CAPITULO III

2 0 0
                                    


Entonces cuando me prestaba a contestar, un funcionario del aeropuerto nos indica que están por cerrar, pero hace un momento había miles de personas.

- Caballero son horarios y hay que respetarlos. -en tono insolente–

Aunque parezca improbable había pasado una hora dialogando.

- Está bien, gracias por su ayuda tenga buen día.

- Moni ¿Me das el gusto? -extiendo mi mano-

- Claro. -toma mi mano-

Mientras nos alejábamos y partíamos rumbo a la salida del aeropuerto, pregunté:

- ¿Me recomiendas algún hotel?

- Por su puesto soy tú guía, pero esperaba que te quedarás en mi casa, para así salir y darte a conocer mi ciudad. ¿Te animas?

- Te aseguro que saldremos juntos todos los días que este aquí, he venido a por ti, a compartir momentos juntos nos lo merecemos después de tanto estudio y sacrificio debemos disfrutar la vida, aunque prefiero quedarme en algún hotel, necesito ordenar algunas cosas de mi trabajo para no atrasarme y realizar algunas llamadas.

- Me hubiera gustado que te quedes en mi casa, mi hermana ya está en otra ciudad tiene sus compromisos pero sí te sientes más a gusto no hay problema pero me gustaría mucho estar contigo y cuidar de ti.

- Bueno, ya soy tu huésped. Pero debido a esta hora debemos tomar algún transporte. ¿Verdad? Además, ¿qué pasó con el último chico que me hablaste? Te trataba muy bien por lo que me relatabas.

- Claro mi casa no queda atrás del aeropuerto, jajajaja.

- Mira un taxi es nuestra oportunidad.

Tomo mis cosas y las pongo en el porta maletas, aún sigo pensando en lo esquivo que fue al tema antes...

Ella entra al taxi, y da las indicaciones de donde vamos a ir, estando ya ambos dentro, se forma un silencio eterno, por el momento no tenía en mente un tema... hasta que Moni irrumpe el silencio.

- Julian fue una larga historia pero ya que el viaje es largo...

- Vale te escucharé atentamente.

- Bueno atento porque necesito tus puntos de vista del tema. –se recoge de hombros y comienza a exclamar sus palabras con cierto miedo, y vergüenza, este tema será interesante, y a decir verdad me interesa mucho, había perdido el interés a temas ajenos con mí acostumbrada actitud egocéntrica para no perder mis objetivos de vista, pero hoy es diferente-

- Se llama Arnold aún no lo olvido, ya ha pasado un mes desde la última vez que lo vi, no sé cómo lo hace pero prácticamente me puede dominar con una mirada atenta, fija, dime tú, quien no enamorarse de un chico atento, detallista, con muy buen humor. Cada acción hacia que se ganara un espacio enorme en mi corazón cada vez que lo veía mi corazón palpitaba a mil, mis cachetes se enrojecían como una pequeña niña avergonzada, todo era perfecto hasta que descubrí que no era la única que estaba feliz con él, justo después de haberme comprometido con él, muchas estaban tras él, pero sólo tenía ojos para mí, aún no lo entiendo porque lo hizo, sentí que mi mundo se venía abajo cuando supe que estaba con aquella chica, dude no le creí a nadie hasta que esa imagen de vernos juntos tomados de las manos mientras se besaban en un parque no tan concurrido. Mi universo cayó destrozado, me deprimí mucho pensé en dejarlo todo echarlo al carajo, lloré, lloré y lloré mi corazón se hizo más pequeño al saber que se iban a ser marido y mujer, casi enloquezco pero mis dudas seguían.

¿Cómo pudo haberse olvidado de mi tan rápido? ¿Cómo un hombre puede comprometerse con dos mujeres en menos de seis meses? ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo?, mis pensamientos eran incesantes, todos empezaban con cuatro letras CÓMO.

Hasta que llegó el día, ya que todo no se puede guardar, ella esperaba un hijo de él, era lógico un ¿chico de dinero, apuesto, con grandes metas, casarse con tan solo veintidós años? Nuevamente decaí, pensé en dejar los estudios estando a meses de incorporarme, gracias a Dios mis amigos fueron mi pilar, ellos me levantaron y literalmente me golpearon en las mejillas diciendo que no era el fin del mundo el sólo fue uno más y que luego siendo una profesional los chicos estarían a mi disposición y fue así, aunque eran lindos y tiernos no cumplían con lo que yo quería y eso que no soy exigente -ver su sonrisa después de escucharla triste fue algo hermoso me lleno por dentro –

Era muy lógico que antes estando con él no se me acercaba nadie y de repente... Los chicos a mí como abejas a la miel (jaja) todo esto ocurrió por mi éxito laboral.

- De repente una voz se añade a la conversación, el taxista interrumpe, como odio eso.

Señorita disculpe pero por lo que he oído en su conversación, he llegado a la conclusión que su persona es Mónica Moron ¿Cierto?

- Exacto caballero -responde con un tono de enojo- Pero, ¿su persona podría hacer su trabajo?

- Disculpe señorita mi interrupción -frunce el ceño y el conductor sigue su trayecto en la autopista-

Su veracidad al exclamar y reclamar sus derechos me dejo perplejo, siguen mis puntos de vista que ella es diferente, una mujer como ninguna una líder empresarial con carácter que doblega a cualquier malandro, mis ansias se hacían más fuertes quería saber más de ella, mucho más una corazonada me indicaba que estaba en el lugar indicado, por ahora no exclamo nada solo escucho ya que estoy hipnotizado con el movimiento de sus labios y se cuánto ama una mujer ver que es escuchada sólo espero mi momento para dar mis puntos de vista.

- Arnold fue una persona importante en tu vida y mucho, pero él ya fue, ya pasó, tú objetivo es ver al futuro lo prometedor que es para ti, mírate, eres todo un éxito en tú población, sin él has triunfado, sé que dolió su perdida pero no te merece, de haberlo hecho no se hubiera enredado con aquella dama, pudieron a ver sido días duros en tu vida, lamento no haber estado ahí al menos sicológicamente, porque físicamente me fue imposible pero mira cómo pasa el tiempo y aquí es donde logras ver por qué te has esforzado tanto por un objetivo, tú ya lo has logrado pero estoy seguro que no te quedarás ahí, e irás por más, tu ojos brillantes me lo dicen, sé que no estas satisfecha, más porque así es el ser humano ambicioso, no se satisface, hasta dominar al mundo, pero al punto eres joven atractiva triunfadora y el tal Arnold no te merece en ningún aspecto él ya tiene su vida quien sabe si sea obligaba pero, a cada acción su reacción y responsabilidad, ahora sólo quiero que seas feliz y olvides a ese ser que no debe estar en tu pensamiento bórralo lentamente de ti.

Acaricio su mano brindándole la confianza que debe sentir en este momento, y sonrío levantando la mirada y ver sus ojos brillantes casi derramando una lágrima ante mí con esas mejillas rojas las cuales se notaban poco por la oscuridad del momento, de pronto vuelvo a la realidad cuando escucho de nuevo esa molesta voz.

- Servido dama: ella sale primero seguramente a limpiarse un poco las lágrimas que estaban por salir.

3qb *

Encuentro soñadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora