Saben, cuando la gente habla de que todos estamos hechos iguales, quizás tengan razón, excepto por mi, supongamos que el mundo es una fábrica de salchichas (no se porque salchichas, quizás tenga hambre, bueno) en esta fábrica todas las salchichas deben de salir con la forma especulada de una salchicha (ya saben como un tubito redondo) pues justamente cuando me tocaba a mí, yo salí cuadrado y gordo, así me empaquetaron y sacaron al mundo.
Pues bueno, cuando era niño, una enfermedad brotó, afectando a todos y dándoles increíbles poderes, a todos menos a la salchicha cuadrada y gorda, todos podían volar o tenían superfuerza o supervelocidad, etc. Los héroes y villanos de los libros de cómics se hicieron realidad y pues yo era el Jimmy Olsen de la vida real. Mientras que todos enfrentaban al peligro yo huía de el. El único gilipollas que le daba miedo una arma. El ultimo de la clase de educación física, matemáticas ,etc. Varias veces trate de acabar con mi vida, siempre estaba el
Héroe que me salvaba, toda mi vida escolar me hice menos, todos me hacían burla por no tener poderes, finalmente viendo que era imposible suicidarme decidí continuar con mi vida. Estudié derecho y termine en los tribunales.
Ya saben, mi vida aburrida, clásico abogado, era ridículo cuando se prendía en llamas la oficina (por un descuido de alguien con poderes de fuego) y que el único rescatado por los bomberos fuera yo. Un día después de otros de mis números intentos de brincar por la ventana tratando de que ningún héroe me rescatara . Terminaron enviándome a terapia y así fue como termine con un grupo de inadaptados, inadaptados con poderes, justo lo que se necesita, pero bueno, por órdenes de la corte termine llendo a la terapia, ahí me encontré con un grupo de "héroes" rechazados, entre ellos estaba un hombre con escamas incapaz de vivir fuera del agua y ese era su único poder, una chava que podía volar por 5 minutos y por último uno con la capacidad de volverse cristal. Wow con esos poderes realmente me sentía bien de no tener poderes. Pero bueno estaba con los superinutiles, me sorprendía que para este punto un grupo de inadaptados siguiera en el mundo, pero bueno, llegó la terapeuta una señorita como de unos 20 años y blusa de lo más curioso, lentes de botella y unos tacones que de veía que le costaba mucho caminar.
Como en muchas terapias esta comenzó con una presenta de todos los integrantes. Ahí estaba yo en el grupo de salchichas que habían salido mal. Comenzó la que solamente podía volar por 5 minutos.
—Ho.....la, soy Ana......, tengo un poco..... de bajo autoestima.... Pero ya llevo meses sin..
Intentar .... Ya saben la palabra prohibida — vaya tipa, wow me sorprende con que timidez hablaba, pero habla, se ve que le cuesta mucho expresarse, la siguió el hombre pez.
–Hola, soy Arturo, como verán necesito de mucha agua para vivir, siempre trate de llevar una vida plena pero al necesitar constantemente agua me hice una carga para mis seres queridos, así que también intenté la palabra prohibida.
Entonces se presentó el último del grupo
–Hola soy Raúl, yo estoy aquí por demostrar altos índices de violencia, no me gusta hablar de eso, como ustedes ya sabrán, voy varios meses sin un incidente y estoy feliz por eso – genial vaya
grupo de dementes tenemos aquí pero bueno, de cierta manera lo puedo comprender, sin como yo, pero no puedo evitar sentir pena por ellos, pobres diablos perdidos en este mundo.
Finalmente parecía haber alguien muy orgullosa de ellos, la terapeuta. Como rayo de luz que entra a su vida estaba aplaudiendo mientras lloraba de alegría y decía
–Me siento orgullosa de esta hermosa familia que todos hemos firmado, ahora Ana ya habla con su hermosa voz, Arturo ya sabe lo valioso que es y Raúl sabe que hay otras maneras de solucionar los problemas ¡vengan y denme un abrazo! – nadie la abrazo pero seguía feliz