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Me despedí de mis amigos para ir a hablar con Cedric, pero cuando salí del Gran Comedor, una mano me cogió del brazo y me tiró hacia un lado, alejándome de la gente.
Miré a la persona con el entrecejo fruncido y era Draco Malfoy. Me estaba sonriendo.

- Hola. - Me dijo en bajo. Donde estábamos nadie podía vernos.

- Hola. - Respondí de igual manera con una sonrisa.

- Quería preguntarte algo. - Me cogió una mano y empezó a jugar con mis dedos, algo que nunca había hecho y me hizo mirar sus manos jugando con las mías de nuevo con el ceño fruncido.

- Claro. Adelante. - Le miré a los ojos, aunque él no me miraba a mí, si no a mis manos.

De repente levantó su mirada y me miró fijamente a los ojos.

- ¿Quieres venir al baile de Navidad conmigo? - Sus ojos desprendían un brillo que hacía que tuviera el impulso de abrazarle, pero ahora mismo tenía miedo.

¿Qué debía hacer? Al principio no tenía pareja para el baile y ahora hay dos personas que me lo están pidiendo.
Tenía miedo de rechazar a Draco, que se enfadara conmigo y perderle, y no quería eso. En absoluto lo quería.
La verdad era que nunca había hablado con Cedric Diggory y le iba a decir que aceptaba su petición, pero ahora me encontraba en esta situación.
¿Qué hago?
Cualquier persona sensata que estuviera en mi situación con Draco, lo hubiera elegido a él. Pero Cedric era muy guapo...

- Emm... yo... - Su brillo se desvaneció y sentí como si me dieran un puñetazo en el estómago. - Emm... - No sabía que contestar. No sabía a quien elegir.

- Ya tienes pareja. - Dijo. No era una pregunta, si no que me lo estaba afirmando, pero negué con la cabeza.

- No, aún no la tengo pero... - Tragué saliva y suspiré. - Cedric Diggory me lo ha pedido, y justo al salir del Gran Comedor le iba a decir que sí. - Dije de carrerilla. Su cabeza se movió despacio de arriba a abajo, asintiendo.

- Cedric Diggory. - Dijo mirando mis manos otra vez. Estaba decaído y eso me partía el corazón.

Me abalancé hacia él para abrazarle, pero me detuvo con sus manos mirándome y se alejó unos centímetros de mí. Unas lágrimas salieron por mis mejillas.

- Draco, es solo un baile.

- Y él es Cedric Diggory. - Fruncí el ceño.

- ¿Y qué hay de malo? - Su rostro no tenía ninguna expresión.

- Que utilizará sus "encantos", - Hizo comillas con sus dedos. - Para que te enamores de él. - Solté una risita.

- ¿En serio? - Volví a reír. - Draco, por que sea uno de los chicos más guapos de la escuela no significa que a mí me vaya a enamorar como tú dices.

- ¿Entonces por qué vas a decirle que sí a él y no a mí? - Me quedé en silencio durante unos instantes.

- ¿No te das cuenta de lo qué pasaría si nos vieran juntos? Un Slytherin con una Gryffindor. La gente se volvería loca y empezaría a crear chismorreos por todos lados. - No contestó, pues él sabía que yo tenía razón.

Se acercó despacio y me cogió la mejilla delicadamente con su mano. Le sonreí.

- Pero siempre te preferiré a tí. - Concluí y él se acercó más a mí, pegando nuestras narices.

Mi pulso se empezó a acelerar y él lo notó, por lo que soltó una suave risa. Como siempre, su olor a menta inundaba mis fosas nasales y yo simplemente cerré los ojos inspirando aquel agradable olor.

Aún con los ojos cerrados, noté como algo se posaba sobre mis labios. Eran los suyos.
Me arrimé un poco más a él para unir definitivamente nuestros labios en un magnífico beso. Moví mis labios al compás de los suyos mientras miles y miles de mariposas revoloteaban en mi estómago.
No podía creer que estuviera besando a Draco Malfoy, el chico que odié durante tres años. Pero me enamoré de él tan fácilmente...

Y el león, valiente y audaz, cayó en los ojos hipnotizantes de la víbora, que había sabido llegar hasta su corazón con tanto sigilo, que no se dió cuenta de que se había colocado allí, solo se dió cuenta de que estaba ahí y de que ya no se podían separar...

Se separaron del beso muy despacio, dejando sus narices juntas y sonriéndose mutuamente. Era una sensación increíble la de besar a la persona que amas...

- Será nuestro pequeño secreto. - Me susurró aún con su mano en mi mejilla. Lo sonreí aún más.

Me fuí por donde vine y él hacia la Sala Común de Slytherin, en las mazmorras.

Al día siguiente me levanté y bajé a desayunar, y afortunadamente vi a Cedric Diggory solo apunto de entrar, pero corrí hacia él y le toque el hombro haciendo que se girara.

- Buenos días Cedric. - Le sonreí. Al principio estaba un poco confuso, pero después me sonrió entre dientes.

- Buenos días Claire. ¿Qué tal?

- Muy bien. - Contesté sin borrar la sonrisa. - Quería decirte que... si quiero ir al baile de Navidad contigo. - Me miró sorprendido.

- ¿En serio? ¿Dean Thomas te lo dijo? - Asentí soltando una risita y él se sonrojó. - Pues... estaré encantado de verte allí.

- Lo mismo digo. - Y anduve hacia el Gran Comedor. - ¡Hasta luego! - Me despedí con la mano al igual que él y fuí con mis amigos.

Terminamos de desayunar, y fuímos a clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Menos mal que hoy era el último día de clase antes de las vacaciones de Navidad.

Te quiero, No te quiero || HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora