Me desperté esa mañana sabiendo que sería un día como cualquier otro, con ofensas e incomprensión de parte en casa. Tomé una ducha rápida, me vestí con ropa cómoda, tomé mi mochila y salí de casa. Me dirigí a tomar el autobús escolar.
Soy cómo una "sombra" para todos; sólo existo en sus burlas, no tengo amigos. Me senté en el asiento de siempre, el típico para mi.
Llegamos al colegio, las horas se me hacen eternas y espero con ansias la hora de salir, sólo quiero irme de ahí. Y por fin llego mi hora tan esperada, tomé mis cosas y salí del salón. No supe en que momento apareció ella ahí, la chica de siempre que se burla de mi y me molesta.
Comenzó a ofender me, trate de hacerme la fuerte como otros días, pero inconscientemente comenzaron a salir lágrimas de mis ojos y rodaban en mi rostro. No subí al autobús, decidí regresar a casa caminando, estaba ruborizada porque me vieron llorar y a la vez herida. Sabía que me haría bien caminar un poco y despejar mi mente. Mientras caminaba tomé asiento en una banca y comencé a cuestionarme en voz alta:
-¿por qué soy así? ¿A qué vine? No lo entiendo, ¿qué he hecho mal? Quisiera poder cambiar...-.
Me cubrí el rostro, estaba llorando de nuevo. De pronto, mi llanto fue interrumpido por una dulce voz acompañada con el sonido de una guitarra:
-When I see your face, there's no a thing that I would change, cause' girl you're amazing, just the way you are-.
Volteé y era un chico rubio con las mejillas rosadas y unos ojos azules encantadores, era Niall Horan; mi compañero de clase, nunca le tomé mucha importancia, me gustaba un poco pero era muy tímida para demostrarlo, se sentó, tomó mis manos y me dijo:
-_____, ¿por qué nunca te has dado cuenta de lo mucho que te amo, que así, justo como eres, para mi eres perfecta?...-.