I. Paz y Desastres

22 4 2
                                    

¿No les paso que odiaron sus vidas, porque sus padres no les dejaban un sabado por la noche ir de fiesta con sus amigos, o en la preparatoria cuando dejaban mucha tarea un fin de semana? Déjenme decirles algo, extrañaran eso en un apocalipsis.

Mi nombre es Tayner Grey, tengo 19 años y he sobrevivido con mi hermana Abigail a la gran infección de Manhattan, mis padres Edwin y Sarah Grey, se sacrificaron para que mi hermana y yo sobrevieramos ya después de que todo comenzara.

Manhattan ha sido siempre una ciudad llena de vida, personas caminando de aquí para allá, autos, camiones ruidosos, todo era normal en esta ciudad, ahora todo esta muerto, literalmente...

-Abigail, despierta.

-¿que hora es? -dijo al abrir con pereza esos pequeños ojos verdes como los de mi madre.

-Debes comer algo, son las 9 am -respondí.

-¿Porque me haz despertado tan tarde? Debo vigilar desde las 7 am, fue lo acordado -rápidamente se levanto queriendo ponerse a hora con sus tareas.

-No no, no te preocupes ya vigile el perímetro, busque comida, te traje fruta para el desayuno -dije y me puse a encaminar hacia la puerta.

-Espera. ¿haz dicho fruta? -dijo y me detuve.

-Baja si quieres averiguarlo -solté una sonrisa astuta.

Luego en la cocina, tome la mochila y saque de ella las cosas que había traído, entre ellas estaban esas frutas que quizás no estaban del todo sanas pero se podían comer sin problema.

Luego de un rato escucho los pasos de Abi acercándose -¿Donde esta la fruta? -dijo.

-Ven, aquí las tengo -respondí y tomé asiento en la mesa.

Se paró en el marco de la puerta tratando de arreglar sus desaliñados cabellos enrulados castaños

-Sientate, agarra unas y cometelas -ella se sentó sin dudarlo y tomó unas bananas de la pequeña bolsa en la que las traje.

-Están sabrosas, ha pasado tanto que no como fruta, ¡están riquisimas! -la alegría en su rostro, me quito una sonrisa.

Hace tanto que no me sentía en paz como ahora.

-¡Oh por Dios!

-¿Que sucede? -me alerte por su expresión.

-¿Donde conseguiste esto? -dijo mientras tomo unas barras de chocolate de mi mochila.

-Oh, eso también es para ti -sonrei. -Anda sigue comiendo que tenemos mucho que hacer -me levante de la mesa y empecé a guardar todo en sus respectivos lugares.

-¿Tay, haz visto uno hoy? -su pregunta me extraño.

-Ninguno, ya son meses que no veo uno solo -a pesar de que parezca buena noticia, era bastante inquietante.

-¿Tu crees que ya es seguro?

-Sabes que nada es seguro ahi afuera, nosotros no lo vemos pero siguen ahí, esto ocurrió en el mundo no solo aquí.

-Si, lo entiendo, pero quizás sólo...

-No es seguro Abi.

Su sonrisa se esfumó-. Me avisas si ves uno la próxima que salgas -se retiro a cumplir sus tareas.

Estaba sólo en la cocina, pensando el lo aterradora que habrá sido mi expresión, tanto que hice que su sonrisa se esfumara.

-Ok, creo que debo hacer algo también -tomé el rifle de caza que siempre me acompaña a todas partes y me dirigí a la planta alta de la casa a ser de centinela como todas las mañanas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 25, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En Tierra De NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora