Terminado de arreglar mis cosas, en una fría mañana del 17 de noviembre de 1991. Llamo a mi amiga Sofía a comunicarle que iré a Nueva York y que si existía la posibilidad de que me diera hospedaje hasta que obtuviera un empleo decente. No quise entrar en detalles sobre lo que estaba pasando en realidad, ella sin duda alguna aceptó inmediatamente.
—Bien, es hora de partir. —Dije sin más. En la noche anterior Michael no se reportó para nada. Mi vuelo estaría a las seis de la tarde aproximadamente.
No había vuelta atrás. Los boletos estaban comprados, todo estaba hecho y pues así tenía que ser. Lisa, quizás gozando de su nueva victoria. Las ironías de la vida, pierde lo que era de ella, consigue dueño y luego lo reclama. Vaya... interesante. Muy interesante.
Claramente estaba angustiada y totalmente destrozada. Todo era muy injusto, porque estaba haciendo las cosas bien por una vez en mi vida y precisamente me pasa esto a mi. No tenía palabras pasa describir el dolor que me provocaba ésta situación... era agobiante.
Me la pasé platicando con Janet. Me cuenta que estaba muy ilusionada con lo que había logrado Michael desde que se enamoró de mi, pero que no tenía el valor suficiente para enfrentar a su padre y hacerlo caer en cuenta. No la culpo, ahora estamos en una tormenta y hay que dejar que las aguas de calmen un poco. Resignadas a más no poder, cortamos el tema y preferimos salir a dar un pequeño paseo antes de marcharme de aquél lugar. No sabía que me depararía el destino, sólo quería que ésta pesadilla acabara lo más rápido posible.
—Bonito lugar el que ha creado mi hermano, ¿No crees?
—Si... sin duda alguna, es el mejor.
Las palabras no fluían. Todo era tenso e incomodo, o por lo menos para mi lo era. Sentía una opresión en mi pecho, sólo quería gritar hasta que se me desgarra el gañote, pero era imposible. Janet se veía desconcertada. Simplemente no había palabras para expresar el como se veía ella; sin embargo, ella no veía como me sentía yo.
Otra vez a lo mismo... el mismo infierno, la misma alma en pena y los mismos problemas. Todo porque el señor Joseph Walter Jackson lo quiere así y porque así tiene que ser. Curiosamente la mamá de Michael no intervino en esto, de hecho ni sé cuál su opinión al respecto. Ayer cuando vino su padre, no le estaba acompañando su querida esposa, la señora Katherine Esther Scruse. El punto es que todos, menos Joe y Lisa, estamos sufriendo por lo que está pasando. Janet me mira y me ve pensativa. Me saca del trance de todos los pensamientos posibles que pasan por mi cabeza.
—Te molesta todo este asunto, ¿Cierto?
—Claramente. Lo menos que quiero es irme de aquí —Bajo la cabeza y siento como mis ojos se nublan una vez más.
—Algún día cambiará esta situación. —Janet posa una mano sobre mi hombro y lo acaricia dulcemente.
La miro implorando ayuda, auxilio y algo de piedad. Grito internamente porque el dolor es insoportable, ¿quién se iba imaginar que esto iba ser tan tedioso y molesto? Nadie. Ni yo en mis más locos y remotos sueños... o más bien pesadillas.
-***-
Cayó la tarde; sin embargo no era hora de irme. Me encontraba almorzando. Michael me preocupa, aún no ha bajado de su cuarto desde la noche anterior y no sé si ha probado bocado. Estoy tan centrada en como solucionar éste problema pero olvido lo demás.
—¿Karlota, Michael a desayunado o ha comido algo por lo menos hoy? —Pregunto con angustia. Karlota niega y resoplo desesperada.
Maldita sea la hora en que Lisa pisó esta casa —Internamente siento que algo me quema por dentro — ¿Por qué tienen que pasar estas cosas, Dios mío?
Dejo que Karlota siga con su labor y trato de comer aunque sea un poco. Sinceramente no tengo apetito, pero este problema no me puede ganar. No ahora. Tengo que ser fuerte.
Una vez que terminé con la cena, me levanto y voy directo al cuarto donde Michael. Misteriosamente y también agradecida veo que está la puerta sin llave, ¡Enhorabuena! Entro lentamente y el cuarto se ve frío y sombrío. Busco por todos lados y no veo nada, ¿está vacío? Giro completamente y me encuentro a un Michael arrinconado y afligido. Me acerco lentamente y me acuclillo. Veo sus ojos levemente hinchados y está abrazando algo. Lo tomo con delicadeza y lo miro detallamente. Me sorprendo cuando veo que es una foto de nosotros dos. ¿cuándo nos hemos sacado esta foto? Seguro fue de infragante y ni cuenta me había dado. Poso una mano sobre su mejilla y beso sus labios. Sus labios de miel. Él despierta lentamente y cuando me ve, de golpe me abraza.
—¿Michael? —Me sorprendo por su abrazo tan repentino.
—Soñé algo feo, María.
Oh mi Dios... ¿Algo feo? No puedo creer que enserio crea que lo que está pasando ahora mismo, él piense que es mentira. No, no quiero ver eso. Me separo de él y lo tomo de las manos.
—Lamento decirte que ese sueño, es real —Como si pudiera leer la mente, le confirmo que lo ha soñado es real.
Me pongo de pie y camino por todo el cuarto. Me abrazo a mi misma y doy unas cuantas plegarias para poder aguantar este dolor que cada vez que lo recuerdo cada minuto de este último día que lo veré, no me agobie más.
—¿Entonces, enserio... te irás? —Pregunta Michael con hilo en su voz. Yo asiento y lo miro por un largo tiempo.
—En verdad, lo siento. —Agacho la cabeza.
Las palabras no cabían en esta habitación. Las miradas decían más y los sentimientos conectados de uno al otro explicaban los entristecidos y agobiados que estábamos. Sólo nos sentamos en la cama, a mirar a la nada. Una pared blanca y vacía. Tan vacía como el dolor que sentíamos en ese preciso instante. Horas que parecía que pasaran rápido y la vez lento. Tan cerca pero después tan lejos. Sólo "disfrutábamos" ese momento juntos y por última vez. Hasta que llegó la hora. El sonido de un claxon, nos hace salir del trance en el que estábamos, nos colocamos de pie y miramos hacía la ventana echando la mirada hacía abajo. Era el carro que me iba acompañar. Nos miramos por última vez, nos abrazamos y bajamos juntos para la sala principal. ¡Vaya sorpresón! Joseph en casa de Michael de nuevo, que genial. Sólo falta que traiga confeti, globos y cuantas cosas más de tipo fiesta para celebrar su victoria para él y nuestra tragedia para Michael, para Janet y para mi. ¡Felicidades Joe! Le daré un premio. Cuanto recapacite. Tomo mi maleta y voy directo a la puerta pero me choco con unos ojos cafés que me imploran a gritos que no me vaya. Pero claramente, es imposible.
¡Chicaaaas! este es capítulo de hoy... Me he armado tremendo problema con esta novela. Tengo transcribir de nuevo los capítulos para que vayan acorde a la trama... Así que ha disculpan. Alguna confusión o algo, mensaje privado. Gracias. No olvide comentar y votar ¡Os quiero!
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Casados a la fuerza © [TERMINADA] #Sakura2019
Romance"No podía verlo, me daba ira máxima, con sólo sentir su presencia". Lo que ella no caía en cuenta, es que del odio al amor, sólo hay un paso. María, la criada mas joven de la mansión Neverland, donde actualmente vive Michael Jackson, el famoso c...