Capitulo 2

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CAP 2

Luego de largas y eternas horas de sueño, finalmente llegué a mi destino. Alaska. No sé qué sería de mí ahora en más, tendría que buscar un hogar cómodo para poder alojarme y que me hiciera sentir tranquila para poder pintar mis cuadros.

Y ahí me veía yo, saliendo del aeropuerto de Juneau,  para dirigirme al centro de la ciudad, sabía que me sentiría cómoda porque la cantidad de habitantes en esta ciudad era medianamente alta ya que era la capital de Alaska  y buscaría un lugar cerca del centro de la ciudad para poder tener toda la paz que necesitaba y me quedaría más cerca de donde sería el evento de la exhibición de cuadros.

Después de recorrer un rato  las  afueras del centro buscando algún hostel, o casa para pasar el largo periodo que me esperaba, encontré lo que quería, una magnifica casa de lago, era espectacular y justa para mí.

Cuando me acerque vi a un señor en el pequeño patio delantero  de la maravillosa casa. Este era de una estatura levemente baja, probablemente unos 7 o 8 cm más bajo que yo, tenía una barba blanca que le cubría todo el mentón y hacia los costados de la cara que se unía con un simple bigote arriba del  labio superior, su pelo era del mismo color, y llevaba puesto unos viejos vaqueros con una camisa roja con un estampado de líneas formando cuadrados  en ésta.

Mientras me acercaba, una mujer mayor, al parecer de su misma edad, se aproximaba con un lento paso hacia él y con una bandeja en las manos que tenía un vaso con refresco y algunos bocadillos,  eso me daba a entender que ahí vivía solo una adorable pareja de ancianos. Cuando llegué hasta donde estaban ellos se me quedaron mirando extrañados como si no estuvieran seguros a que se debía mi presencia. - ‘’Tranquila Sophie, ya estás aquí frente a ellos, no puedes marcharte sin decirles nada’’ – me decía a mi misma para tranquilizarme y armarme de valor –‘’Ya no hay marcha atrás’’-.

 -Ho...hola- empecé a vacilar, era como que de repente hubiese entrado en un estado de shock de improviso y no supiera cómo manejar esta incómoda situación.

-¿Qué se te ofrece niña? – me preguntó  la anciana mientras me observaba detenidamente como si tratara de buscar algo de mí.

-Yo...em... Pues- ‘’Diablos Sophie reacciona’’-, me regañaba a mi misma  en mi mente- quería saber si ustedes necesitaban a alguien  que les sirviera de ayuda en la casa.

-Ohh – dijo el hombre, que también me había estado observando con atención. – eso… es muy amable de tu parte hija.

-¿Y a que se debe todo esto?- me pregunto la anciana con gran curiosidad, me arme de paciencia por los nervios que tenía para poder explicarle con tranquilidad las cosas.

-Bueno, pues… , como verán, yo vengo desde Olympia, Washington, pinto cuadros en una galería en mi ciudad y ahora gracias a unas personas  que de aquí de Alaska, me invitaron a participar de una exhibición de cuadros  justamente en Juneau que se realizara dentro de 6 meses, pero como necesito dinero para poder pagar los impuestos de mi hogar junto a mis padres, he decidido venir un tiempo antes para poder  encontrar algún trabajo y ganar algo de dinero aparte de la exhibición donde después los cuadros serán rentados y ahí podré ganar un poco más.

-Oh... pareces ser una joven muy trabajadora. –decía el hombre mirándome fijamente.

-Y seguro que lo es – Dijo la mujer con una sonrisa en sus labios que transmitía un cálido cariño de madre.

-¿Y tienes donde alojarte?- Me preguntó el señor luego de tomar un sorbo de su refresco.

-No... Es por eso que vine hasta aquí, me llamó mucho la atención esta linda casa, y cuando los vi sentí la necesidad de ofrecerles mi ayuda ya que este lugar requiere de mucho cuidado, a no ser que ustedes estén acompañados.

-Oh no. No lo estamos. –Añadió vagamente la señora.- solo nos tenemos el uno al otro. 

Me causó mucha ternura oír eso, me recordaron a mis padres, ‘’Oh mis padres, cuanto los extraño’’- pensé.

-Bueno, quizás podríamos ofrecerte nuestro hogar, a cambio de tu ayuda. – me dijo el hombre con un tono algo cansado y  brindando una pequeña sonrisa.

-Es cierto querida, nos servirías de mucha ayuda, además  este es un lugar muy relajante, como puedes darte cuenta enfrente y a unos pasos está el lago. Es precioso.

-¿Enserio? Se lo agradezco mucho. He estado toda la mañana recorriendo la ciudad con mis maletas hasta que decidí venir a buscar hacia acá.

 -Y hiciste una excelente elección pequeña, aquí podrás relajarte y quedarte el tiempo que quieras y necesites. Ah, por si se me olvida, volviendo al centro de la ciudad desde donde viniste hay varias tiendas, quizás allí puedas encontrar trabajo.

-Es verdad, aparte les sería de mucha ayuda como a nosotros, tener a una jovencita tan lista como tú. – dijo la mujer en tono agradable, que me hiso sentir bien.

-¡Muchas gracias! Lo tendré en cuenta. – dije con una sonrisa de felicidad en mi rostro.

-Bueno… creo que será mejor que entres y te pongas cómoda, debes haber tenido un viaje agotador.

-Si es verdad, ha sido un viaje muy intenso.- contesté con algo de cansancio.

-Ven, mejor entremos, mas tarde cuando te encuentres mas descansada charlaremos más.- me decía la mujer mientras apoyaba la mano en mi espalda delicadamente y conduciéndome hacia adentro de la casa.

Era en verdad un lugar muy acogedor,  tenía un tono antiguo pero a la vez cautivador,  en la entrada principal había un pequeño pero agradable ramo  de flores con colores exóticos sobre una mesita de madera que parecía recién lustrada con barniz, seguro  las deben haber traído desde el lago,  al lado de éstas había una larga escalera que conducía hasta el primer piso, iría a conocer por allá arriba mas enseguida.  A la izquierda había un marco de una puerta que conducía hacia un salón o más bien a una sala de estar, allí había un par de sofás que parecían ser del siglo XIX, me di cuenta por el diseño y el estado impecable en el que se encontraban,  muy delicados y bonitos, eran de un color bordo oscuro.  Debajo de ellos había una alfombra que también deber ser de esa época porque igual que los sofás, teñía un estampado muy particular de esos tiempos. Y en frente había una  preciosa chimenea, tenía un estilo muy familiar, perfecto para mí, podría sentarme  enfrente de ella durante horas en las noches frías con una deliciosa taza de café caliente.

Devuelta a la entrada principal y yendo para la derecha de ésta, se encontraba la cocina, era bonita y sencilla, detrás de las puertas de madera con pequeños ventanales de vidrio  de la alacena, podía ver cómo estaban prolijamente ordenados los platos  en el estante de arriba,  en el que seguía pude ver los vasos  ordenados de la misma forma y en el tercer estante las tazas de té y café.

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Bueno aquí tienen el segundo capitulo si les gusta y comentan quizás suba también el capitulo 3 si me dan los tiempos también jaja y sino mañana seguro seguro como todos los días actualizo, una cosa mas, si quieren puede pasarse por la nueva historia de mi amiga TMCastro que se unio al igual que yo ayer se llama: A lesson of love seguro les gustara   ,  en fin, eso es todo, Feliz Navidad! :)

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