Capítulo 57.

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______ Seymour.

—Con que al fin llegamos, eh. — Meegan parecía algo incrédula, tanto que tuvo que revisar su mapa y afuera al mismo tiempo.

—Mira bien tu mapa, no es como que haya un cartel enorme a unos metros diciendo, "Bienvenidos a Jedediah Smith Redwoods". —dijo Axl, con ironía. Meegan apretó sus ojos hasta hacerlos pequeños, además de fruncir ligeramente el ceño.

  Apenas dejé el vehículo tuve que estirarme. Me sentía tan entumecida, tanto que al moverme quién sabe cuántos de mis huesos hicieron sonidos agradables. Estiraba mis brazos en mi espalda cuando noté la seña de Axl. Me llamaba en la cajuela.

— ¿Qué posibilidades hay de que hagas algo por nosotros? —preguntó. La picardía en su voz era más que evidente, pero también había diversión. Quería convencerme desde ahora. —Vamos a sacar las cervezas de la hielera y las meteremos en un par de maletas, luego Meegan y tú fingirán los embarazos más realistas que puedan crear para que nos dejen entrar con la que sería la congestión alcohólica de Steven.

— ¿No permiten las bebidas alcoholicas aquí? —pregunté, comenzando a guardar latas de cerveza en las mochilas. No me di cuenta de que había procurado tener cuidado de no mojarme con todos esos hielos enormes hasta que las grandes manos de Axl ingresaron a la hielera e hicieron lo que quisieron cuando al tomar otras latas.

—No te permiten ingresarlas, allá adentro puede que consigas una cerveza pero cuesta un ojo de la cara.

—Son famosos no tontos, al menos saben cuidar el dinero. —comentó Meegan, llegando con nosotros. —Qué horror, dejaste todo empapado. —Axl echó una breve risa.

— ¡Zanahoria, a taquilla! —gritó Slash desde lejos. Las taquillas, además de los pocos negocios y las pequeñas palapas con azadores, eran las únicas construcciones del lugar. Incluso el estacionamiento, solo había grava y árboles por doquier.

—Ya vuelvo. —Axl me dio un beso en la mejilla, se fue trotando hacía el rizado para comprar boletos.

—Veamos... Así luce más real. —Meegan analizaba los detalles en mi nuevo embarazo.

—Veamos el tuyo. —acomodé el suéter con detenimiento.

—Izzy, ayúdanos. ¿Cuál luce mejor? —pidió Meegan, aprovechando que Izzy estaba de paso en la cajuela.

—Ambas lucen como embarazadas.

— ¡Sí! —la pelinegra celebró, al mismo tiempo que se iba y le robaba un trago de cerveza a Adriana.

— ¿Qué va a pasar sí de este momento  aparecen fotografías  y la noticia llega hasta la prensa? ¿Qué crees que haga tu madre desde otro país? —preguntó y por un segundo, me petrifiqué ante la idea. Pero a ver, ya no tenía catorce años. No era una niña. Tampoco vivía con ella y solventaba la mayoría de mis gastos exceptuando los que involucraban la casa de Axl, porque él no quería, pero cuando me mudara sola eso haría y sin problemas. Así que me reí.

—Pronto cumpliré la mayoría de edad, Iz, y mi mamá me tuvo a los trece años. No hay mucha manera de que tenga que volverse loca, pero por sí las dudas, le llamaré cuando esté en casa.

—Tener dieciocho... tengo veintiséis  y sé que los dieciocho se sienten igual que los catorce, o diesiseis. Pero definitivamente no se sienten igual después de los veinticuatro. —mencionó. Me encogí de hombros lentamente.

—Puedo imaginarlo.

—De hecho no. Lo notarás cuando tengas veinticuatro o más.

—Bien, entonces no tengo una idea. La gran ventaja es que pronto podré hablar con quién quiera sobre mi relación con Axl sin sentir que el FBI saltará encima de él para derribarlo y llevárselo. —dije, y esa fue la primera vez en toda mi vida que escuché una carcajada de Izzy Stradlin. El hombre que podía pasar horas en silencio. Había conseguido hacerle reír y terminé riéndome por eso.

A rapist stepfather. |#1| Axl Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora