Introducción.

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Las guerras, orquestas que le dedican baladas a la muerte y le tocan sinfonías catastróficas a los soldados, que irrumpen con la paz de los mismos, y al final junto a una ópera cantan victoria, o con una trompeta anuncian el fracaso de los patriotas que estuvieron en una batalla que fue en vano, y que cambió el color del césped.

La paz se encuentra en uno cuando vuelven a su hogar, recibido por sus amores o familias, otros la encuentran en el último suspiro, alejando su mente de aquel martirio escandaloso.

David Blue no tuvo esa suerte, y sufrió una guerra peor al volver a casa con la victoria y la pena, una en cada hombro. Su mujer murió, el estrés y la falta de sueño por la intranquilidad que le daba que su esposo esté lejos la hizo colapsar, sin poder pasar sus últimas palabras de sus labios pintados de carmín a una hoja con su aroma en él.

Su hijo huyó, ya había cumplido la mayoría de edad, por lo que no le fue difícil ir a un país tranquilo donde estar cómodo, y donde no recibiera noticia alguna de su padre, ni siquiera de la guerra.

Lo único que le quedaba a ese pobre guerrero, era el único que lo esperaba en la puerta de su casa con brazos abiertos, lágrimas en los ojos, y una sonrisa llena de emoción por ver el rostro vivo de quién más apreciaba, su mejor amigo. Richard Edison era alguien extremadamente dulce, desafortunadamente no le fue tan bien como a su amigo, no tuvo esposa, apenas logró tener novias, y todas a obligación. Richard estaba igual que la mujer de Blue, con un estrés y una depresión que lo podrían matar, pero él se mantuvo en píe, si salía vivo de aquel infierno, podría volver a abrazarlo.

Tuvo que hacerse cargo del militar, puesto que se encontraba inestable mentalmente, se ponía a llorar de forma repentina a veces, y todo porque las imágenes traumaticas no se iban de si mismo. Debía dejarlo con su hermano o con un vecino cuando se iba a trabajar, puesto que mostraba señales claras de querer suicidarse. Básicamente, Richard era su madre, su esposa y a su vez, su amigo, se encargaba de él en todo.

Edison recuerda con nostalgia cuando le pedía a David que se callara, era muy parlanchín, le emocionaba cada pequeñez de tal forma que podía hablar de ello todo el día, a veces era molesto, otras veces interesante, pero nunca dejaba un espacio de silencio para que quién lo oyera digiriera todo lo que decía. Eran buenos tiempos aquellos... Pero quedó tan afectado, que sacarle más de una palabra era el logro más grande del día. David Blue no murió de forma física... Pero para su cuidador, no había duda de que realmente su amigo había muerto.

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⏰ Última actualización: Nov 10, 2016 ⏰

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