El sábado por la mañana el Gran Salón se divide entre los que apoyan a Hufflepuff y los que apoyan a Ravenclaw. Debo ser la única de Gryffindor que quiere que Hufflepuff gane, porque todos siguen resentidos por el último partido. Pero yo no puedo estar enojada con Cedric, y el no haber jugado en ese partido me da la suficiente distancia como para pensar que no fue tan grave.
—¿Van al partido? —les pregunto a Ron y a Harry, salteando a Hermione por obvias razones. Sé que ella prefiere quedarse adentro leyendo.
—Sí —dice Harry—, todo el equipo va. Wood quiere ver cómo juegan... sin lluvia.
—¿Escucharon? Dicen que Selene se recuperó y que va a poder jugar hoy —dice Seamus con una sonrisa que me da ganas de patearlo debajo de la mesa. Pero no lo hago. Sé que tendré mi venganza cuando Cedric le gane a Selene. Y, pobre Seamus, no tiene la culpa. Selene puede ser insoportable y malvada y muy tonta en algunas cosas, pero es linda. Y es probable que ni siquiera sospeche que es mi hermana.
—Harry —digo—, puedes decirle a Wood que ya pasó más de un año desde que empecé a jugar para Gryffindor y todavía no me llegan sus avisos. No sé si el problema es su secretaria o si se olvidó de ascenderme de mula a jugadora, pero no. Me. Llegan.
Cuando entramos al estadio de Quidditch, espero antes de subir a las gradas para hallar un lugar que no sea muy cercano a los gemelos. Tengo la terrible sospecha de que no podré contenerme al ver a Cedric jugar. Es un hermoso día de invierno, con sol y sin viento y no hace mucho frío. El pasto de la cancha ya no es verde y está corto, pero al menos no hay escarcha y los asientos no están helados.
—Ven, siéntate con nosotras —me dice Angelina cuando me ve parada como un perchero. Termino accediendo y me siento con ella, más cerca de George de lo que me gustaría. Janine, Manet y Naddie (o como se llamen sus amigas) no vinieron hoy. Katie se sienta al otro lado y nos transformamos en un sándwich de cazadoras.
Seamus y Dean se sientan en la fila de atrás y veo que Lavender y Parvati también vinieron, cada par para ver a Cedric o a Selene. Fred y George sacan dulces de sus bolsillos y ofrecen en nuestra fila, y George se levanta para darme algunos. Nuestras manos se rozan y cierro el puño alrededor de los caramelos y me acomodo en mi asiento mientras le agradezco sin mirarlo.
Madam Hooch hace sonar el silbato y aparecen catorce jugadores con sus escobas, siete de amarillo, siete de azul. La tensión se siente en el aire. Si esto es un partido Hufflepuff-Ravenclaw, no me imagino el ambiente que hay en las gradas cuando Gryffindor juega contra Slytherin. Cedric y Ramiro Eldams Oskett, los capitanes, se dan la mano y se separan de inmediato para volver a la formación. Vuelve a sonar el silbato y los catorce jugadores y Madam Hooch se elevan en el aire sobre sus escobas, y el juego comienza cuando Madam Hooch suelta la Snitch y las Bludgers y lanza la Quaffle al aire. Cho Chang, la buscadora de Ravenclaw, se lanza tras la Snitch como un águila detrás de su presa. Debe tener una vista excelente. Cedric va detrás por unos minutos, pero luego se separan y van en direcciones opuestas. Mientras, veo a Selene rondando por los aires, lanzando la Quaffle y sacudiendo su melena dorada que refleja el sol de invierno. Cada tanto desciende un par de metros y se mete en el camino de Cedric, y luego vuelve a subir para recibir un pase. Vuela bien, la maldita, pero está demasiado concentrada en llamar la atención y pronto pierde la Quaffle. Se enoja tanto que, sin notarlo, vuela directamente a uno de los bateadores de su equipo. Se hubieran estrellado de no ser porque una Bludger pasó por el medio y la hizo cambiar de sentido.
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Leyla y el prisionero de Azkaban | (LEH #3)
FanficGanadora de los WATTYS 2017 // Destacada en Wattpad [Serie "Leyla en Hogwarts": Libro 3] - Libros 1 y 2 en mi perfil. No es suficiente tener un tío loco y arrestado por asesinato. No, la suerte de Leyla no se conforma con eso. Lo que necesita Ley...