Ansiedad social

Prologo

Prologo

¿Alguna vez se han preguntado qué es el amor? ¿Es solo un sentimiento? ¿Un impulso carnal? ¿Algo que cambia con el tiempo? ¿Qué ocurre cuando alguien teme tanto descubrirlo que no logra entender lo que realmente es? Se niega a explorarlo, se esconde en su caparazón, protegiéndose de cualquier daño. Hay personas, hermosas como cristales, que eligen el anonimato por temor a romperse.

"Soy como un cristal: hermoso, delicado, frágil", me confesó una vez mi mejor amiga. Esa frase la define completamente. Recuerdo ese día con claridad: sus ojos llenos de lágrimas mientras desnudaba su alma y me contaba su historia. No fue fácil lograr que se abriera. Pero en ese momento, le prometí mi lealtad, y así nos convertimos en mejores amigas. Sin embargo, nuestra amistad nunca fue sencilla; a menudo, ella huía de mí cuando intentaba acercarla al mundo.

Deseaba que superara su dolor, que confiara en mí, que entendiera que cada final es el preludio de un nuevo comienzo. Quería que las sonrisas iluminaran su vida y que dejara atrás las sombras que la mantenían aislada. Sabía que su tendencia a evitar el contacto con los demás la sumía en pensamientos oscuros, en una tristeza constante.

Al principio, pensé que estaba un poco loca. Con el tiempo, comprendí que su ansiedad tenía raíces profundas. No estoy segura si era ansiedad social, pero cuando mi terapeuta lo mencionó, algo hizo clic. La muerte de su madre, el rechazo de su padre, y otros golpes de la vida la habían marcado profundamente, erosionando su resistencia. Pero me tenía a mí. Hice todo lo posible por ayudarla, siendo extremadamente cuidadosa. Sin embargo, cometí un error una vez, y fue entonces cuando entendí cuán frágil era. Esa frase, lejos de ser vacía, reflejaba su verdadera esencia.

Un día, me hizo una pregunta: "¿Sabes realmente qué es el amor?" Solo una persona se lo había mostrado: su madre. "Eso hacen los padres", le respondí. Pero al recordar lo sucedido con su padre, no pude contradecirla cuando me dijo que eso no era cierto. Yo no recuerdo el amor de mis padres; nunca los conocí. ¿Cómo podía refutarla? Esa es una de las razones por las que me sentía tan frustrada con ella. ¿Cómo es posible que una huérfana como yo pudiera llevar una vida relativamente normal y ella no? Pero la verdad es que todos somos diferentes; algunos más fuertes, otros más frágiles. Nunca la juzgué por ello, hasta que nuevas personas entraron en nuestras vidas, especialmente una. Fue entonces cuando decidí enfrentarla, hacerla ver las ilusiones que la atrapaban, incluso a riesgo de perder su amistad.

Una sola persona bastó para que comenzara a cuestionar el verdadero significado del amor. Ese concepto que tanto complicaba su existencia, que la aterrorizaba, debía descubrirlo por sí misma. Así que solté su mano, permitiendo que otra la tomara. Y aunque no me agradaba del todo esa persona, hice lo necesario para que no se perdieran el uno al otro.

¿Acaso alguien realmente sabe cuál es el verdadero significado del amor?