PODEMOS REPETIRLO CUANDO QUIERAS

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Chris y jill se fueron a hacer ejercicio al aire libre por unas horas, pero la cosa se puso más zuculemta.... okno.

-ya te dije que calentases más.

-habia calentado diez minutos- espetó jill mientras se arrastraba hacia el interior de la oficina de los s.t.a.r.s agarrandose del cuello de chris.

Cuando les tocaba trabajar los sabados y no habia ninguna operación en marcha para los proximos dias, la oficina se llenaba de ese aire de ociosidad y aburrimiento propios de un tedioso fin de semana en el trabajo. Brad estaba ordenando los archivos de un estante cuando levantó la vista distraido cuando sus compañeros chris y su novia jill entraron.

-¿que ha pasado aquí?¿jill está bien, tiene algo?- preguntó en voz alta sin poder evitar el tono celoso.

- la señorita valentine ha hecho una carrera de treinta minutos alrededor de la comisaria con poco calentamiento y ahora tiene un calambre en la pierna derecha- le respondió chris, con la misma inflexión burlona en su voz. Jill les lanzó a ambos sendas miradas de odio.

Chris llevó a jill hasta la silla de su escritorio, con cuidado de no hacerla apoyarse en el suelo. La joven dejó escapar más de un quejido y cerró los parpados con fuerza cada vez que el pinchazo le recorria toda la pierna.

-maldita sea...no recordaba que fuetan tan dolorosos- farfulló entre dientes. Tenia el pelo revuelto, las mejillas encendidas y la camiseta blanca con el logo de los s.t.a.r.s sudada. Con dedos torpes comenzó a masajearse la zona adolorida.

-recuerdame que le diga al capitán wesker que necesitamos un medico yá- dijo chris que rebuscaba entre el triste botiquin que tenian guardado entre pilas de cajas al final de la oficina. De alli saco un tubo de crema muy pastosa y regresó hasta su silla junto a jill.

Brad decidió seguir acomodando los libros y archivos lanzando miradas de reojo y celos hacia la pareja.

-anda, dejame- le dijo chris apartandole las manos y colocando la pierna en su regazo. Esta hizo una myeca de dolor y se reclinó en su asiento, con los brazos cruzados -con suerte esto sirve para aliviar el dolor.

Chris se untó las manos con la crema blanquecina y comenzó a masajear el musculo de jill que ya estaba duro y tenso como una roca. Cada vez que sus dedos hacian algo de tensión, jill tenia que contener un gruñido de dolor, pero Brad reconocia que jill en realidad lo disfrutaba y eso le enfadaba, y mucho.

Cuando chris terminó de repartir la crema se volvió hacia jill.

-te duele menos?- preguntó aun masajeando con suavidad la pierna de jill

- si, gracias chris- respindió con una sonrisa agradecida. Seguro que esto lo haces para aprovecharte de las mujeres de s.t.a.r.s verdad, -rió.

Bueno, eres la unica por ahora, sin contar a rebecca, asi que tienes el honor de ser la primera en recibir un masaje de chris Redfield, podemos repetirlo cuando quieras por cierto- añadió con una sonrisa picara y un guiño.

-¡buen intento Redfield!- le espetó jill entre risas propunandole un suave golpe en el hombro.

En ese momento Brad carraspeo y se retiró con ira a la puerta de la oficina.

- jill, espero que estes mejor, y chris, recuerda quien es su novio- dijo Brad antes de abandonar la habitación.

Jill y chris contemplaron como Brad abandonaba la habitación con expresión juguetona ante el comentario de Brad.

El calambre desapareció y ni chris ni jill volvieron a hacer mención de masajes ni nada por el estilo frente a Brad ni a ninguno de sus compañeros que dias más tarde les lanzaban miradas más que sospechosas.

Una semana más tarde y para disgusto de ambos eran la comidilla de todo el departamento












chris x jill : un juego de infielesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora