Drabble

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Jaune lo pensó por mucho tiempo. Eran los primeros pensamientos que tenía al despertar y los último antes de dormir. Ese trozo de tela color rojo magenta y ese inconfundible escudo hacian que Jaune se plateara muchas cosas.

Tenía que encontrar una forma de que ella —Pyrrha— estuviese siempre con él, a su lado.

Aunque fuese una mera ilusión.

Se sentía culpable, culpable porque ella siempre estuvo ahí para él y él fue tan necio de no verlo, de haberle hecho daño.

Tendría que haberse dado cuenta de sus verdaderos sentimientos antes, mucho antes. Ahora ya era tarde, ella ya no estaba.

Pyrrha se había ido.

Entonces, una idea cruzó su mente. Una forma perfecta de que ella siempre estuviera a su lado. Sus escudos se harían uno sólo, la tela con la que ella siempre adornaba su cadera ahora la llevaría él.

Aunque sólo fuese, aunque solamente fuese, una mera ilusión.

Mera ilusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora