Capítulo 29

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Dante entró primero en la nave tras dar las gracias a el par de empleados encargados de las naves que aterrizaban en la lanzadera del pueblo. Caminó pisando el interior metálico hasta sentarse frente a los mandos de la nave donde se colocó los auriculares y revisó cómo de costumbre algunos controles.

Girando su silla se fijó si los dos alumnos a su cargo estaban ya a bordo comprobando que Beatrice se había vuelto a sentar en el mismo lugar de antes, con las piernas cruzadas y el scroll iluminando su cara. Por el contrario su hermano se había alejado un poco echándose sobre varios asientos con un brazo tapando sus ojos.

Dante miró una última vez a Beatrice sorprendiéndose de que ella levantó la mirada tímidamente a el mismo tiempo topándose con la del escritor y desbiandola con prisas a el scroll.
Antes de volver a girar su silla en dirección a los controles Dante sonrió, ahora estaba con el protocolo de despegue y rápidamente comenzó las maniobras que los elevaron en el cielo con seguridad y rapidez.

Beatrice estaba ensimismada con la pantalla de su scroll abría y cerraba distintos archivos donde tenía especificado el tema literario de la carpeta donde almacenaba libros como si de una estantería portátil se tratase. Los profesores en Beacon utilizaban sus scroll regularmente cómo un método para leer las fichas de los alumnos y estos a su vez lo solían usar como un método donde guardar juegos, en cambio Beatrice podía llevar la medalla distintiva de ser la única, si no de las pocas, que llevaba en él libros tanto de sus materias de clases como de temas tan variopintos cómo información sobre Plum o Grimms llegando a destacar incluso ejemplares tan risueños cómo títulos que recopilaban leyendas y cuentos para niños que habían pasado a la posteridad y que todo infante de Renmant había oído contar de los labios de sus padres con cariño.

A pesar de lo concentrada que podía aparentar estar Beatrice, en su mente se estaba preparando un caldo flameante de preguntas sin respuestas. Había dejado de leer y solo se concentraba en ver las ilustraciones de los libros ampliándolas por aburrimiento e intentando decir con que material las realizaban.

Fue entonces que al estar aburrida miró en dirección de su hermano, pero él parecia estar fuera de combate durante el resto del viaje. Su respiración lenta y profunda daba la sensación de que había caído dormido pero luego el presentimiento desaparecía cuando veías que el brazo izquierdo, el cual colgaba de los asientos estaba moviéndose en una acción en bucle. Apartó la idea gratificante de molestarlo tras sonreír y guardar su scroll y prefirió, en cambio y para su sorpresa, caminar en dirección a Dante.

- Hola -. Se puso de pié justo detrás del asiento del copiloto mirando en dirección del Cazador.

Dante pareció despertar de un profundo transe pues con una de sus manos y rapidez se apartó el auricular de una oreja.

- Hola -. Respondió tomando la compostura con una sonrisa en los labios que bien podía significar perdón.

- No creo que sea buena idea que nuestro piloto esté tan lejos, en mente, de lo que realmente es importante-. Beatrice señaló los mandos y luego a el cristal y Dante se rió por lo bajo asintiendo.

- Tienes razón ¿por que no te sientas? Hay unos auriculares para el copiloto justo ahí -. Señaló con una mano la dirección donde estaban mientras aprovechaba para tocar algunos botones de calibración de la nave. - Tengo que tener los auriculares puestos todo el tiempo por si ocurre algo. Si te pones esos podre prestarte toda la atención que te mereces.

Sonrió y Beatrice supo que aquella sonrisa amable iba dirigida a ella aunque estuviera mirando a el frente. Rodeó el asiento y se sentó grácilmente estirando los brazos para colocarse los auriculares con micrófono.

- Ahora mejor -. La voz de Dante resonó en los oídos de Beatrice y esta se quedó de piedra al escuchar su voz tan cerca. - Quien iba a decir que te quedarían perfectos ¿se escucha bien? ¿Te molestan?

El Concepto De CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora