Las cartas.

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Un día, sentada a las afueras de un parque, lo vi recostado con armonía sobre una pequeña banca deteriorada por el tiempo a unos metros de distancia, dormitando durante un par de horas a modo de descanso y con el pasar del tiempo no tardé en percatarme que iba a ese lugar con frecuencia y únicamente se posaba en ese lugar en específico… Al despertar, dejaba un escrito en el lugar que minutos antes él había se había posado. En un principio no entendía del todo esas acciones, hasta que un día me atreví a recoger una de las cartas que dejaba olvidas y me dediqué a ojearlas. Comencé a leerlo y quede impresionada, anonada... Su manera de redacción era de lo más maravillosa, acompañada de una excelente ortografía y un léxico amplio y conocedor de palabras rebuscadas... Disfrutaba leyéndolo... Y con el tiempo, adquirí el hábito de ir con regularidad en su encuentro por el simple hecho de observarlo desde las sombras sin que él lo notase, para más tarde, ir ansiosa a leer los escritos que él dejaba. . .

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⏰ Última actualización: Dec 22, 2013 ⏰

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