¿Por qué Dios?

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-Si Dios existe, y es tan poderoso como sus fieles dicen que es, entonces, ¿por qué permite tantas guerras? ¿Por qué permite tantas muertes a diario a manos de cualquier objeto físico capaz de asesinar? ¿Por qué no brinda alimento al hambriento que le reza diurno y nocturno? ¿Por qué tantas lágrimas, dolor, y desesperanza? -Dijo el hombre inculto de sus palabras- ¿Por qué no me escucha cada vez que le rezo desesperado por no saber qué hacer?

-Dios si te escucha hijo mío. -Hablando como un cura cualquiera lo haría, antes de sacar a relucir lo crudo de sus palabras- Sólo que hay cosas que individuos como tú no son capaces de entender. Vuestro padre, nuestro padre, nos dio a todos la capacidad de hacer lo que se nos venga en gana; fácilmente puedes tomar un cuchillo de la cocina y asesinarme mientras duermo, asesinarme por dejarte llevar por el impulso de la rabia, del odio, pero en vez de esto, lo controlas, ¿cierto? ¿Y por qué lo controlas? Porque sabes que está mal, porque muy en el fondo sabes que eres buena persona y lo menos que quieres para un alma ajena es causarle dolor, por el simple echo de que tu conciencia rectifica que está mal. Entonces, ¿por qué juzgas a Dios por actos humanos? En la guerra, francotiradores matan a niños como si fuesen ganado para cocinarlos en diciembre. ¿Que pasaría si a esos francotiradores se les inculca lo que a nosotros se nos ha inculcado? ¿Que pasaría si esos francotiradores no asesinarían a esos niños por la misma razón por la que tu no me asesinarías mientras duermo? ¿Es culpa de Dios que los hombres de la guerra tengan un corazón de mierda, que no les importe asesinar y causar miedo, dolor, pánico, terror y crear mas odio entre nosotros mismos, cuando él nos dio la capacidad de hacer lo que queramos? ¿Es culpa de Dios que el hombre se deje amoldar malignamente en vez de crecer para ayudar y ser benévolo? No, es culpa de el hombre mismo.

-No justificas por qué hay tanta hambre en el mundo. -Replicó, con el orgullo mas alto que su intelecto.

-Volvemos a lo mismo, niño. ¿Por qué en vez de pedirle a Dios que le de comida a los hambrientos, no te acercas tu a un hambriento y le das de comer? Dios nos dio la capacidad de recibir, pero no olvides que también nos dio la capacidad de dar. La tristeza la causamos nosotros, el dolor lo causamos nosotros, la desesperanza la creamos nosotros. Si en vez de fijarnos sólo en deudas, problemas y todo lo que se ve opaco y se vuelve rutina, y apreciáramos el regalo de la vida; si en vez de quejarnos, sonriéramos. El poder ver una noche estrellada, el poder sentir el sol en nuestro rostro, el poder oír la primera vez que nuestros hijos articulen su primera palabra, el saber que estamos vivos, que estamos bien, que con tanta gente que hay pasando trabajo ahí afuera, nosotros tenemos techo, cama y tres comidas diarias. Dime, ¿de qué te quejas? No hay que ser Dios para alimentar a un hambriento, ni tener mucho para calmar la sed del sediento, sólo hay que querer ayudar a quién lo necesita, precisamente, ser humano. El nos dio vida, recae en nosotros qué hacemos con ella, si la usamos para el bien, o la usamos para el mal. Entonces, ¿realmente es culpa de Dios?

Escritos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora