Capítulo Único.

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ChanYeol no estaba seguro de cómo había terminado en aquella situación, sentado en el pequeño salón del piso que BaekHyun compartía con JongDae, siendo la estancia iluminada únicamente por velas mientras que BaekHyun le explicaba las inquebrantables reglas que debía conocer para jugar a la maldita cosa del diablo – nunca mejor dicho -, llamada ouija. Si era sincero, no fue precisamente eso lo que pensó cuando escuchó la sugerente voz de su pequeño novio a través del auricular del teléfono, susurrando que se había quedado solo en casa y que se aburría muchísimo, que por qué no vienes a mi  apartamento a jugar un ratito. ¿Tan raro era que hubiese imaginado una escena en la que ninguno de los dos portaba nada de ropa y donde esa maldita tabla ouija que JongDae había comprado hace meses no estaba presente? ChanYeol creía que no, que cualquiera en su lugar habría pensado lo mismo. Además de que, en contra de lo que podía parecer, Park ChanYeol era una de las personas más cobardes y asustadizas que podía existir sobre la faz de la tierra. Era algo inexplicable cómo era capaz de reírse de lo absurdo que eran las películas de terror al igual que las atracciones que intentaba influir miedo a los clientes, pero aun así sentía cierto respeto y, ¿por qué no decirlo? Miedo hacia ese tipo de cosas. Podía ser un escéptico, reírse de los estúpidos que hacían la ouija y que afirmaban haber contactado con criaturas diabólicas que habitaban en el más allá, pero también era el primero en achantarse y echarse hacia atrás cuando al pequeño que tenía por novio se le venían a la cabeza locas y peligrosas ideas. Ideas que dejaban al pobre ChanYeol asustado, mirando un tablero de ouija mientras rezaba todas las oraciones que acudían a su mente a pesar de ser completamente ateo.

Dios, Alá, Buda, lo que sea, por favor, no quiero morir esta noche.

Siguió con la mirada cada uno de los movimientos que realizó el más bajo, viéndolo colocarse frente al tablero que se encontraba descansando en el suelo entre ambos cuerpos. Las manos del mayor se posaron sobre el puntero triangular y, al ver que él no imitaba sus acciones soltó un pequeño bufido y tomó sus manos, posando estas sobre el puntero y a su vez las propias sobre los dedos del más alto para que así no pudiera apartar su mano. Tras murmurar el supuesto conjuro, BaekHyun alzó su mirada para observar el rostro del menor a la vez que hablaba.

—¿Hay alguien aquí con nosotros?

ChanYeol estaba a punto de reírse de lo forzada que había sonado la pregunta del mayor, como si no supiese cómo empezar aquella conversación, pero la risa se le quedó atorada en la garganta al sentir el puntero moverse hasta el extremos izquierdo, donde rezaba un escueto Sí.

—Oh, mierda —fue todo lo que su ronca voz fue capaz de modular, mientras su pulso se aceleraba y su respiración se hacía algo más agitada. Podía sentir el miedo recorrer su cuerpo en aquel momento, y aquel espíritu únicamente había dicho que estaba allí con ellos —. Baek, si esto es una broma...

—No soy tan estúpido como JongDae como para bromear con este tipo de cosas —le cortó su novio, brindándole una mirada enfadada e indignada.

Siguieron con aquella sesión, preguntando al espíritu por su nombre, su edad, cómo había muerto —descubriendo que había sucedido en ese mismo apartamento — y, para cuando las cosas empezaron a ponerse raras, aún más si era posible, ChanYeol estaba tiritando del miedo, suplicando mudamente a BaekHyun que se despidiese de su nuevo amigo e hiciesen cosas normales para parejas normales. BaekHyun, compadeciéndose de su novio, decidió poner fin a aquel juego y se despidió de JaeJoong —como decía llamarse el fantasma—, pero, tal y como había temido ChanYeol, algo salió mal, JaeJoong se puso agresivo, haciendo que el puntero se moviese de un lado a otro y escribiendo un amenazante eso es lo que vosotros creéis y haciendo que, de repente, todas las velas se apagasen. ChanYeol soltó un para nada masculino grito y cerró con fuerza sus ojos, decidiendo que fuera lo que fuese lo que iba a suceder allí, él no pensaba verlo. Si él no veía a Jaejoong —o lo que fuera que éste hacía— él no podría verlo. O al menos esa era su filosofía de vida cuando tenía cinco años.

Fue entonces cuando una pequeña carcajada llegó a sus oídos. Cuando sintió esos pequeños brazos que tan bien conocía rodearle, y el peso de un menudo cuerpo caer sobre su espalda.

—Eres un maldito cobarde, Chan —se burló en su oído, soltando de nuevo una carcajada, esta vez más sonora que la anterior.

—¿Era una broma..?

—¿De verdad creías que un tal JaeJoong había vivido y muerto aquí, o que siquiera ese tablero funciona?

—Pero... las velas.. y el puntero..

—Todos los magos tienen un as bajo la manga, y el mío se llama tener un mejor amigo tan hijo de puta como Kim JongDae, una broma no puede salir mal si cuentas con él y le aseguras que grabarás la cara de idiota que pusiste.

ChanYeol guardó silencio, girando sobre sí mismo para quedar de cara a BaekHyun.

—¿Me has grabado? —preguntó con lentitud, posando sus manos en las caderas de BaekHyun y acercándolo a sí.

—¿Eso es todo lo que tu pequeño cerebro ha podido retener?

Soltando un pequeño gruñido se levantó, echando el pequeño cuerpo de su novio sobre su hombro, como si de un saco de patatas se tratase y encaminándose hacia la habitación del más bajo, sin detenerse a recoger el desastre que era en aquel momento el salón - el tablero y su maldito puntero desperdigado por allí, las velas apagadas a medio consumir.

—¡ChanYeol!

—Oh, no, nada de ChanYeol —gruñó—. Ahora sí que vas a ver a los malditos espíritus que tanto invocabas, Byun.

A la mañana siguiente, cuando ChanYeol se encontraba apoyado en la encimera de la cocina, desayunando, viendo a BaekHyun quejarse porque él aún estaba indignado por su broma y a JongDae gruñendo por lo bajo porque había quemado su amada ouija y había borrado el maldito vídeo de la broma, un pequeño pensamiento vino a su mente.  Quizá jugar a aquella cosa no estaba tan mal. Sobretodo si terminaba castigando a BaekHyun tal y como lo había castigado la noche anterior.

Ouija 〔C H A N B A E K〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora