Llegamos a un lugar en lo que parecía ser el medio de la nada. Nadie hablo más en el trayecto, las canciones nos envolvieron y nos dieron algo de tranquilidad. Chace orillo la camioneta a un lado de la carretera, había demasiado verde por los árboles. Se escuchaban los sonidos que emitían algunas aves.
— ¿Qué clase de lugar es éste?
—Ya llegamos Susan. —dijo sacándome la lengua.
— ¿Es en serio?
—No, sólo necesito estirar las piernas.
—No llevamos ni siquiera una hora de camino.
Antes de que pudiera terminar de hablar, salió de la camioneta. Me baje igual que él rodando los ojos. Se sentó en el piso, que de seguro no estaba caliente pues el día estaba nublado. Lo miré confundida.
— ¿No ibas a estirar las piernas?
—Susan antes de seguir, necesito hablar contigo.
—Chace, si es sobre lo que paso...
—Quiero explicarlo, necesito hacerlo, te lo debo.
—De acuerdo, te escuchó.
Me senté con cuidado a su lado, puesto que usaba un vestido. Lo miré con fijeza, él tenía la mirada al frente, cómo si hubiera algo en particular que ver, pero no había nada especial.
—Mi padre era de Houston, decidió que tenía que viajar cuando era muy joven y así conoció a mi madre en la ciudad Leawood en Kansas. Se enamoraron, se casaron y se quedaron a vivir ahí. Nació mi hermano mayor, Michael. Él está casado con Maggy a quien conoció ahí y a Leslie mi sobrina ya la conoces, mi padre murió hace un año y mi mamá pensó que estaría bien si nos mudábamos aquí, dónde él una vez fue feliz.
Asentí desconcertada, puesto que me estaba contando sobre su familia y no me respondía en realidad todas las preguntas y dudas que tenía en mi cabeza.
—El caso es que mi hermano ya hizo su vida, yo aún vivo con mi madre y ella suele ser a veces un poco sobreprotectora. Supongo que tiene miedo de que yo también me vaya y se quede sola. La noche en el restaurante, cuando fui al baño en realidad tenía una llamada de Michael, mi mamá estaba en el hospital al parecer tuvo una crisis diabética.
— ¿Tiene diabetes? —interrumpí.
—Sí, hace algún tiempo. Mi hermano me empezó a gritar alterado, pues quedo mal con la familia de su esposa por cuidar a mamá. Yo, sólo me fui, estaba tan preocupado y no pensé en ti. Voy a pagarte el dinero de la cena Susan.
—Siento lo que pasó, pero no sé qué es lo que debería decir justo ahora Chace. Ni siquiera supe que hacer cuando me dejaste sola en el restaurante, no era sólo el dinero, era en el sentido emocional, nunca me había visto envuelta en una situación así.
—Si te deje esperando media hora hoy, fue porque me costó trabajo convencer a mi hermano para que me prestara su camioneta. Mamá no estaba convencida de mis excusas así que les dije la verdad, les hablé de ti.
No dije nada. No sabía de nuevo que tenía que pensar o sentir. Estaba menos enojada, la explicación era coherente, no tenía mucho que se había mudado, su madre enferma y protectora. Todo parecía tan irreal, no había pensado en verdad que Chace también tenía una familia, amigos, un entorno que afectaba hasta cierto punto su vida.
—Lo siento Susan, en serio, ¿puedes perdonarme?
Cómo si al fin hubiera pensado tener derecho a mirarme, lo hizo. Enfocó sus ojos grises en los míos y mis labios se secaron. Se acababa de abrir conmigo y sin tener que hacerlo, apenas era nuestra segunda "cita" si podía llamarse así. Aunque se sintiera comprometido, no había nada que lo atará a mí. Asentí dándole una sonrisa de lado, él sonrió más.
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Encontrando a Susan.
Lãng mạn¿Cómo hallar algo que jamás se perdió? Chace Brown tendrá que romper esta ley lógica para poder hallar a su amada esposa Susan Stone, quien tras sufrir alzheimer hereditario por parte de su madre a sus cortos 40 años de edad ha empezado a perder la...