En Halloween, Louis tenía setenta y dos horas libres de servicio y estaba trabajando en la puerta principal del Bone. Según avanzaba la noche, la clientela se volvía más loca y era más joven. Además de los disfraces, había una despedida de soltero-genial para el negocio, genial para las propinas, pero mucho ruido.
Sobre las once, escuchó a una chica que gritaba en la manzana de arriba. Un grupo de tíos tenían una refriega en la esquina. Al principio pensó que la despedida de soltero había empezado a disolverse y que se dirigían a Manhattan para ir a un striptease. Entonces se dio cuenta de que estos hombres estaban peleándose y gritando en un círculo estrecho a unos cuarenta y cinco metros. Saltó la alarma de un coche cuando alguien se golpeó contra él. Se oyó un ruido de cristales rotos.
Los gritos procedían de una chica gordita que estaba al otro lado de la calle, disfrazada de abejorro, que estaba mirando fijamente algo en el suelo a los pies de los hombres. Louis no podía ver lo que era, pero ella había dado un paso hacia allí. Su rostro era una máscara de horror, pero no escapaba.
¿Qué coño estaban haciendo?
Louis caminó hacia el ruido lentamente. Sentía una sensación extraña en las tripas; no era una pelea por ver quién pagaba las cervezas. El resto de ellos gritaban y daban patadas a la acera. ¿Era un perro? Putos cabrones de mierda.
A la luz de la farola, uno de los cabrones dejó de pegar patadas, se desabrochó los pantalones, y se sacó la polla. Louis cerró los puños y echó a correr, abalanzándose hacia ellos.
—¡Eh!
Los hombres no le oyeron. Un coche estaba a su lado en la carretera, y el motor estaba encendido. Las puertas estaban abiertas. Estaban gritando y echando maldiciones al cemento.
Y entonces el tío de la bragueta empezó a mear en el suelo, allí mismo, en la calle Van Brunt como si estuviera en un puto urinario. Pero no estaba haciendo pis en la acera. El riachuelito iba a parar a unas ropas.
Un gemido. Una tos húmeda.
—Puto mariconazo de mierda...
Jesucristo. Allí había una persona pequeña, hecha un ovillo, un niño al que le estaban pegando patadas hasta matarle y al que le estaban orinando encima.
—¡Eh! ¡Gilipollas!— Louis gritó mientras corría hacia ellos como un gigante enfadado. El chico de la cremallera miró hacia arriba, sorprendido, y dejó de reírse al ver el tamaño de Louis. Se guardó la polla en los vaqueros y dijo algo al resto de los genios. Uno de ellos escupió al chaval.
Se apiñaron rápidamente en el coche y salieron pitando, separándose del bordillo con medio cuerpo aún fuera y cerraron las puertas cuando ya habían recorrido más de media manzana. Un último grito y una botella de cerveza arrojada al cuerpo según arrancaron. " ¡Maricón!"
La botella golpeó contra el asfalto. La gente trataba de ver lo que pasaba, con recelo, desde las puertas y las ventanas.
—¡Que alguien llame a la policía!— Louis se agachó sobre el cuerpo que estaba boca abajo enrollado en posición fetal. La víctima era un adolescente, o un hombre muy bajo. Había pis y sangre por todas partes, y le daba miedo darle la vuelta al cuerpo. Por lo menos, la caja torácica se movía un poco; todavía no era un asesinato.
La voz de la gordita vestida de abejorro dijo desde el otro lado de la calle.
—He llamado al 911.— Sus pasos se acercaron. Otras personas estaban llegando a la calle.
Buitres.
—Bien.— Louis sabía que tenía que asegurarse de que las vías respiratorias no estuvieran bloqueadas. La víctima no parecía estar respirando de forma regular, o si lo estaba haciendo, no estaba cogiendo mucho aire.
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CABEZA CALIENTE|Larry Stylinson|Adaptada.
FanficEsta historia no me pertenece. Es una adaptación, todos los créditos son del autor. Personajes: Griff Muir como Louis Tomlinson Dante Anastagio como Harry Styles Top: #165 - harrystyles