Parte unica

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La luz me cegaba, siempre era igual, la luz de ese foco encandilaba a cualquiera que no

estuviera acostumbrado a luz. ―Pasa― dijo Alejandro, mi amigo mientras cordialmente me abría la puerta.―Gracias― entré a su casa mientras observaba todo con curiosidad, era una de las pocas veces en las cuales quedábamos exactamente en su casa. La mayoría de las luces estaban encendidas alumbrando cada pequeño rincón, era un poco tarde, el Sol ya estaba ocultándose, la luz de la luna poco a poco reemplazaba la tenue luz que había dejado el Sol. ―Siéntate Pato, estás en tu casa ― Alejandro habló mientras señalaba la sala, dándome a elegir entre todos los sillones. Seguí sus órdenes sentándome en el sillón de dos plazas, estaba nervioso, no sabía el porqué, él me ponía nervioso desde hace poco tiempo atrás. Yo era mucho más alto que él, pero sabía hacerme sentir pequeño; se sentó a mi lado mientras temblaba un poco. De tantos sillones que tenía en su maldita sala, se sentó justo al lado mío. ―¿Quieres ver una película?― preguntó mientras se levantaba del sillón. ―Sí, ¿por qué no?― le respondí claramente nervioso. ―¿Cuál quieres ver?―preguntó a la vez que sacaba una gran caja blanca donde al parecer tenía guardadas las películas, mi mirada bajó un poco hasta su trasero, me sonrojé ante mi pensamiento y desvié la mirada. ―Cualquiera está bien― murmuré, de todos modos no podría ponención con él a mi lado. ―Mm, puede ser una porno― comentó Alejandro bromista mientras sacaba un disco al cual claramente se podía leer el título de una película claramente porno en él. ―¿De verdad tienes una película porno?― pregunté aún un poco nervioso ante aquella situación ―¿Quién no tendría porno hoy en día?― preguntó con ironía, mientras colocaba el CD, tomé la caja y me sonrojé al ver dos hombres en la portada, uno abrazando al otro por la espalda cubriendo con sus manos el miembro ajeno, ambos estaban desnudos, quería negarlo, pero, ¿a quién miento?, me puse un poco cachondo con esa portada. ―Esto es una película de porno gay― dije aún más nervioso enseñándole la caja. ―Lo sé, recuerda que soy bisexual― lo dijo con una gran y tierna sonrisa, para luego guiñarme el ojo, me estremecí leve y asentí ―Si la quieres ver, está bien― murmuré y desvié la mirada. ―Si no te agrada, o te empieza a incomodar, me dices y la quito― dijo aún con su tierna sonrisa. ―Solo ponla― murmuré de nuevo y él obedeció poniéndola. La película se situaba en una escuela, ambos hombres vestían un uniforme de deportes, el más alto de los dos empezó a besar al más bajo, poco a poco la película se tomó de su género haciendo que las ropas estorbaran y los toques se volvieran profundos. ―Mgh, ahh― se escuchó desde la pantalla, haciéndome sonrojar de inmediato, a decir verdad no me incomodaba ni nada, hasta podría decir que me llegaba a excitar. Podía notar cómo de vez en cuando Alejandro se daba unos cuantos toques sobre su pantalón, sinceramente era imposible no masturbarse con esta clase de películas. Mi pantalón empezó a sentirse un poco más apretado en esa zona especial, bajé la mirada y maldije en voz baja, tenía una erección. No podía salir corriendo al baño, ya que sería muy evidente, pero tampoco me podía quedar ahí o se daría cuenta. No sabía qué hacer, supongo que la única forma era decirle que la quitara. ―Me está empezando a incomodar― dije bajo claramente mintiendo. ―De acuerdo, la quitaré― dijo el contrario levantándose del sillón,quitó la película. ―¿Quieres ver otra?― cuestiono mientras guardaba el CD en su respectiva caja, noté que su mirada bajaba un poco hasta detenerse en mi pantalón. ―Creo que no te incomodaba de verdad― hablo con picardía mientras volvía a sacar el CD de su caja ―Te puedes tocar, no hay problema― sonrió y me guiño un ojo reproduciendo de nuevo la película. ―Pero no me quiero tocar frente a tí...― hable nervioso mientras mis mejillas se sonrojaron. ―No, de verdad, puedes hacerlo, por mi no hay problema, hasta te traigo papel― hablo mientras salió corriendo al baño. ―Pero, ¡Alejandro!― le grité y corrí a donde él iba.―Hey, solo te ayudo― Alejandro me miró, tomó mi brazo y me pegó a la pared. ―¿O quieres que yo lo haga?― susurró coqueto acercándose cada vez más a mi, me sonrojé de inmediato, esta era una de las veces en que me hacía sentir bajito. Él comenzó a acercarse cada vez más hasta que nuestros labios quedaron a una corta distancia, trague en seco y le mire ―¿O quieres hacer más cosas?― susurró con un tono de picardía, para luego besarme. Por reflejo, lo aparté de inmediato. ―¿Q-que haces?―Alejandro sonrío de manera pícara y bajó su mano hasta mi pantalón ―Pero si estás más duro― susurró en mi oreja y besó mi cuello. Esto era un golpe de emociones. Yo soy heterosexual, ¿qué estoy haciendo yo con un hombre?. Traté de empujar a Alejandro, pero sentía todo el peso de su cuerpo sobre mí, no me podía mover, no me lo permitía. Su mano seguía sobre mi pantalón,estaba débil, no sabía como hacer para apartarlo de mí. ―Te noto un tanto tenso, ¿te ayudo a relajarte?― preguntó con un tono de voz y sonrisa pícara, de inmediato sabía lo que planeaba hacer. ―N-no, gracias, creo que ya debo irme― dije un tanto nervioso, pero lo que era verdad, es que sí estaba tenso. ―¿Piensas salir a la calle con tu "amiguito" despierto?― dijo Alejandro con su voz pícara que me ponía de los nervios. —Eh...— dije un tanto perdido, había dado en el blanco, no podía salir por ahí con una erección, todos me mirarían como un pajero. —No te pongas nervioso, sé que te va a gustar— dijo con el mismo tono pícaro de voz, tomó una toalla y ató mis manos, debo admitir que tenía bastante fuerza, solté un leve chillido y le miré a los ojos, nervioso por lo que me podía hacer. —Esto no es divertido— hablé serio para después ser besado por Alejandro, correspondí un poco torpe y sin saber bien el porqué. De la nada ya no puede ver, estaba todo oscuro, sentía que algo me apretaba las muñecas y mi cara. —¿Q-qué es esto?, ¿qué haces?— pregunté un poco asustado. Él no me respondió, sólo me besó y volvió a bajar su mano para apoyarla sobre mi pantalón. —Tranquilízate, sabes que te va a gustar— susurró Alejandro en mi oreja. Sentí que su mano estaba en el borde de mi pantalón, estaba listo para desabrocharlo, y eso hizo. Con un poco de torpeza logró desabrochar el único botón, bajó el cierre y metió su mano para empezar a masajear mi pene sobre la tela del bóxer —Mgh, pa-para— hablé en medio de un gemido. Él me ignoró y siguió masajeando. Sentía como la tela con la que tenía vendado los ojos comenzaba a zafarse, así que moví un poco mi cabeza para que se zafara por completo y poder ver lo que Alejandro me estaba haciendo, porque estaba muy nervioso, porque yo no había pedido ser violado por Alejandro solo quería ver una película "saludable" con él, no quería ver porno, no quería estar aquí, no sé porqué acepté venir aquí. Pero estoy aquí. La tela finalmente calló y pude ver cómo Alejandro estaba empezando a lamer mi pene sobre la tela de mi bóxer. —De-detente— dije temblando y comenzando a sudar. Él hizo caso omiso mientras sacaba mi miembro de mi bóxer y lo metía totalmente en su boca. Yo gemía como una puta barata mientras intentaba poner resistencia, pero, la resistencia comenzó a desaparecer de poco a poco, hasta que me dejé guiar por el placer —A-Alejandro— gemí mientras le miraba. Él sacó mi miembro de su boca. Se volvió a mis labios y me besó con pasión, a yo correspondí con la misma intensidad, ya que el placer me estaba comenzando a cegar. Él tomó mis manos, que aún seguían atadas, y las levantó con fuerza. Pero no las logró levantar demasiado, porque él era de una estatura más baja que la mía, pero era mucho más fuerte que yo. Apoyó una de sus manos sobre mi pecho y lentamente la deslizó hacia abajo. Yo temblé un poco. Su mano se detuvo en mi miembro, otra vez, y comenzó a masturbarlo. De un momento a otro aumentó la velocidad a una manera impresionante, tanto fue el cambio, que sentía que me correría, pero se detuvo, al igual que el beso. —No voy a dejar que te corras ahora— dijo Alejandro con la misma voz pícara que tenía desde el principio. Con sus fuerzas, me cargó y salió del baño aún cargándome en sus brazos. Caminó por un pasillo hasta entrar a un cuarto, me dejó sobre la cama y se sacó su ropa completamente y también la mía. Yo aún tenía las manos amarradas, así que no podía hacer gran cosa. Alejandro besó mi cuerpo, empezando desde el cuello, bajando hasta mi pecho entreteniéndose con mis pezones un tiempo, dejó marcas en todo mi torso, en mi cadera y bajó hasta mi muslo derecho mordiendo un poco, mientras apretaba el otro —Alejandro~ — gemí su nombre mientras arqueaba mi espalda un poco, se alejó de mí viendo todo mi cuerpo, se agachó un poco y tomo una pequeña botella, se podía leer claramente en la etiqueta "lubricante", la dejo a un lado de mi cuerpo; con fuerza me dejo boca abajo, estiró sus manos y tomó dos corbatas, amarró mis pies a los abarrotes de la cabecera —¿Q-Qué haces?— pregunté al momento de sentir un líquido frío en mí entrada —Alejandro, n-no— gemí la última palabra al sentir que ingresaba un dedo, mis paredes se contrajeron apretando el dígito dentro de mi. Lo empezó a mover a lo que respondí con altos gemidos, un segundo dedo se hizo presente rápidamente, Alejandro no perdió el tiempo y los abría en forma de tijeras dilatando mi entrada, el último dígito se presentó junto a una pequeña maldición del dominante —Gime para mí, como una puta— mencionó mientras sacaba sus dedos de mi interior y me daba una leve nalgada, gemí adolorido y poco después sentí una fina presión en mi entrada; se adentró en mí, gemí alto mientras pequeñas lágrimas salían de mis ojos, ardía como la fregada, se empezó a mover lentamente mientras involuntariamente gemía bajo, poco a poco la intensidad de sus embestidas eran fuertes haciéndome gemir alto, sus manos se posaron en mis caderas apretándolas, los minutos siguieron mientras embestía rápidamente, una mano bajó a mi miembro y lo empezó a masajear, mordió mi hombro y sentí como un líquido entraba en mí, se corrió dentro. Mi miembro palpitaba, y unos cuantos minutos más moviéndose fueron suficientes para que me corriera, mordí mi labio inferior, ahogando mi gemido, Alejandro salió de mí con cuidado, desamarro mis manos y pies abrazándome a él —¿Sabes Pato?— susurró acariciando mis cabellos, mi cuerpo se sentía pesado —Me gustas, y mucho— susurró Alejandro a la vez que me quede dormido al oír su confesión.  

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historia con   1865 palabras, espero les guste y también gracias a PsychoFriend fue un placer trabajar en esta historia juntas. 

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⏰ Última actualización: Oct 27, 2017 ⏰

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