Aquél hombre tenía la capacidad de sorprenderle, cuando no debería ser así ya porque llevaban juntos hace bastante tiempo y él creía saber casi todo del otro. Y aun así él seguía sorprendiéndolo de formas que todavía no podía averiguar cuándo serían esos movimientos.
Como esa mañana, en la que, aun adormilado y con la ropa de cama, YoungJae miró a través de la mirilla de la puerta y vio a Daehyun del otro lado, sonriéndole al pequeño agujero mientras agitaba su mano a modo de saludo. Bien, lo iba a dejar pasar aun cuando sabía que no debería ser así porque el muchacho ni siquiera le había avisado que vendría en la mañana, ni un mensaje o una llamada. Su intención era dejarlo pasar y encerrarse en el baño para tomar una ducha antes de cambiarse, pero su pronto plan desapareció cuando DaeHyun extendió al abrirse la puerta un enorme oso color crema hacia YoungJae. ¡Y vaya que era enorme! Esponjoso, peludo, felpudo, relleno, como quieran llamarlo, el oso era enorme incluso para ellos. Debió haberse quedado quieto por varios segundos porque, para cuando Youngjae reaccionó, la puerta ya estaba cerrada y Daehyun reía mientras agitaba el peluche.
– ¿No te gusta? Es muy lindo. –Pronunció Daehyun sonriéndole, seguido de un corto beso en su mejilla.
Youngjae no respondió, se quedó observando el oso entre sus brazos e inconscientemente sonrió mirándolo.
– ¡Prepararé el desayuno! –Lo escuchó gritar desde la cocina y el asintió con otro grito dirigiéndose a su habitación.
Colocó su nuevo regalo sobre su cama, justo en el centro y buscó sus ropas para ducharse. Al lado de su armario, pegado a él precisamente en la esquina, tenía un sillón rodeado de los anteriores regalos de Daehyun, y todos eran peluches: osos, leones, conejos, elefantes, jirafas, hasta una ardilla que si bien al principio no le pareció tan linda, le encontró el gusto y atractivo. Pero este último peluche, era el más grande.
Decidido a despabilarse debajo del agua no pudo dejar de pensar en lo mucho que quería a Daehyun y en todo lo vivido durante ese tiempo, un año de relación. No podría decir que siempre fue lindo todo porque no era cierto, hubieron veces en los que sentía que...
Y recordó algo, algo que le dijeron una vez cuando aun era un adolescente. Los osos, de cierta forma, regalados sin ninguna fecha en especial, sólo podrían significar una cosa: una infidelidad. Y temió, sí, temió porque algo así le estuviese pasando. Pero de inmediato comenzaron a caer en sus recuerdos todas las cosas que hacía Daehyun para demostrarle que él era la única persona a quién miraba, a quién mimaba, a quien quería y protegía sin importar qué. Hasta Hmchan vivía diciéndole que Daehyun no paraba de hablar de él cuando se juntaban y le preguntaba qué tal iba su relación. Himchan le decía todo el tiempo que antes de que comenzaran a salir, Daehyun se imaginaba muchas situaciones en la que los dos eran pareja. Y eso le pareció tierno. Y era raro. Youngjae no se caracterizaba por sentirse de esa forma, tan cursi, ni con demostraciones externas ni internas, aunque fuese algo extraño. Pero con Daehyun algunas veces su actitud cambiaba. ¡Qué algunas veces! ¡Casi todas!
Salió de la ducha ya cambiado y bien despierto, llevando en su mano el gran peluche que le habían regalado esa mañana. En cuanto lo vio en la cocina, Daehyun se retiró la capucha de su buzo amarillo y le sonrió ampliamente llevando las dos tazas de café con leche a la mesa.
– No lo trates así –dijo de pronto el mayor señalando a su regalo– tiene sentimientos.
– Uh, ¿sí? –rió Youngjae ocupando una silla y dejando al oso a un lado.
– Sí, viene de mí y en cada peluche pongo un poco de mis sentimientos en él.Bien, eso no lo esperaba.
– Cuando fui a comprarlo, la vendedora que me atendió previó que iba en busca de un nuevo oso –le contó, alcanzándole el plato con galletitas caseras– y fue gracioso porque me dijo que siempre me atendía ella y yo no la recordaba. Quedé mal.
Youngjae rió junto a su novio. Era cierto, Daehyun era un poco despistado.
– ¡AH! Está caliente... me he quemado.
Y torpe.
Pero así le quería.– Cuando le estaba pagando dijo que también le gustaría tener a alguien como yo a su lado, y que mi novia seguramente fuese una chica muy linda y feliz.
En ese momento tanto Youngjae como Daehyun dejaron de comer. ¿A qué venía ese tipo de comentario? ¿Por qué en una fecha como esa? Se sintió incómodo en ese momento, y no le gustó sentirse así.
– Pero le dije que estaba equivocada. –Daehyun abandonó su silla y se acercó a Youngjae ocupando el lugar del oso y llevándolo sobre sus piernas. Una de sus manos atrajo la de Jae y la acarició mientras lo miraba a los ojos– Que era un chico, uno muy bonito, con sus ojos felinos y almendrados, sus labios abultados y rosados, una nariz que hace cosquillas –ambos rieron despacio– y que sí, mi novio era muy feliz tanto como yo, y que si aun no lo era, yo me encargaría de eso.
Youngjae sintió su interior alborotarse, esa cosquilleante sensación le inundó por dentro recorriéndole el cuerpo entero y convergiendo en el centro de su pecho.
– Y se lo volvií a repetir –continuó Daehyun– le dije que mi novio era la persona más hermosa que jamás haya conocido.
Daehyun comenzó a acercarse sonriendo, siempre sonriendo, pero antes de posar sus labios sobre los de Youngjae, éste se alejó escasos centímetros.
– Pero no le has dicho de su increíble inteligencia –fingió molestia, elevando ambas cejas.
– ¡Oh! –el contrario ladeó la cabeza y la agachó, como arrepintiéndose de no haberlo recordado, también frustrándose con actuación de por medio– Pero esa cabe en su hermosura, así que supongo que estaba implícito en ella.¿Qué más iba a esperar? Esta vez fue Youngjae el que se acercó y unió sus labios con lo de Daehyun. Tan suaves como la primera vez que los probó. Ese recuerdo seguía en su mente, y cree que siempre lo estará.
– Tus labios... –murmuró Daehyun separándose un poco manteniendo sus ojos cerrados– son tan suaves –y acariciando el mentón de Youngjae con el pulgar, abrió los ojos lentamente. Verlo tan de cerca le hacía cosquillas.
– Yo también pensé en eso –respondió el menor.
– Entonces mis labios se vuelven más suaves cuando besan los tuyos.Y nuevamente volvieron a fundirse en un lento movimiento, pasional, pero sin ser bruscos, haciendo presión, pero sin lastimarse.
– Feliz aniversario.
Un año. Para algunos podría significar poco, para otros, mucho. Para otros, quizá, algo más relativo.
Estuvieron casi un año antes de hacer oficial su relación, flirteando, día tras día, encuentro tras encuentro, y tal vez fueron en esos meses cuando se enamoraron uno del otro. En esas miradas que se daban a distancia, alguna sonrisa producida por el simple hecho de encontrarse con el otro, en esos contactos de piel mínimo que tenían, en las excusas que se inventaban para obtener la atención o ayuda del otro.
– ¿No llevarás el peluche? –le preguntó Daehyun antes de salir del departamento de Youngjae, éste sólo miró al inerte oso que estaba desparramado sobre el sillón de la sala.
– ¿Quieres que lo lleve?
– Para eso lo compré.Youngjae fue a buscar el felpudo animal y lo sostuvo en un brazo. Se detuvo frente a Daehyun y depositó un corto beso en sus labios cerrando la puerta detrás sí.
– Te queda bien el amarillo –acotó el menor entrelazando sus dedos en cuanto su novio buscó su mano para sujetarle.
– Porque es tu color favorito –respondió– es como llevarte siempre conmigo.Y lo demás... bueno, el resto del día fue así de cursi.
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Peluche [B.A.P - DaeJae]
FanfictionUn año juntos. Una mañana azucarada. • B.A.P · AU • Daehyun x Youngjae DaeJae • Género: fluff