―...y espero que no se repita, ¿me oíste? ―Asentí ante el regaño de mamá y agarré mi bolso para subir a mi habitación.
Mi regaño no fue tan horrible como pensé, me dio un sermón bastante largo del por qué dormir tarde hace daño y me quitó mi celular por lo que queda del día. Hiciera lo que hiciera mamá, está más que claro que evitaría ir a detención para limpiar por dos horas un mugroso vestidor. Solo terminaría mi castigo para mañana y jamás volvería a pisar esa aula llena de terrores ―O la señorita Lindsey, como quieran llamarle―.
Lancé mi bolso a la cama y lo observé. El diario estaba adentro, ¿debería leerlo? No. No lo haría. ¿Por qué siquiera lo considero como una opción? Eso sería violar su privacidad y debo respetarlo. Solo lo devolvería y luego seguiríamos con nuestras vidas. Acaricié mi mejilla por el golpe, las marcas de sus dedos aún seguían ahí, fue bastante difícil ocultárselo a mamá. Cuando se dio cuenta de la rojez de mi cara, me excusé de haber tomado mucho jugo de naranja estos días ―bebida a la que, por cierto, soy alérgico―. En parte es cierto, pero ningún cítrico no podría dejar mi cara tan roja como el golpe que acertó Heart en mi pobre mejilla.
Abrí mi bolso y saqué aquel diario con mucho cuidado, como si de una bomba a punto de explotar se tratara. Lo único malo de no tener mi celular es que no podía llamar a Sam para no volverme loco. Incluso sus burlas me resultarían tranquilizantes ahora mismo.
Como si alguien hubiera leído mis pensamientos, mi madre me llama para que baje. Dejo el diario sobre mi cama y fui a la sala, encontrándome con Sam y mi mamá hablando. Al final mi amigo no es tan inútil después de todo.
―Tenemos que hablar, ya. ―Sin dejarlo responder, jalé su brazo y lo arrastré hasta mi habitación.
―Hey, hey. No soy un saco de basura, no me trates así ―se queja y agarra mi mano separándola de su brazo―. ¿Qué pasó? ¿Tienes una semana de detención ahora? ¿Marlene se volvió lesbiana?
―Mucho peor.
―¿Marlene se volvió lesbiana y está embarazada?
―No ―niego rodando mis ojos por su estupidez―. Esto pasó. ―Agarro el diario y se lo muestro―. ¿Sabes qué es?
―¿La muestra del lesbianismo de Mar...?
―¡No, idiota! ―lo corté sin paciencia. Tomé una bocanada para tranquilizarme y continué―. Este cuaderno es el diario de Arabella Heart.
Como si le hubiera dicho que ese diario perteneciera al mismísimo Lucifer, lo golpeó haciendo que cayera de mis manos hacia el suelo. Agarra mi cara entre sus manos obligándolo a verlo.
―¡¿ESTÁS JODIDAMENTE LOCO?! ¡¿Dónde lo conseguiste?! ―exclama fuera de sí y abro los ojos sorprendido por su reacción.
―Tranquilo, no se lo quité. Me lo encontré en el suelo, seguro se le cayó.
―¡Dile eso cuando nos asesine a ambos!
Cada vez apretaba más mi cara y de un empujón lo obligué a apartarse. Genial, más marcas de asquerosos dedos para mi rostro.
―Mira, no creo que pase nada, si le explico lo qué pasó todo estará bien ―formulé con calma falsa. Con solo ver su actitud para un petición tan boba como guardar un teléfono, no quiero imaginar cómo se pondrá al ver que yo tengo su diario privado.
―¿Recuerdas la chica que me hizo calzón chino en cuarto grado?
―¿La que casi te rompe el trasero?
―Sí, ¡esa fue la jodida Arabella!
Tapé mi boca con mi mano evitando soltar una risita. Eso era un tema serio para Sam, no pudo ir al baño con normalidad por unos días por el dolor que sentía.

ESTÁS LEYENDO
Dame una razón
Ficção AdolescenteDos desconocidos. Un diario. Una razón para vivir. Portada hecha por: @LeticciaR ¡GRACIAS POR LA PORTADA!