Cath iba caminando por el bosque, siguiendo esa extraña bolita de luz azul que flotaba por entre los árboles, hacia frio ya que estaban a principios de octubre y el invierno se acercaba, la había visto desde la ventana de su habitación cuando trataba de ponerse al día con sus trabajos para la escuela, salió en silencio de su habitación y atravesó el pasillo iluminado por el brillo de la luna que se filtraba por el traga luz, verificó que sus padres se hallaban dormidos en la segunda planta, abrió la puerta trasera de la casa y se escabulló por el bosque siguiendo aquella extraña luz, cath era una típica adolescente de dieciséis años, tenía un hermanito pequeño de siete años llamado Justin, en la escuela era una chica respetada y nadie se metía con ella, conocía su mejor amiga vera desde los cuatro años y eran vecinas desde entonces, le encantaba leer y era muy fantasiosa. Tuvo que mantener el ritmo por miedo de perderla de vista, cath no imaginaba que podía ser aquella luz pero la curiosidad le impidió dar vuelta atrás y regresar a su habitación.
La luz comenzó a bajar la velocidad y a flotar más despacio, cath comenzaba a creer que esto podría ser un simple sueño, llegaron a un claro en el bosque donde la bolita de luz desapareció esfumándose y mezclándose con el resplandor de aquella luna llena. se dio cuenta que delante de ella había un gran árbol cath recordó su clase de botánica en el instituto el año pasado y lo reconoció como una secuoya, no recordaba haberlo vito antes ahí.
lo más extraño fue que del mismo tronco del árbol a un lado había una puerta, con enredaderas verdes ocultándola,
Cath escucho algo en los arbustos y se asustó mucho, no podía ser descubierta en el bosque a altas horas de la noche, era una norma que le habían puesto sus padres por vivir junto al bosque, hacia unos años se había vuelto un lugar tenebroso y prohibido en la noche ya que cinco niños habían desaparecido en el transcurso del año pasado y nadie conocía su paradero hasta ahora.
Cath pensó que si se quedaba allí y sus padres la encontraban iba a estar en grandes problemas y no podría ir a esas tan esperadas vacaciones de verano en Brighton que tanto había planeado con vera.
Corrió y se escondió tras los arbustos y vio a su hermano menor Justin, era rubio y muy guapo.
cath lo quería mucho, no era como un típico hermano menor que lloraba siempre y molestaba, el la quería y confiaba en ella, respetaba su espacio y ella siempre lo protegía
-Cath? – llamo él. – Sé que estas aquí, donde estás? – repitió
– Tengo miedo. – dijo Justin en un sollozo.
-Aquí estoy – dijo cath mientras salía de los arbustos limpiándose la ropa.
Su hermano corrió hacia ella y la abraso, estaba en su pijama de rayas azul y su chaquet azul oscuro, tenía una linterna de varita mágica que le habían dado en su cumpleaños.
cath se dio cuenta de que llevaba su morral de la escuela.
-que traes ahí? – pregunto cath con su mirada acusadora, él se encogió de hombros y miro al suelo.
–iba a ir en una misión de rescate a buscarte, - dijo con orgullo.
- traigo otra linterna, mi inhalador (Justin sufría de asma), algunas provisiones, una foto de papa y mama, algo de dinero (veinte libras) – dijo el como si fuera el banco entro de la reina.
- y otras cosas más – susurro Justin con una mirada de picardía.
-pensé que habías desaparecido, como las chicas del año pasado.
– dijo Justin. – fui a tu habitación porque tenía una pesadilla y no te encontré y me asusté mucho y.. – dijo mientras se le iba acelerando la respiración. – tranquilo hermanito ya me encontraste, tu misión ha concluido, ahora ve a dormir. – dijo cath con cariño empujando a su hermano en dirección a la casa.
-Ve, entra a la casa voy en un momento.
Mientras veía a su hermano desaparecer por el sendero, se dirigió hacia la misteriosa puerta incrustada en aquel extraño y gigante árbol...
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El gran mundo en mi cabeza
Fantasycath se encuentra atrapada en dos mundos uno de ellos contiene muchas sorpresas y misteris asobrosos pero peligrosos