15. Instituto Durmstrang

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El tren resonaba por toda la estación, mire de nuevo a mi madre que apretaba su mandíbula para espantar el llanto, mi padre solo miraba hacia un lado ignorando mi parecencia. Esta era mi decisión después de todo.

"No te arrepientas"

Viviré con el peso de todas mis decisiones y llegare al infierno estando orgulloso de ellas. Di una pequeña reverencia, ya se había llorado y suplicado lo suficiente durante el mes ya transcurrido, ya se había tramitado todo. Desde ahora seré un estudiante de intercambio en Dumstrang, durante tres años, estaré lejos de mi familia y lejos de mi ancla. Mi querido Scorpius ¿Dónde estaría? Me había gritado y golpeado bastante, aun duele el golpe que me dio en el ojo, se alejó de mi con lágrimas en los ojos y sollozando su malgenio.

- ¡Todos a bordo! –dijo estruendosamente el ayudante -¡Partimos en 3 minutos!

Agarre mi valija de mano, le sonreí un poco a madre y me adentre en el tren, con pasos lentos mirando fijamente el suelo, poco a poco sentí como mis ojos picaban y se formaba el incómodo nudo en mi garganta. Las lágrimas fluyeron lenta y dolorosamente hasta que encontré mi asiento, limpie torpemente mis ojos para luego mirar fuera del tren.

¡Regresa pronto!

Sonreí ante la enorme pancarta de colores Gryffindor que sostenían mis compañeros de habitación, con una sonrisa resignada y ojos llorosos. Detrás de la pancarta alcance a divisar una cabellera plateada, y luego unos hermosos ojos grises se fijaron en mí con tristeza.

- Adiós –dije suavemente mientras me despedía con la mano.

El tren comenzó a moverse dejando atrás la estación King's Cross.

***

Esto sin ninguna duda apesta... Ya sabía que podría hacer frio... ¡Pero joder! Juro que puedo ver un iceberg desde aquí.

El instituto Durmstrang queda en la parte más norte de noruega, entre dos lagos... Por lo que solo se puede llegar por balsa, y además queda en la cima de una montaña. Esto no tenia ningún sentido, literalmente es un copia más amigable de Azkaban.

- ¡Rápido INGLES! –dijo un tipo enorme con su piel de animal y sombrero, su acento ruso no se podía esconder –No tengo todo el día.

Hice un mohín y le seguí, afuera se había desatado una tormenta de nieve y yo con mi ropa tan inglesa no estaba preparado para estar en contacto con tanto frio, al entrar sentí un calor bastante agradable.

- ¿Eres transferido? –dijo poco amable.

Ahora que lo observaba bien era bien parecido pero mantenía una cara de estreñimiento que le quitaba todo lo atractivo.

- Así es –dije quitándome la nieve de encima –Por tres años.

- Ya vienen estos ingleses todos perfumados y corteses a invadirnos –tomo mi abrigo y se deshizo de él rápidamente –Mira niño, aquí no es Hogwarts vas a aprender a vivir como un norteño, habrán días de caza, de ayuno y retos de supervivencia, eso te quitara la idiotez inglesa –me extendió un abrigo.

- Algo así como dejar de ser una nenaza. –dije recibiendo el grueso abrigo de piel.

Me miro extrañado y luego dejo salir una poderosa risa.

- ¿Nenaza? –dijo dándome palmadas en los hombros -¿Acaso eres idiota? Todas las mujeres que estudian aquí tienen más huevos que todos los hombres ingleses. Si te escuchan te darán tremenda paliza, si te comparan como una mujer siéntete agradecido...

Solo cambiemos de rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora