Sí, estoy consciente de que dejaré ese hogar tan pequeño en el que viví momentos terribles, pero a la vez, momentos hermosos que me encantaría volverlos a repetir cuántas veces pudiera, esos que soñé desde muy pequeño. Sentiré mucha tristeza y añoranza por las personas de mi pueblo en el que vivo, esas personas que se ganan el pan de cada día, sin importarles el qué dirán las personas con dinero o las que sólo critican por criticar. Amo en donde vivo, pero no puedo seguir con la pobreza en la que vivimos, principalmente mi hijo, quien es el futuro reflejado en mí.


Insisto, no quiero que mi hijo llegue a adulto y yo ya muerto, no quiero que no llegue ni a la Universidad con ilusiones de ser un profesional en la vida. Quiero seguir vivo para cuando él logre sus objetivos y metas, para cuando él sea lo que realmente quiera ser. Me siento muy angustiado por cómo haré para irme, — ¿cómo sobreviviremos mi hijo y yo? —
Estoy empacando mis maletas, son muy pocas, pero al menos sé que serán algo útiles. Tendré que vender esta casa, pero estoy pensando en vendérsela a un vecino que ha sido muy importante para mí. Tendré que irme sin saber cómo es la cultura de Estados Unidos, tengo que pagar el desierto que une a México con EE.UU, por el momento tengo algo de dinero para eso y más la casa que le venderé a mi amigo que hace días la ha querido comprar, espero que me alcance.
Bueno, llegó la hora de despedirme de las personas a las que más amo. Les doy un abrazo muy fuerte. Y esas personas con sus ojos rojos, mirada caída, gotas de lágrimas en sus caras, cayendo desde sus ojos. Me dicen —puedes irte a otro país y ser más feliz de lo que fuiste aquí, pero para nosotros jamás, pero jamás, te irás de nuestros corazones y de nuestros pensamientos— Me digo a mí mismo, — ¡Dios! ¿Qué estoy haciendo?— Estas personas me quieren, ¡qué digo! ¡Me aman! Una señora que siempre acarrea agua desde muy lejos, con tal de poder darles agua a algunos y también para que ella pueda tomar, me dice —Yo sé que es por tu hijo, por un mejor futuro hacia él, pero dime una cosa, si no fuera por él, ¿tú te irías?— Yo le digo con mucha seguridad. — ¡Por supuesto que no! ¡Jamás estaría dispuesto a quererlos dejar!— Ella me da un fuerte abrazo, les dice a todos que me den un abrazo fuerte, yo les digo. —No me aprieten tanto, que está vez, si me sacarían muchas lágrimas— Ellos y ellas con mucha vehemencia me dicen —¡no te vayas!— parece que me comienzo a sentir más incómodo y triste, un niño pequeño con chancletas arruinadas se me acerca y dice —no te vayas por favor, aún tenemos regalos para ti, regalos que en realidad no son grandes, pero el hecho de dártelos a ti, se convierten muy grandes— Sí, en estos momentos es cuando muchas lágrimas me comienzan a salir, pero ese mismo niño, me recordó el futuro que tendría mi hijo, así que yo les digo —no puedo, amo a mi hijo y es por eso que no puedo dejarlo en una pobreza sin salida, en una pobreza que me estaré lamentando durante toda mi vida— No puedo seguir llorando con ellos, comienzo alejarme e irme caminando triste para agarrar a mi hijo que está en mi casa y así irnos. Pero, momento, una muchacha guapa me dice —Sí, yo sé que en Estados Unidos las personas disfrutan por el dinero y por al menos tener un buen empleo que les sustenten, pero dime una cosa, y sé muy sincero, en Estados Unidos tienen piscinas, beneficios sociales, televisiones de muy alta calidad, casas enormes, mientras que nosotros tenemos un lago grande con peces y plantas muy bellas, tal vez no tenemos beneficios sociales, pero si tenemos un pueblo que te adora, tenemos televisores muy pequeños, pero se pasa muy alegre a la hora de que mi familia y yo vemos televisión y mis hermanos por acostarse conmigo viendo a través de ese televisor pequeño esperando a que la felicidad del día se acabe. Yo sé que tú sólo tienes un hijo aunque tu hijo podría ser el más feliz con tal de recibir tu amor, ternura, y aprecio. Sin importar no tener mucho dinero. Y oye, tenemos una casa pequeña y muy apta para una familia que sólo viva en una casa pequeña, muy llena de amor y felicidad. Ahora dime tú, ¿te sientes pobre?— Miro hacia el cielo, siento lo bello y lo rico que se siente la brisa, regreso hacia donde ellos. Yo les digo con lágrimas y una sonrisa —Muchas gracias por hacerme aterrizar. Hace mucho tiempo no me daba cuenta que era el más rico de todo los tiempos— Iré a dejar mis maletas a mi casa, aún no puedo creer lo que haré, pero más no puedo creer lo muy feliz que estoy siendo en estos momentos y en los que seré con mi hijo. Ahora me pongo a pensar, me iba a ir mojado, ¿qué tal si unas personas en el camino me hubieran hecho algo malo? Y si... ¿No hubiera podido llegar vivo? Tenía mucha fe en mí mismo, pero muy poca consciencia de lo que iba hacer. Voy hacia donde mi hijo, que apenas sigue siendo un bebe, lo acaricio y le digo lo mucho que lo amo, las cuantas circunstancias que pasaremos, pero que sin duda alguna, que lograremos superar. Mi hijo al verme tan alegre, él también sonríe y jamás lo había visto tan sonriente y me dice — Gracias papá por quedarte — en la vida debemos de ser agradecidos con nosotros y con lo que tenemos, porque todo lo bueno que hagas se regresa así como todo lo malo y lo que se agradece es un avance más de nuestra humanidad. 

Nacer ahí y vivir ahí mismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora