Libro Uno

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Un día, los dos zorros estaban sentandos debajo de un árbol alto en un arboleda de uvas.

"Hermana," el zorro se quejaba, "tengo hambre. Por favor, ¿puedes obtener esas uvas?" Él le preguntó a su hermana.

"No," contestó la zorra. "Tú debes obtener tu cena tú mismo," ella le dijo, a una distancia pequeña de su hermano.

"Pero hermana," el zorro se quejó, inclinando su cabeza hacia atrás, "el árbol es demasiado alto. Yo no puedo alcanzar!"

"Saltá," la zorra le sugirió, divirtida.

El zorro saltó, estirando su patas frente para las uvas. El zorro fue demasiado chiquito, y se cayó.

De nuevo y de nuevo él saltavá, fallando cada vez.

"Me gusta ver te," su hermana le dijó cuando el zorro saltó de nuevo. "Es muy divertido."

El zorro se sentó.

"¡Me doy por vencido!" El gritó. "Soy demasiado corto para alcanzar las uvas, y tengo demasiado miedo para subir," el zorro suspiró. "Estoy perdiendo tiempo tratando de conseguir las estúpidas uvas. Yo voy a encontrar algo más fácil de comer," declaró el zorro, dándole la vuelta para salir de la arboleda.

La hermana del zorro saltó y tomó las uvas del árbol alto.

"Mi hermano menor," ella rió, causando el zorro que le mire a ella. "Aquí, tú puedes tener tus uvas, pero con una condición."

"¿Qué?" Él preguntó.

"Tú debes prometerme que no menosprecias y desprecias lo que está más allá de tus alcances. Por el contrario, esforzarse más lograr. Está bien?"

"¡Promesa!" El zorro gritó.

Los Dos ZorrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora