❖『She』❖

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Cualquier persona pudo haber acabado en llanto, ¿No es así? Me sentía débil y con el impulso de romper las caras "bonitas" a esos dos chicos, cada vez que que Serinuma-senpai no estaba a sus alcances ellos me murmuraban palabras que provocaban mi ira, pero como toda persona con decencia ignoraba a estos con una sonrisa desafiante, al llegar a mi penumbra habitación, los recuerdos de estos volvían y las lágrimas aparecían.  

Ellos no tenían el menor derecho de hacerlo, después de todo era una competencia justa y limpia, pero ellos no iban a tentarse el corazón para poder ganarse el noviazgo de mi senpai.

  — Tch, incluso esos dos idiotas parecen la pareja perfecta. —

Fue lo último del día que susurré para que a segundos quedara dormida con un nudo en la garganta.

[...]

 — ¿Otra vez tú? —.

  — ¿Acaso no tienes vergüenza? —.

  — Ella no te aceptará, ríndete. —

  — Después de todo eres sólo una chica, Serinuma jamás sería capaz de enrollarse con una mujer. —

  De nuevo ellos dos... Sonreí desafiante, como si de una máscara se tratara y al llegar a casa cayera, mostrando el verdadero sentimiento. 

  — ¿Acaso tienen miedo que una mujer que ama con honestidad les quite a la chica que sólo aman por su apariencia? —. 

Nana-senpai y Shinomiya quedaron estupefactos ante una gran verdad que nunca aceptarían, sus actitudes y orgullos no lo permitían, que por lógica contraatacaron con palabras de rabia. 

  — ¿¡Cómo puedes comprobar eso!? —. 

  — ¡Idiota! Estás tan celosa por no estar a la altura de nosotros para conquistar a Serinuma. —

  — El hecho de que seas millonaria y talentosa no significa que Serinuma-san se fijará en ti, eres una chica, ¡Sólo mírate al espejo! Ella nunca te tomará en cuenta. —

  — Todos te juzgarían por lo que eres y si Serinuma sabe tus verdaderas intensiones te despreciará. —

  — Eso no lo deciden ustedes. —

Por fin pude articular las palabras exactas, el nudo de la garganta me lo impedía. Me giré hacía ellos con la sonrisa más odiada para todo aquel que le desagrade. 

  — Que terca...  —

Fue lo último que escuché al poder apartarme de ellos, pero ni siquiera sus dolientes palabras podían desvanecer mi esperanza por ella, mis sentimientos eran más alcanzables al cielo que ellos. 

Ella, con esa sonrisa que radiaba sus alrededores, podía alejar la tormenta que me envolvía cada día.

Ella, la chica que podía hacer espacio en el lío que habitaba en mi corazón.

Ella, que me perdía en su mirada sin encontrar un sendero a la salida.

Ella, que con tan sólo decir mi nombre, mis imaginaciones dibujaban un bello paisaje con ambas tomadas de la mano y caminando por los lugares más prohibidos que existían.

Ella, porque con tan sólo su presencia podía llenar mi corazón. 

Fue todo lo que pude pensar sobre mi senpai, imaginándola y trazando su rostro con un dedo en el aire, y ahí estaba ella, con dos de mis rivales amorosos más dignos, Igarashi-senpai y Matsumi-senpai, charlando de todo lo que les pudiese dar su pequeño tiempo
Con una sonrisa en mis labios di un paso hacía ella, pero una gruesa mano sostuvo mi hombro.

 — Olvídalo, ella jamás te aceptará... sólo mírala, feliz con los chicos con un aura amorosa y cuando está contigo sólo es... amistad. —

"Amistad" esas palabras superaban mis expectativas si la miraba y tenía toda la razón, pero ¿Dejarme llevar por algo que jamás sabré si me quedo callada? 

  — He decidido algo, Nana-senpai. — Musité con la voz más seria que tenía y el semblante firme.  — Me confesaré... y si ella decide odiarme y alejarse en ese preciso instante me rendiré... Pero si es lo contrario, eso significa que ustedes deben rendirse. —

  — Que confiada eres al decir lo último, pero te debe quedar en claro que jamás me rendiré con Serinuma.—

  — Ella no es un juego, mucho menos un trofeo, si he decidido obtener su corazón fueron por honestas razones, y no por su belleza que para ti y Shinomiya tarde o temprano acabará. —

Sin más que agregar aparté la mano de mi hombro y me dirigí a la aula que se asignó hoy.
Tomé mi móvil y fui directo al contacto de mi senpai. 

"Serinuma-senpai~ deseaba invitarla más tarde

 al techo de la escuela, un lugar poco atractivo, pero 
indicado para lo que debo decirle, espero que 
acepte, la espero en una hora y que tenga buen día.
~ "

Sólo faltaba una clase más para la ¿cita? que le ofrecí a mi senpai, esperaba que los demás no interfirieran, sería un completo fracaso. 

[...]

Y ahí me encontraba, recargada en la rejilla que separaba la gran altura del techo. 
¿Podía una persona provocar los vuelcos que daba mi corazón al verla? La primera vez que vi su foto pude presenciarlo y debo admitir que consulté con un médico para tratarlo, puesto que esto anteriormente no me había sucedido, el doctor rió ante la explicación de mi visita y el sólo soltó: "Es amor~". 

Desde ese día supe que ella era la indicada para darle felicidad a mi vida de soledad, porque a pesar de tener tantos lujos, comodidades y personas como las chicas de mi clase alrededor, sentía un vacío y justamente las palabras de Nana-senpai fueron las indicadas para sentirme así: 

"Siempre te querrán sólo por tu dinero, jamás de tomarán en serio... El problema de los millonarios, que lástima."

Estas palabras vivieron atormentándome desde que supieron mis verdaderas intensiones con mi senpai, ¿Realmente será así? Esas palabras no encajaban ni un poco con la dueña de toda esta locura. 

  — ¿Shi..Shima-chan? —.

Esa voz angelical había sonado como un eco en mis oídos, giré mi rostro y ahí estaba ella, con la vista confusa encajada en mi, que un vuelco en mi corazón provocó.

   — Oh~ mi querida senpai, bienvenida. —

Me acerqué lentamente hacía ella, tomé cortésmente su bolso a lo que ella accedió. 

  — ¿Han venido contigo? —.

 — Prometieron no hacerlo, ahora, ¿Sucedió algo? —.

El aire corría como un día normal, revolviendo nuestros cabellos y el silencio haciendo presencia como un acto incómodo. 
Ella aún esperaba una respuesta, yo sólo suspiré, tomando el valor suficiente para soltar lo que ahora vivía sustituyendo una amistad. 

  — ¿Sabes? Tu belleza puede iluminar en los lugares más oscuros, tu presencia puede llenar de alegría la vida de una persona, tu amabilidad enloquecerá hasta a la persona más fría de este colegio. —

¿A dónde iba con esto? Simplemente salió de mi, confundiendo aún más a mi amada, antes de que ella protestara la silencié con mi dedo indice rozando sus labios, fue entonces el impulso de recorrerlo con la yema de mi dedo, estaba tan enfocada en ello que casi olvidaba el propósito de la invitación.

  — Cuando te conocí en la convención, juré haber visto un ángel, el cual poco después iluminó los senderos oscuros de mi vida, mi corazón latió y un nuevo propósito nació, ¿Quieres saber cuál es? — Ella sólo mantenía sus ojos clavados en mí. Mi mano se deslizó a su mejilla con delicadeza como si del cristal más valioso se tratara. — Fue mantener tu sonrisa hasta el último día que esta vida me dé. —

Estaba siendo cursi, lo sabía, pero si se trataba de ella no me importaba. 
Ahora mi mano que reposaba en su mejilla rosada temblaba, tenía miedo, miedo a sus palabras que podrían dolerme en un rechazo, pero había estado preparada para ello, sentía como mis piernas fallarían en un instante y yo estaría arrodillada. 

Pero eso no sucedió... 

Con firmeza, su mano sostuvo la mía, junto cuando caería en un precipicio sin fondo ella estaba siendo mi salvación. Acurrucó su rostro en mi mano, sus mejillas adornaban un lindo color carmesí, ardía, pero en sus labios había una sonrisa.

 — Sentí lo mismo ese día... cuando me salvaste de ese fotógrafo, mi salvador en un corcel blanco~ ... Cuando supe que eras una chica fue confuso y puse a dudar de mi sexualidad... pero me di cuenta de algo... No fue del personaje masculino del que me enamoré, sino de la persona real que habitaba en ese corazón bondadoso. — Ella recorrió mi mano sobre sus labios depositando un tierno beso. — Esta mano cálida que por primera vez hizo contacto con la mía hizo revolotear mi corazón... y esos labios que se plantaron en mi mano con un beso formó un caos total. —

Cuando una lágrima se  deslizó  por mi mejilla ella lo desvaneció, como impulso, atraje con mi mano su rostro e incliné el mío... nuestros labios se unieron, casi podía jurar que eran como dos imanes, pero la falta de aire nos apartó.

 — Señorita Serinuma, ¿Me haría el honor de ser la persona que ocupe un lugar en su corazón? —. 

A lo que ella soltó una risita, la cual me pareció tierna de su parte, con el pulgar acaricié su mejilla con suavidad y deposité nuevamente un corto beso en sus labios. 

  — Acepto~  —. 

[...]

  — ¡Nana! ¡Shinomiya! Ya salgan de ahí.  —

Ambos chicos se encontraban llorando comicamente bajo una misma cobija, comiendo helado de chocolate mientras en la televisión reproducían una y otra vez un vídeo donde Kae caminaba por los pasillos de la escuela, sin sentido alguno.

  — ¡NO! —.

 — ¡Superénlo, par de idiotas! —.




she | shimakae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora