Una noche de brujas se encontraba un niño de diez años de edad, iba de camino a recoger dulces en una casa completamente solitaria. Tomando riesgo alguno de lo que pudiera pasarle en el camino o donde fuera el niño temeroso toca la puerta y no responden, vuelve a tocar, pero de casualidad la puerta estaba abierta. Detenidamente el niño abre poco a poco la puerta y solo podía observar una vela encendida y una completa oscuridad que se rodeaba; se va acercando poco a poco hasta que llega a una sala oscura y se enciende una luz, allí se encontraba un señor de la tercera edad en una silla mecedora, la misma tenía un sonido tenebroso. El señor que sin querer asusta al niño le pregunta: "¿Qué haces en mi casa sin permiso?" El niño asustado le contesta que su puerta estaba abierta y el señor por supuesto le cree porque esa era su intención; ver qué niño llegaba para recibirlo con dulces. Sin pensarlo la curiosidad del niño fue extrema, y le pregunta el porque no lo visitaban otros niños ya que estuvo mucho tiempo parado afuera pensando entrar y ningún niño paro, como si la casa no fuera una opción... el señor contesta que hacen unos años su hijo de casi diez años había fallecido en un accidente automovilístico y luego de ahí no quiso saber de nada de niños, por lo tanto se encargó de alguna manera u otra dejarle saber al vecindario y a los niños en especial que no eran bienvenidos cerca de su residencia; pero la intención del señor realmente era enfrentar la realidad, desahogarse y poder comenzar de nuevo luego de estar encerrado sin ver luz ni a un niño por dos años corridos.
