El Viernes

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Era un día como cualquier otro, llovía fuertemente, en tanta cantidad que las gotas que impactaban en el asfalto provocaban un sonido estridente y elevado que impedía oír hasta los vehículos que transitaban.

Cumplía con mi rutina diaria, volvía caminando tres calles desde el trabajo hasta la estación de metro. Una vez llegado a la escalera para descender al subsuelo donde se encuentran los subterráneos, bajé los escalones con sumo cuidado ya que estaban resbaladizos por el agua que abundaba sobre ellos. La estación de metro era pintoresca, con columnas y pequeños edificios internos muy antiguos que generaban un ambiente cálido y cómodo, sin duda viajar cotidianamente en ese transporte es de mi agrado.

Tan solo unos momentos antes de subir al vagón y regresar a casa un hombre desconocido, con un aspecto un tanto extraño, con sombrero negro y un abrigo también negro que llegaba hasta por debajo de sus rodillas, me había tomado del hombro  llamándome por mi nombre y ordenándome que lo siguiera.
No recuerdo por que accedí tan súbitamente a seguirlo sin hacerme preguntas de hacia a donde iba ni con que motivo. Mientras caminábamos totalmente callados uno al lado del otro observe mejor al hombre y note que era ciego a pesar de que se movía con la fluidez de un vidente, era canoso pero su edad no sobrepasaba los 50 años.
Ya habiendo recorrido un par de minutos comencé a sentirme muy intranquilo y podía notar como mi corazón se aceleraba cada vez más, tal vez era la necesidad de saber que era lo que estaba ocurriendo.

El hombre se detiene y me dice que necesitaba ayuda con la puerta del baño que se encontraba atascada, entonces fue cuando me relajé, comprendí la situación y lo ayude a abrirla con facilidad. Una vez abierta, el ciego me empuja dentro y la puerta se cierra de inmediato detrás mia.

Entre en pánico y empuje la puerta con fuerza que no se inmutó ni un milímetro, parecía mucho más firme que ninguna otra simple entrada de un baño público. Evidentemente pedí ayuda a alguien del exterior para abrirla y al no recibir respuesta alguna me auto convencí que no podían oírme por la incesante lluvia, segundos después tome asiento en el suelo y concentre mis pensamientos en la lluvia del exterior para relajarme y poder entender la situación en la que me encontraba.

Luego de un tiempo sentado, comencé a investigar a mi alrededor y me percaté que el baño se encontraba más pulcro y limpio que cualquier otro que hubiera estado, los azulejos eran de un tenue color azulado con detalles blancos y las paredes de un tono rosado. Fue entonces cuando se oyó un estruendo del exterior...

Inmediatamente observe mi reloj y vi que había transcurrido más de una hora y treinta minutos encerrado ahí dentro, sin duda tenia que idear la forma de salir de allí rápido, ya que de otra forma nadie se percataria de mi presencia hasta tal vez el Lunes siguiente. Así que abrí mi maletín y tome lo que creía útil, un bolígrafo metálico, lo demás eran solo papeles.
Volví a sentarme y analice la situación, siempre con la mirada fija en la puerta, fue entonces que me paré, descolgué el espejo que estaba sobre el lavabo y lo arroje al suelo, separe su marco en dos varillas largas y anchas y las coloque con fuerza en una de las vetas de la puerta, intentando hacer palanca para abrirla. Como era previsto, falló, lo único que había logrado con eso era astillar la madera y provocarme un buen sangrado en la mano izquierda.
Rápidamente me quité la corbata y me vendé la mano, al hacer el nudo para evitar el sangrado de inmediato me surgió una idea y una fuerte emoción se apoderó de mi, me quité la atadura y rompí la corbata en dos partes, una la utilice para hacer un torniquete con el bolígrafo y la tela en mi mano y la otra parte la até con fuerza al picaporte, tomé la corbata del extremo y tire con fuerza, el picaporte cedió y dejo un visible agujero en la puerta, utilice mi mano derecha para introducirla en el orificio y descubrir que evitaba que la puerta se abriese, era un pesado tablón de madera que la cruzaba horizontalmente por la mitad, tardé como quince minutos en poder quitarlo con una sola mano y por fin pude salir de ese lugar.

Con una alegría extraña por el logro de haber escapado, enfado y dolor atravesé el umbral de la puerta y me encontré con un humo muy denso y las personas de la estación conmocionadas. Me aproximé a una de esas personas y pregunté que había ocurrido, la cual respondió entre sollozos que uno de los vagones centrales de un tren había explotado y provocó un descarrilamiento que finalizó impactando contra el tren que venía de frente.

Corriendo y muy alterado me aleje hasta salir de la estación del metro y encontrarme bajo la lluvia, luego de unos minutos de no poder dejar de correr ni por propia voluntad comencé a caminar finalmente. Tenía la mirada pérdida mientras oía golpeteo de la lluvia en los objetos y comencé a pensar que yo habría abordado ese tren, habría muerto y nunca hubiese vuelto a ver a mi familia. Ese extraño hombre que me había encerrado, me salvó la vida... ¿Era él el que provocó el accidente?, ¿Era un terrorista?, ¿Por que sabía mi nombre?. Todas esas preguntas ya no necesitaban respuesta, el me había salvado y le estaba agradecido por darme aunque sea un día más.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2016 ⏰

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