capitulo 2

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Eran las dos de la mañana, ya habían llamado a mi casa, y mi tío venia a recogerme, debería odiarme por hacerlo ir hasta la estación a esa hora, aunque en si, el se ofreció voluntariamente para compartir el hecho de ser mi tutor legal junto con mi madre cuando empece a meterme en"problemas", aunque eso no es nada comparado con el problema en el que estoy ahora.

-Hola princesa, ¿estas bien?- pregunto el, como siempre se encontraba extremadamente presentable, a sus 40 años seguía pareciendo actor de Holliwood, pero cuando tubo la oportunidad de formar una familia, yo empece a tener problemas de conducta, el decidió hacerse cargo de mi y dejar a su esposa, en fin muchas personas han sacrificado cosas por mi, y yo?, pues yo jamas eh sacrificado nada por nadie, y soy lo suficientemente egoísta para no preocuparme por ello.

-Si claro- respondí sin ganas, mire al policía acercarse por la espalda de mi tío y solté un suspiro cansado.

-Buenos días, ¿usted es el tutor de la señorita?- pregunto el oficial llegando con una carpeta.

-Sí señor, soy el tío, vengo a recogerla. Donde firmo- pregunto el formal, estaba intentado sacarme rápido sin que me dieran un sermón y en el fondo se lo agradecía.

-Antes quisiera hablar con usted, ¿sabe cual fue el motivo que impulso a la señorita Whinston a escapar?-pregunto el oficial.

-Pero que bisagra-dije en un susurro aunque fue claro que los dos me escucharon, mi tío me fulmino con la mirada y continuo hablando.

-No, pero hablare con ella al llegar a casa, gracias oficial-dijo el.

-Bien aunque espero que esto no vuelva a repetirse, ella es una menor de edad y el que este intentando escapar de su casa, no da buenas bases de educación- dijo el maldito policía, después preguntaban porque la gente los odiaba, aunque tal vez tenia razón, siempre me habían dado todo lo que quería, siempre que yo quería algo lo obtenía, pero no, ni siquiera debería estar prestando le atención a este tipo, que rayos le pasa, que no  sabe que en asuntos familiares un extraño, aunque tenga una placa no debe meterse.

-Oficial con todo respeto, creo que eso es alguno que a usted no le incumbe- dijo mi tío, gracias al cielo, tenia a alguien que pensaba como yo.

-Caballero, solo me preocupo por la seguridad de su sobrina, no es seguro que a su edad ella viaje sola, y mucho menos intentando escapar de casa.

-Donde firmo.-Dijo seriamente mi tío dirigiéndole una mirada no muy agradable al oficial.

-Acá.-El oficial le acerco unos papeles que el empezó a firmar.-¿No le interesaría saber a donde planeaba viajar su sobrina?

-Confió plenamente en que ella me lo dirá cuando lleguemos a casa. Muchas gracias por su colaboración, tenga un buen día.

Salimos rápidamente y nos acercamos al parqueadero, todo estaba demasiado silencioso, pero no de esos silencios incómodos que te hacen sentir que haces las cosas mal, un silencio acogedor que solo el lograría crear en esa situación, subí al asiento del copiloto y dirigí mi mirada hacia la ventana, mientras observaba las luces de la ciudad reflejadas en el vidrio empece a pensar en las cosas que habían sucedido en las ultimas 24 horas, nada había salido como un día normal, sentí que mi visión se volvía borrosa y me temblaban las manos, no se en que momento quede dormida con mi cabeza apoyada en la ventana. Pero si puedo recordar el momento en el cual sentí una mano sobre mi hombro sacudiéndome suavemente, desperté sobresaltada y quite la mano de mi hombro con un movimiento brusco.

-Tranquila, soy yo.-Me miro con esa tierna mirada que siempre me dirigía cuando era pequeña y tenia pesadillas, mama casi nunca estaba conmigo así que el me cuidaba varias noches en las que las pesadillas me atacaban.

-Llegamos cierto.-Intente evitar sus ojos, porque sabia que si lo miraba empezaría a sentirme culpable por lo que había hecho y para mi eso no estaba permitido, la culpa, el remordimiento o la lastima no estaban en mi lenguaje, y todo lo que los hiciera aparecer era una amenaza para mi.

-Si princesa. No hay algo de lo que quieras hablar-pregunto el amablemente.

-No- respondí seca.

-Bien, hablaremos de ello en la mañana- dijo.

-Sabes que no lo haremos.

-Sam solo quiero que confíes en mi- dijo el triste.

-Pues no lo intentes, porque no funcionara, hay cosas que es mejor que no sepas, has oído de los secretos.

-Si, las personas que mas secretos guardan son las que son compasivas, competentes, confiables, altruistas y empáticas.

-Exacto, estas personas tienen una cierta afinidad con aquellas personas que necesitan ser escuchadas, por lo tanto, llega un momento en el que esas personas, no solo guardan sus secretos, sino también los secretos de las personas que los rodean y que confían en ellos, tu cumples perfectamente con las características de las personas que guardan secretos. Conozco muchas personas las cuales te han contado sus secretos y jamas se lo has dicho a nadie, con tu mirada me das la razón, esas personas son un peso sobre tus hombros, porque al guardar sus secretos, empiezas a preocuparte por ellos, por sus problemas y por como solucionarlos, pero dime cuando tu necesitas un consejo, ¿alguien esta hay para ti?, ¿alguien te da consejos igual de maravillosos como los que tu das?, no cierto, das los mejores consejos pero no sabes que hacer con tu vida no es cierto. Por eso cuando yo tuve problemas dejaste tu vida y tu oportunidad de formar una familia de lado y corriste a ayudarme. Ya no lo hagas mas, empieza a pensar en ti y deja de preocuparte por mi, ya déjame en paz.-Cuando termine de hablar me di cuenta que había herido sus sentimientos, empece a pensar mis palabras y aunque no me arrepentí, si sentí que hubo palabras que debería haber cambiado y frases que no debería haber dicho. 

-Samantha, siempre usas esa manta, para ocultarte y que las personas no vean tu debilidad princesa, pero conmigo no puedes hacerlo, te conozco, te he visto crecer en todas tus etapas, estuve en los momentos mas importantes de tu vida, y lo seguiré estando, porque eres mi niña, te quiero como una hija y eso no va a ser cambiado por el comportamiento tan tosco que estas teniendo.

-Solo iré a mi habitación si.-Me la pasaba tanto tiempo allí que había mandado a adaptar un cuarto para mi, me recosté sin cerrar los ojos, me quede mirando el techo y los posters que había mandado a pegar allí, las asesinas mas reconocidas y buscadas del planeta se encontraban en mi techo. Al tener mi edad muchas chicas planean convertirse en algo grandioso, actrices, modelos, estilistas, ser famosas y recorrer el mundo, y aunque teníamos la fama en común, yo no seria famosa por las mismas razones que ellas, me convertiría en la mejor asesina a sueldo que pudiese existir, y un día mi rostro podría encontrarse junto al de esas hermosas y talentosas mujeres.

crisis mentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora