Capítulo 15.

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Michael estaba que estallaba de felicidad. Realmente nunca en mi vida lo había visto tan contento, eufórico y lleno. Instantáneamente su alegría me contagio y fue inevitable no preguntarle qué pasaba.

—¡Qué pasa! —Grité emocionada y con una sonrisa en mis labios. 

—Ya casi está el disco Dangerous —Lo dice de una manera que ni él mismo se lo creía.

—Eso es maravilloso, Michael —Respondí con la misma emoción.— ¿Cuando se lanza?

—El 28 de Noviembre se lanzará —Dijo con una sonrisa en sus labios. —Sólo falta hacer los videoclips y grabar una que otra canción... entre otras cosas. Tendré que viajar mucho.

Mi sonrisa se desvaneció rápidamente y miré hacía otra dirección. Él me notó extraña y luego giró mi rostro posando su mano en mi mandíbula para así mirarlo de frente.

—¿Todo bien, María? —Sonó algo preocupado.

—¡Claro, todo bien! —Soné lo más tranquila posible. Pero es obvio, no quería que se fuera lejos de mi. Sentía que ya dependía de él, lo cual me estaba asustando. ¿Qué tan rápido creció ese sentimiento?

—¿Segura? Sólo serán algunas producciones y volveré aquí. A Neverland —Sonrió— Tú eres muy fuerte, eres capaz de hacer cualquier cosa aquí sola.

—Tengo miedo —Respondí ronca.

—¿De Lisa? —Interrogó asombrado— No puedo creer que te dejes debilitar por esa mujer.

—Siento que esa... es capaz de hacer cualquier cosa, porque parece que el mundo gira a favor de ella, Michael —Dije exasperada— Tengo miedo, muchísimo miedo.

—María, aquí de lo único que debemos tener miedo es de una ira de Dios y no está presente, frente a nosotros —Añadió— Todo estará bien, porque Janet vendrá ocasionalmente.

Me quedé mirando fijamente a Michael, el tomó una de mis manos proporcionándome relajación y tranquilidad. Le sonreí y continúe desayunando. Cuando terminamos, yo me dirigí al jardín de atrás y él se fue al despacho nuevamente arreglar el viaje y todo lo que conllevaba el trabajo que le correspondía.

Fui a ver los dos cisnes negros que tenía, luego las jirafas y después el gran elefante que le regaló, su mejor amiga: Elizabeth Taylor. Las serpientes no me atraían mucho, en realidad me daban algo de fobia, después fui a visitar a Bubbles, que estaba algo sólo y empecé a platicar con él.

—¿Tú crees que sea conveniente que Michael se vaya? —Hablo y luego miro al simio. El no responde nada y sólo se queda mirándome mientras juega en las ramas de los arboles. Suspiro y luego sonrió —Seguro dirás que si. Lo conoces mejor que yo —Lo miro nuevamente y Bubbles se acerca y me toma la mano, lo miro con ternura y acaricio su cabeza.

~***~

Alrededor de las tres menos cuatro minutos, ingresé nuevamente a la biblioteca a leer un poco. Realmente estaba súper aburrida y me apetecía llenar mi cabeza de conocimiento por un rato. Mientras leía, poco a poco mis ojos se fueron cerrando. Quizás estaba agotada después de lo que pasó en la mañana. Cuando desperté eran las cinco con diez minutos, me encontraba en el cuarto, me levanté despacio y me fui a la sala principal.

—Ya despertaste —Dijo Michael, mientras cerraba un libro que tenía en manos para colocarlo a un lado— ¿Cómo dormiste, princesa?

—Bien —Respondí aún somnolienta y me acerqué, para depositar un beso en los labios.

—Qué bueno que dormiste bien. Ahora no podrás dormir en la noche —Carcajeo bajito.

—Lo dudo. Sabes que somos los reyes en la cama para dormir y eso está claro —Michael me miró sonriente y soltó tremenda carcajada.

—Cierto... tienes mucha razón —Contesto, posando un dedo en la punta de mi nariz.— ¿Qué hacemos hoy, en esta tarde que queda?

—¿Por qué no damos un paseo por el parque mientra vemos el atardecer, hasta que Celeste diga que la cena está lista? —Sugerí y me coloqué emocionada. Michael miró al techo, pensando la oferta que le propongo, luego me mira con una sonrisa enorme y acepta.

Se levantó del sofá y luego me tendió la mano para que tomara de ella. Yo acepté y tirando de mi, nos dirigimos hacía la salida. Ya pasando por el umbral de la puerta, pega un grito advirtiendo, que nos avisaran cuando la cena esté lista. Caminamos por todo el parque. Mientras caminábamos, él me abraza por los hombros y yo me aferro más a él.

—Quiero que antes de irme, tengamos un noche especial —se agachó un poco y murmuró cerca de mi oído. Eso me estremeció el cuerpo, que inmediatamente lo miré fija.

—Noche... especial... —Respondí tímidamente y sentía como todo mi cuerpo temblaba.

—Así es, pequeña —Contestó roncamente. Yo sólo me quedé callada, no sabía que más responder. Tenia una mezcla entre nerviosismo y emoción.

Comencé a jugar con mi cabello y luego coloqué uno de ellos detrás de mi oreja.

—Resulta qué... aún no estoy lista —Dije lo más sincera posible— No me siento preparada.

—Supongo que eso se da cuando se tiene que dar, ¿No?... Y en vista de que no aceptaste mi cena... —Dijo con un gesto serio.

—Michael, sabes perfectamente porque no acepté.

—Lo sé y lo entiendo —Respondió.

Ya eran las seis en punto. Él observó su reloj, se sacó su chaqueta y la colocó sobre mi.

—No quiero que pesques un resfriado —Dijo— Y luego me lo pegues a mi — Prosiguió divertido y luego me miró de reojo, esperando mi reacción.

Yo me quedé sería, callada y pensativa. ¿Era quizá, mucho el afán de qué Michael tuviera un bebé que estrechar en sus brazos? ¿Me dejaría después? Mejor dicho, tenía una duda tras otra y la visita de Lisa no ayudaba mucho que digamos.

—¿María? —Habló interrumpiendo mis oscuros pensamientos. Lo observé asustada y el acarició mi cabeza— ¿Todo bien?

—Eso creo —Susurré. Él giró, quedando frente a frente conmigo.

—María... ésta preocupación que tienes de que me vaya y todo esto, tiene una solución —él me mira fijo y yo me sorprendo ante sus palabras.

—¿Qué? —Interrogué confundida y ladee un poco la cabeza. —¿Una Solución?

—Sí, una solución —Afirmó y me miró tiernamente —Puedes irte conmigo, si te preocupa de que te pase algo o me pase algo a mi.

—No no no —Me negué ante su propuesta— Es trabajo, Michael. Mis problemas de histeria y paranoia no tienen que ver contigo y tu trabajo.

—¡Claro que si! —Insistió— Serás mi futura esposa, claro que tienen que ver conmigo.

—Michael yo... —Michael poso un dedo sobre mi boca.

—No digas nada. Tienes toda esta semana para pensarlo, porque la próxima me voy. Tengo que encontrarme con John Landis. —Comentó y luego me abrazó.

Sentía protección con su abrazo que me acobijaba y me alejaba de todos mis fantasmas de oscuridad. Era totalmente cierto que presentía que algo iba a venir, era peor que una tormenta o un huracán e incluso peor que esas dos cosas juntas. Era Lisa y los cosmos que conspiraban a su favor; porque con su visita de esta mañana, me dio a entender que ella mataría y comería del muerto, para obtener a Michael nuevamente, en la palma de su mano. Y eso, para mi, sería una película que rompería taquillera en su primer lanzamiento a cines. Claro, que si de películas sobre terror, suspenso o de obsesión hablábamos; ésta sería una cinta ganadora al Oscar.

¡Muchas gracias por leer la novela, espero sus comentarios, perdón si me demoré mucho en actualizar, estuve muy ocupada, espero que les guste mucho el capitulo, los amo!

Casados a la fuerza © [TERMINADA] #Sakura2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora