Scene thirty.

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Caminos distintos pero pensamiento semejante era el que tenían aquel par de tórtolos, algo en ella le decía que ese grandulón ya sabía sobre su enfermedad pero fingía que no pues sabía el gran sufrimiento que escondía internamente; iba a hacérselo saber ¿no es así? No todo lo que le restase de vida iba a mantenerlo oculto a menos que las mentiras fuesen su fuerte.

« Voy a serle honesto, son pocas las probabilidades de que usted sobreviva... » Recordó con dolor. 

Esperanzas, era algo que aún residía en ella a pesar de estar recibiendo pocas noticias para su beneficio, lógico, había lágrimas de por medio ¿quién iba a imaginar que alguien como ella sería el blanco perfecto para cargar con algo así? Nadie pero sin duda, debía ser fuerte. Yayo acarició su mano, volteó a verla y le sonrió de lado.

—Él lo sabe... ¿cierto?— curioseó haciendo una mueca.

Esa sonrisa se esfumó enseguida, Strecci se mantenía en silencio, viendo por la ventana el rápido panorama que se le brindaba mientras la camioneta del pelinegro iba en marcha, esta vez no quería meter su cuchara en ese tema.

—Eso creo— dio como respuesta, posando ahora su vista en el camino, no quería ser parte de un accidente y dar nuevamente al hospital.— ¿Por?— cuestiona.

—Su mirada, sus lágrimas, eso me lo dio a entender pero él miente diciendo que es por otra cosa ¿qué otra razón habría?

—De todas formas él se iba a enterar, es imposible mantenerle ocultas algunas cosas, pepe termina enterándose. A veces le afecta y otras... simplemente le valen verga.

—Tienes razón yayo— hizo una mueca.— ¿Sabes? No puedo creer que hemos llegado a esto...

—¿Por qué lo dices?

—Si José no fuese quien estuviera a mi lado en estos momentos y fuese otro, estoy segura que justo ahora estaría sola, sin apoyo, sin nada. Básicamente me mandaría al carajo.

—Error, pequeña saltamontes, tendrías la compañía de mi princesa.

—¿Fabiola? Ella ni siquiera fue a verme.

—Pero no lo hizo por ser mala amiga, bien lo sabes.

—Cierto... olvidé lo de... eso.

—Ella te ama como yo y haberse enterado de lo que tienes, fue como que el plus para destrozarla. Siente tanto no haberte ido a ver pero quiere que la entiendas...

—Lo sé, perdón.

—Sigamos con lo de José. Bueno, creo que si no te amara, no se hubiese dignado en ir a verte o esperar por ti hasta que dieses señales de vida.

—Regresar... es algo que pensé tanto estando lejos, es decir, llegué a creer que nunca iba a suceder y viviría lo que resta de mi vida allá, sufriendo— suspira.— Pobre de mi niño, entiendo y comprendo tanto lo que debió sentir ese día y el año entero. Me siento mal por eso, sobretodo, dejarle solo aún cuando le prometí que eso jamás pasaría.

—Pero estás de regreso pequeñaja, vas a tenerlo contigo toda la vida. Deberías ser feliz por eso.

—Lo soy— sonríe.— José es lo más bello que la vida pudo darme, lo amo demasiado, sé que han pasado un sinfín de altibajos que impiden felicidad pero si te das cuenta, esa no es razón para separarnos. Me gusta tanto, me encanta su cercanía, oír su voz al cantar, darme los buenos días o decirme lo mucho que me quiere ¿y qué decirte de sus abrazos de oso? ¡Me fascinan! ¡Amo a ese hombre más de lo que he llegado a amar a alguien!

—¿Te casarías con él?— cuestionó Strecci, por fin había roto su silencio, con tan sólo escuchar aquellas palabras por parte de ella fue perfecto para intervenir pese a que, se había propuesto no hacerlo. Carraspeó.— Perdón que me entrometa de la nada, es sólo... curiosidad.

This is gonna hurt [2nd Season/TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora