Lo último que recuerdo fue dolor y una fuerte impresión en el pecho. Lo último que recuerdo son ruidos en la oscuridad que permanecían fijos y un mundo totalmente paralelo.
Tenía miedo. Tenía esa sensación de peligro. Pero nada de esto tuvo lugar...
Al parecer había venido aquí por alguna extraña razón que nadie podía explicarme.
Cuando mi padre murió muy joven sufrí mucho. Me horroricé a la idea de haberlo perdido para siempre y que hubiera pasado a un mundo totalmente despiadado. Ahora, era mi turno. Según mis recuerdos, la vida se hizo muy difícil cuando papá murió, y yo, con 17 años, perderme en la nada podría causar fuertes impactos sobre ellos, los que cada día me cuidan intentando superar aquella miserable razón por la que muchas veces he intentado morir.
Me costó adaptarme a aquel mundo pensando que era un largo sueño o una horrible pesadilla en la que nadie tenía voz, o simplemente la escondían por miedo. Eran como máquinas huesudas que hacían todo lo que yo podía hacer, pero por más que les preguntabas, no hablaban nada. Quizás porque saben la pregunta que les haría o bien porque temen que nadie como yo vagara por esos caminos.
Después de todo, tenía que acostumbrarme hasta el despertar, que esperaba y rezaba para que no tardara mucho.
