Capitulo 15

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A la mañana siguiente nos alistamos desde temprano, debíamos ir al centro de la ciudad; nos mostrarían los lugares donde se pondría la publicidad

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A la mañana siguiente nos alistamos desde temprano, debíamos ir al centro de la ciudad; nos mostrarían los lugares donde se pondría la publicidad. Fede se encargaría de los anuncios luminosos, él le encantaba más esa parte de la tecnología. Lo mío era trabajar a la antigua, con diseños lindos y no tan sofisticados, me hallaba a mí misma trabajando así.

Antes de salir, Ashley me encontró en el baño llorando, había hablado con mis padres. Los extrañaba enserio; ellos entendieron que no los había podido llamar debido al trabajo, pero la preocupación nadie se las quitaba. Habían sido días duros para mí, no tanto por el estrés o el trabajo, sino por qué no los tenía aquí conmigo.

Pero todo eso me motivaba a tener un buen trabajo y mantenerlos a ellos en un buen lugar, viajando y con comodidades que se habían privado por tener a sus hijas bien.

—Vamos Juls —todo va a estar bien para las dos, pronto los verás. Sus ojos también se llenaron de lágrimas.

La abrace —¿Que tienes?

—Mírame estoy gorda —esnifó, mirando su abultado vientre.

Limpié sus lágrimas con mi pulgar. —Estas hermosa. Además eso se quita con un poco de dieta y ejercicio, ven —tomé sus manos para levantarme del suelo junto con ella.

—Tienes razón —río con los ojos llorosos aún —mejor dejémonos de dramas y vayamos a acabar con esto.

Sonreí dándole un abrazo. No sé qué sería de mi vida sin ella, siempre me lo repito.

—Hola chicos, ¿ya listos? —preguntó Ash al bajar las escaleras.

—Se tardan siglos —exclamó Fede.

—Hey cálmate, solo fueron diez minutos —alegó Ashley.

—Bien movámonos entonces —dijo otro chico.

Los hermanos y los choferes ya nos esperaban en la entrada del lugar. Las camionetas ostentosas me hacían sentirme ridícula.

Carlo abrió la puerta para que subiéramos, lo habíamos hecho esperar, así que no tenía cara de que estuviera de buen humor. Por un momento voltee a ver a Dan, el lucia igual de guapo como de costumbre, esta vez iban vestidos más casuales los dos.

Durante el camino Carlo fue escuchando, supongo; sus bandas favoritas: Imagine Dragons, DC, Beatles entre otros. Poco a poco su humor fue cambiando, hasta comenzó a platicar con nosotros y el chofer.

—¿Que cantante les gusta? probable te aquí tenga unas canciones de ellos.

—Shakira —dijo enseguida Ashley.

—Si, creo que tengo unas por acá —comenzó a buscar en su reproductor.

Algo causó gracia en mi.

—¿De que te ríes? —de pronto preguntó Carlo.

—Si de que te ríes —insistió Fede.

Mi sonrisa se desvaneció o más bien trate de ocultarla, ni yo sabia que era lo gracioso. —No, de nada... recordé algo —voltee a mirar a Ashley.

—Claro... —ella levantó los hombros y dijo sonriendo —. ¿Aún falta mucho?

—No, solo unos diez minutos —contestó Carlo, haciendo sonar las canciones de Shakira.

Descubrimos cosas interesantes, como que a Carlo le gustaba el golf, no era bueno pero le gustaba y quería ser un golfista reconocido, y que su comida favorita eran las alitas de pollo con puré, claro que si, eran deliciosas.

—Llegamos —informó el chofer apagando la camioneta.

Caminamos por entre varios edificios, llegamos a un lugar donde había anuncios luminosos y de todo tipo. Ahí nos encontramos con varias personas que nos dieron más información en cuanto la publicidad y como funciona el sistema y toda la publicidad en la cuidad. Tomamos notas de cada detalle que creíamos necesario: nos recomendaron que tomáramos fotografías del lugar y así comenzamos a hacer.

Cada uno con su celular tomamos fotos.
Carlo se acercó a mí, pasando la correa de cámara fotográfica por su cabeza , colocándola en la mía y deslizándola por mi cuello.
Por un momento me queda quieta, dudando de qué hacer.

—Saldrán mejor con la cámara —explicó, guiñando el ojo.

—Pero... yo no sé usarla —dije apenada.

Sentía sobre mí una que otra mirada. No quería voltear.

—Bien te explico —Carlo sujetó la cámara, encendiéndola —. Sujétala —indicó —obedecí, mientras él se paraba justo tras de mí; tomando mis brazos para que levantara la cámara y enfocara hacia los edificios. Olía estupendamente bien.

Voltee para mirar a Ashley, era una situación incómoda, ella levantó las cejas, sonriendo al mismo tiempo.

Carlo seguía dándome indicaciones.
—Ahora, acércala a tu ojo y presiona el botón.

La foto salió algo movida.
—Inténtalo otra vez, esta vez sostenla firme —seguía hablando cerca de mi oído, lo cual causaba que mi piel reaccionara.

Cogí confianza y tome otras cuántas fotos, Carlo me felicitaba cada que no salían movidas. Al momento de irnos quite de mi cuello la cámara.

—No no, quédatela. Seguro te servirá más a ti que a mí.
Una pena me invadió nuevamente.

—No, no puedo —nuevamente extendí la cámara para dársela.

—Solo tenla —insistió firmemente, no tuve opción de seguir alegando, ya habría tiempo de devolverla.

—Debemos irnos —informó Dan, hablándonos a todos.

Esta vez nosotros tres; Fede, Ashley y yo, nos fuimos en la misma camioneta que iba Dan. El camino de regreso igual fue agradable, aunque Dan no hablaba mucho, igual ponía música genial.

Cuando bajamos de la camioneta Dan me llamó.
Fede lo miró por un momento y después a mi, expectante, a espera de mí respuesta.

—Adelántense, ya los alcanzo —me referí a Ash y a Fede. Ellos asintieron.

Estaba nerviosa por lo que sea que fuera a decir.
—¿Esta noche si aceptaras un trago? —me miró vacilante, esperando mi reacción. Por supuesto que reaccione, estaba nerviosa.

—Am... yo.

—Si tienes novio dímelo, y no volveré a insistir —soltó.

Me sorprendí ante sus palabras. —¿Novio? no, para nada. Solo que no creo poder salir esta noche, necesitamos trabajar en este último proyecto —respondí.

—Tranquila, solo será un trago. Será aquí —miro rápidamente el lugar —, dentro de la cede.

—Pues... —pensé un momento —. Si es así, no creo que haya problema.

—Bien. —solo dijo abriendo paso para marcharse.

—Espera —solté —. No me has dicho a qué hora.

El volteo levemente. —Yo pasó por ti para ir, solo estate lista.

No podía entender su informalidad, aunque debo admitir que me agradaba, me agradaba la gente impredecible; siempre me pareció interesante.

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