The date

780 66 16
                                    


Capitulo nueve: The date

En el juego de perseguir o se perseguida, el del gato o ratón, nadie decía que los papeles no se podían intercambiar, porque si fue Clarke la que acechó a Lexa para conseguir acercarse a ella, ganarse su confianza y hacerla cambiar de opinión para su propio interés, ahora era ella la perseguida.

Perseguida por su mentira, por aquella interpretación que pensó estaba llevando a la perfección, pero al igual que en una película, Clarke no era más que un actriz siendo dirigida por un director, cada uno de sus movimientos, de sus acciones y palabras estaban siendo dirigidas hacia un final, uno donde ella no ostentaba el verdadero poder y hasta ahora no se daba cuenta de ello.

-Clarke...-susurró Lexa a la espera de una respuesta-.

-Tengo una idea-expresó la rubia levantándose de la cama-.

-¿Qué?-.

-Vámonos a San Diego-respondió agitada-.

Lexa se levantó también y dio la vuelta a la cama para quedar frente a ella.

-Clarke... sé que quizás no es la forma en la que quieres regresar, sé que con tu talento no necesitas mi ayuda pero esto...-.

-Dale, vámonos a San Diego...-insistió la rubia actriz-.

La Comandante bajó la cabeza, quizás Clarke necesita algunos días para pensarlo, quizás la había tomado de sorpresa y no sabía cómo tomárselo, tal vez la había ofendido con su ofrecimiento.

-¿Y qué le digo a Titus?-preguntó la militar-.

-Nada, no le digas nada...-respondió- Iré a darme una ducha, piensa lo San Diego, podemos pasar por tu casa a recoger algo de ropa y ya está...-agregó con una impresionante velocidad y aceleró el paso hasta su baño-.

Cerró la puerta tras de sí y se apoyó en ella deslizándose lentamente hasta quedar sentada, cubrió su cara con ambas manos.

¿Qué se supone que haría ahora?

Había visto brillar los ojos de Lexa hablándole sobre su propuesta, con esa sonrisa complaciente, porque entendía que quería ayudarla, lo habían hablado muchas veces antes y nunca había guardado ante ella sus ganas de regresar a la actuación, a grabar películas, a todo ese mundo que hace unos años le cerró las puertas sin un pisca de remordimiento.

Pero no podía decirle que sí, de eso estaba segura, por mucho que insistiera Lexa no podía decirle que sí.

Se levantó y dio el agua caliente, se deshizo de la bata y el camisón dejando que el agua que se llevara todas sus culpas, aunque sabía que le estaba pidiendo demasiado a ese líquido vital que con éxito podía limpiar su cuerpo pero no haría lo mismo con su alma manchada de malas decisiones.

Quizás esa excusa que usó para desviar el tema en realidad era una buena idea, ir a San Diego y estar con su madre podría ayudarla, sus consejos siempre le habían venido bien y quizás lejos de la ciudad, Lexa lo podría olvidar, sería difícil pero podría mantenerla distraída, ganar algo de tiempo, mientras conseguía hablar con Titus Flame, porque ese hombre la iba a escuchar y la iba a escuchar en serio.

Cuando salió la Comandante estaba sentada en su cama mirando la televisión.

-¿Y? ¿Ya decidiste?-preguntó la actriz-.

Lexa levantó la mirada se veía seriamente contrariada.

-Creo que podría hacerte la misma pregunta-.

El ProtagónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora